La economía de las ideas de John Perry Barlow
Publicada 29/09/09
Para Barlow la economía tradicional se basa en una premisa fundamental: la escasez. Algo es valioso si es escaso, si hay poca cantidad de ese bien. Se produce entonces un entorno de constante competencia en el que la búsqueda del beneficio está necesariamente seguida de la pérdida de ese beneficio por alguien. No hay para todos, y eso es lo que lo hace valioso.
La idea no es nueva. Ya en el plano filosófico los existencialistas hablaban de la libertad como territorio de luchas y límites. Así, mi libertad estaba siempre limitada por la libertad del otro, yo no puedo coger el coche que deseo porque seguramente pertenezca a otro, que tiene la libertad de disfrutarlo. Esto crea una situación de desasosiego en el individuo que limita su capacidad de desarrollo.
Efectivamente la economía de la escasez genera estos estados de desasosiego y alteridad que en muchos casos limitan la capacidad de desarrollo del entorno en el que se encuentran. Por el contrario la economía de las ideas se desarrolla en entornos de abundancia, como la Red. Internet demuestra que hay lugar para la abundancia de elementos de valor. Y el caso de las ideas es paradigmático.
Una idea no sirve absolutamente para nada si no se comparte. La posesión de la idea, sin más, carece de valor, por lo que al compartirla se crea una inercia que hace que se configure un entorno de abundancia colaborativa adecuado para mejorar y potencialmente aumentar la innovación y el conocimiento.
Para Barlow la idea no perderá valor porque se difunda a muchas mentes, al contrario, ganará valor, y esa es la diferencia entre la propiedad intelectual y la propiedad física. Como dice Barlow, ?si tengo un diamante, es muy valioso porque es escaso. Pero si todo el mundo sobre la tierra tiene un diamante, éste ya no tiene valor. Con una idea ocurre justo lo contrario.?
En definitiva, la economía de la abundancia parte del bien común, del uso que se hace de los supuestos bienes, antes considerados escasos pero para los que ahora se crean entornos de abundancia y donde la ausencia de esa escasez ofrece un valor evidente no ya al bien, sino al entorno entero.
Juan Sobejano (juan.sobejano@hosteltur.com)
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