Alitalia despegó ayer como una nueva compañía aérea, con nuevos propietarios y un socio extranjero, Air France KLM, y una operativa más eficiente, pero no consiguió dejar atrás los problemas con sus trabajadores, que al igual que en la etapa anterior de la empresa, obstaculizaron este martes el funcionamiento de la aerolínea italiana; mientras su responsables recibían una última solicitud de Lufthansa para detener el trato con Air France/KLM.
Las asambleas de trabajadores que se celebraron en los aeropuertos milaneses de Malpensa y Linate propiciaron varios retrasos y cancelaciones de vuelos que, según reporta la prensa italiana, iban con una ocupación media.
En Linate, lo que en un principio eran retrasos en la salida de los vuelos terminó convirtiéndose en cancelaciones de una decena de servicios aéreos con salida y destino en el aeródromo milanés, cuyos responsables están exigiendo ser uno de los hubs de la nueva Alitalia.
En Malpensa, el personal de tierra de la compañía y de la SEA, la sociedad gestora de los aeropuertos milaneses, se reunió en torno al área de facturación, impidiendo su normal funcionamiento, haciendo una petición similar y que los aeródromos de Milán no queden en desventaja con respecto a Roma Fiumicino.
Todas estas protestas no impidieron que despegara a las 05:10 GMT el primer vuelo desde Malpensa con destino a la ciudad brasileña de Sao Paulo, en el que viajaban poco más de sesenta personas de una capacidad de unas 300 plazas.
Por otra parte, según los responsables de la nueva Alitalia, Lufthansa les envió ayer "in extremis" una carta en la que pedían que frenaran la oferta de Air France KLM de 322 millones de euros por su entrada en la compañía, algo que finalmente no se hizo.
HOSTELTUR (transportes@hosteltur.com)
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