La coordinadora de la Diplomatura de Turismo de la Universidad San Pablo CEU de Madrid, Blanca García Henche, asegura que los precios de los productos turísticos, tanto hoteleros como de oferta complementaria, han aumentado tanto en los últimos años que España ha dejado de ser competitiva frente a destinos más baratos del entorno mediterráneo, como Túnez, Turquía, Chipre o Malta.
La única salida que le queda al sector turístico nacional es promocionar otros atractivos al margen del sol y la playa, como "está haciendo Turespaña con bastante éxito", asegura García Henche.
"Tanto para el mercado nacional como para el internacional España se ha convertido en un destino caro", asegura la profesora de Turismo de la CEU, quien asevera que la ventaja competitiva que poseía España como destino turístico, esto es, los precios con respecto a otros países, se ha ido perdiendo con la subida escalonada de éstos, en alojamiento, hostelería y restauración. "Es muy caro comer fuera del hotel o tomarse algo en el chiringuito de la playa", advierte la experta que considera, además, que el alza de los precios está provocando "que las noches de estancia se reduzcan".
Nuestros competidores
Así que hay destinos que nos están quitando cota de mercado, como Turquía o Túnez, países que tienen cada vez más hoteles de 4 o 5 estrellas, "con los que no podemos competir" en precio. Henche afirma que ello repercute en la afluencia de turistas de los mercados emisores más importes. "Se nota que Alemania ya no es el principal mercado emisor, y los turistas de Reino Unido se están yendo a Portugal", comenta.
En España hay muy poco viaje con "todo incluido", según Henche, como el que ofrecen países del Caribe, salvo en Canarias. "No se dan muchas licencias de "todo incluido" para que todo el mundo gane. Además el turista nacional no lo demanda, precisamente porque le gusta salir y tomarse algo o comer fuera". Pero al subir los precios de la hostelería y de la oferta de ocio, el turista empieza a estudiar con más detalle dónde irse de vacaciones, con lo que España pierde capacidad de competencia. "Soy una viajera empedernida", dice Henche, "acabo de llegar de Alemania y me he dado cuenta de que es más barato que quedarse aquí de vacaciones".
Entonces tenemos competidores con menores precios y productos nuevos en el entorno mediterráneo, como Malta o Chipre, que ofrecen viajes con hotel por 400 euros, contra lo que "no podemos competir". "Podemos competir por tema de seguridad o por tener experiencia como destino, o por la oferta complementaria y el número de servicios", aclara Henche, pero no en cuanto a precios.
Hay que tener en cuenta, insiste la profesora, que "el dinero es una variable muy importante para decidir las vacaciones". Por ello países que han entrado en crisis y que han devaluado su moneda, como es el caso de Argentina, están subiendo en demanda porque resultan más baratos.
El menor afectado por la crisis
A pesar de esta descripción de la realidad española, García Henche considera que el sector del ocio es uno de los menos afectados por la crisis financiera internacional, ya que los españoles no renunciamos al turismo, "por nuestra cultura mediterránea de disfrutar día a día". Eso sí, disminuye el número de días de vacaciones, si bien el efecto de la recesión no se va a notar este año porque "los turoperadores ya habían comprado los plazas en los hoteles el año pasado", pero sí apunta a que podrá notarse el año que viene, si la situación económica sigue así. Probablemente se va a notar en hostelería.
"Lo que pasa es que en este país nos quejamos cuando el problema está ya aquí", insiste Henche. "Si un menú del día cuesta 20 euros, o ¿cuánto cuesta un helado?... los precios de productos turísticos han subido mucho con respecto a lo que el turista está dispuesto a pagar."
"Lo bueno de España es que tenemos una oferta muy amplia, tenemos de todo. El problema es centrarse en un único producto, hay que cambiar de estrategia y vender otros productos turísticos". En este sentido la responsable de Turismo de la CEU afirma que Turespaña está haciendo un esfuerzo notable para diversificar la imagen en el extranjero y "con bastante éxito". Henche destaca el crecimiento turístico de Madrid, como destino de turismo urbano, o los esfuerzos de ciudades como Málaga o Valencia para atraer visitantes, o los de Illes Balears por alargar la temporada con nuevos productos.
El perfil del turista cambia
Henche también habló para HOSTELTUR de los cambios que está sufriendo el turista tipo español. A pesar de la predilección por la playa y el sol, está creciendo el número de viajes independientes, de viajes de fines de semana a las grandes capitales europeas, y algunos se atreven con países exóticos, aunque éstos suelen "ir por su cuenta". Además el que viaja a países lejanos y alternativos, como los asiáticos, es "un turista con un nivel cultural distinto y es un segmento pequeño", además del que más gasta. En este tipo "los catalanes van a la cabeza".
En cuanto al turista nacional está todavía muy asociado al turismo de playa, "por eso no sale mucho al exterior", sino que sigue prefiriendo territorio patrio. Pero ha cambiado los lugares. "Están bajando los destinos como Comunitat Valenciana o Costa del Sol, que son más maduros", por los emergentes como Cádiz o Huelva, "donde hay menos explotación". Los españoles empiezan a huir de la masificación y buscan nuevos destinos, bien de playa o donde puedan disfrutar de alternativas de ocio, deportes de aventura, golf, etc.
También resalta la importancia de renovarse, la necesidad que tiene el sector de adaptar sus medios a los nuevos hábitos de reserva de los clientes. "Hay más gente que reserva por internet, que contrata las vacaciones de forma directa. Hay que mejorar las webs, ofrecer reservas online, traducir las webs a varios idiomas", aconseja la profesora.
Carolina Sánchez Velasco (economia@hosteltur.com)
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