El líder perfecto
Publicada 21/12/09
A veces me preguntan cómo puedo escribir un artículo diario. De dónde me salen los temas, de dónde saco el tiempo, cómo hago para repetirme lo menos posible. Pues la verdad es que en ocasiones hasta yo mismo me lo pregunto. Hoy por ejemplo, 21 de diciembre, lunes y yo aquí, a la 1 de la madrugada iniciando este artículo. Un artículo que iba a tener una temática, pero la televisión me lo ha hecho cambiar.
El caso es que se está emitiendo por la Sexta El Aprendiz, un concurso en el que varios candidatos luchan por demostrar que ellos son los mejores líderes de equipo a través de la gestión de una serie de proyectos que les son asignados. Por otro lado Cuatro acaba de emitir Desafío en Himalaya, donde Jesús Calleja dirige a una serie de novatos en una expedición para subir una montaña de más de 6.000 metros. Las diferencias son muy notables, y reflejan la diferente mentalidad de os formas de entender la gestión de proyectos.
Se siente en El Aprendiz una atmósfera de competición constante, un enfrentamiento en ocasiones hiriente, un escenario de suma cero, puesto que el triunfo de uno de ellos es a costa siempre del fracaso de otro. En cambio en Desafío en Himalaya se nota un proyecto de cooperación, en el que los enfrentamientos debilitan al equipo y se tratan de gestionar, en el que no hay escenario de suma cero porque el objetivo es que todos ganen.
Pero si hay algo muy interesante en la visión de líder que transmite Calleja. Lo primero que se observa es un control absoluto de sí mismo, un estado permanente de tranquilidad incluso en las situaciones más difíciles que es capaz de transmitir a su equipo. La gestión del día a día es fundamental en un proyecto, y eso Calleja lo hace a la perfección, porque además de controlarse a sí mismo controla su entorno. Así se adapta perfectamente a cualquier situación anticipándose a las posibles consecuencias. Nada más empezar sufren la pérdida de un burro y parte del equipo. Podría haber echado la culpa perfectamente a los porteadores por haber calculado mal el peso que podía transportar cada burro, en cambio tranquiliza a los porteadores conocedor de la situación y de que queda mucho viaje por delante que hay que compartir.
La relación con los novatos no se basa en favoritismos, sino que todos son tratados por igual, sin buscar ni fomentar la existencia de preferidos y por lo tanto de tensiones internas. Esto es fundamental en un entorno de trabajo y en la gestión diaria, puesto que ayuda a articular los distintos egos dentro de una organización y en pos de unos objetivos.
La gestión de conflictos y crisis es también fundamental. Calleja lo hace con un toque de humor y nunca criticando al que ha provocado la crisis. De este modo no personaliza los conflictos y es capaz de enfocarlos desde un punto de vista constructivo. A eso se añade la cesión de autonomía que se da a los miembros del equipo, con atribuciones en ocasiones que pueden parecer superiores a sus capacidades pero que en cambio están perfectamente medidas y ofrecen la posibilidad de gestionar la propia contribución al equipo.
La visión de un líder ha de ir más allá del corto plazo, ha de buscar el objetivo a más largo plazo, con una visión más integradora y amplia, creando pequeños objetivos inmediatos que ayuden a incentivar el día a día, sólo así conseguiremos un proyecto ilusionante.
Juan Sobejano (juan.sobejano@hosteltur.com)
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