Ayudas que conducen a la ruina o la parábola de los ciegos
10 febrero, 2014 (15:37:45)
Ayudas que conducen a la ruina o la parábola de los ciegos
En reacción inmediata a la lectura del artículo de Ignacio López, Subastadeocio: “Ayudamos a los hoteles en su temporada baja” publicado en TecnoHotel del 2 de febrero de 2014, me vino a la mente la parábola de los ciegos, y escribí el siguiente comentario:
“ Posiblemente “Subastadeocio” se merezca todos los premios recibidos, y sea un magnífico negocio para sus creadores, sin embargo me pregunto si “la ayuda a los hoteles en su temporada baja” representa una ayuda al logro de una razonable rentabilidad, o es un empujón más hacia el concurso de acreedores.
Muchas veces he recibido ofertas de operadores turísticos y consejos de empresas interesadas en colaborar con el hotel que dirigía, para trabajar más (tener más ocupación), y siempre he contestado que mi meta no era trabajar más, sino ganar más, para poder sacar el hotel adelante, aunque fuese trabajando menos.
Siempre he pensado que para arruinarse un hotel no necesita demasiada ayuda, en la mayoría de hoteles saben hacerlo solos, con altos niveles de ocupación, la solución reside en encontrar la estrategia para trabajar mejor, y poder garantizar ganar lo necesario con la menor ocupación posible.”.
La verdad es que tanto la lectura del artículo como las ideas que iban surgiendo según iba escribiendo el comentario, han ido dando forma a este nuevo post, al contrastar una vez más, como en la industria del turismo, se ha ido dando valor durante muchos años, a la parábola de los ciegos, que ya dio pie al post “Los consultores somos la solución o formamos parte del problema” publicado el 3 de mayo de 2009.
Durante más de cuarenta años he oído a los responsables de más de una empresa de programación y a los programadores de éstas,que los hoteleros no saben lo que necesitan, y que ellos no son profesionales del sector para saber cuáles son esas necesidades.
Así durante los años setenta y ochenta se van creando un gran número de programas de gestión hotelera, en base a las ideas que van recibiendo de unos y otros, en demanda de cambios sobre los ya existentes, que van mejorando lentamente la calidad de los mismos, como consecuencia de un problema derivado de la falta de estandarización de los procesos existentes en cada empresa, y de las necesidades que debían ser cubiertas con aquellos programas, sin que las limitaciones de uso con las que iban creando fuesen fácilmente solucionables, ya que resultaba más fácil para los programadores crear un programa totalmente nuevo, que introducir las correcciones necesarias en los ya existentes, para introducir nueva información en los mismos.
A lo largo de los años setenta y ochenta, tuve una constante falta de conformidad con los programas de gestión que me ofrecían para instalar en los hoteles que dirigía en cada momento, dado que era mayor la información de que disponía con los sistemas manuales de “main courant” y fichas,y el hecho de que aquella información era más fácil de explotar que la derivada de los listados cerrados de aquellos programas iniciales, me hacía pedir a los programadores la posibilidad de acceder a bases de datos abiertas, de las que pudiera trasladar la información que en cada momento pudiera interesarme a hojas de cálculo, que permitiesen un análisis en profundidad, sin tener que estar sujeto a la permanente visión de interminables listados, ideados por los programadores, que sin conocimientos de la gestión en la mayoría de casos, sin validez práctica alguna.
Es a lo largo de los años noventa que empiezan a aparecer programas abiertos, que permiten trasladar la información de las bases de datos a hojas de cálculo que pueden facilitar a cada gestor obtener la información que en cada momento pueda interesarle, sin verse sujeto a la necesidad de estar sometido a los largos listados de los programas anteriores, pero que sin embargo, siguen generándose sin que nadie sepa muy bien con que finalidad, como consecuencia de la queja de los programadores a que hago mención en párrafo anterior “los hoteleros no saben lo que necesitan”, hecho que queda de manifiesto con la simple constatación de lo que ocurre con la rentabilidad de la actividad hotelera a lo largo de los últimos veinte años, en claro e importante “aumento negativo” de la misma, si utilizamos las expresiones puestas de moda por políticos y consultores de múltiple signo, en detrimento de la claridad de nuestro rico lenguaje, para no tener que decir que “estamos metiendo la pata hasta el corvejón”, arruinando la que por el momento sigue siendo la primera industria nacional, y la única que, por el momento, podría ayudarnos a salir de una crisis que no tiene otra razón de ser, que la codicia de unos y la falta de ética y honradez de otros.
Así que no puedo dejar de pensar en la parábola de los ciegos, cuando leo tantos artículos y escucho tantas conferencias, en las que aprovechando el hecho de que la mayoría, de los lectores de los artículos y de los asistentes a las conferencias, creen que saben menos que los escritores de los primeros y los ponentes de las segundas, tratan de seguir sus directrices, sin que en su incapacidad de detectar la realidad, por falta de análisis de la situación que viven sus empresas, todavía no han sido capaces de adaptarse a los cambios de paradigma que han experimentado la economía mundial y las nuevas tecnologías, y como consecuencia de los mismos, la actividad del turismo, tanto de nuestro país como a nivel mundial.
Espero que esta crítica ayude a pensar a alguno, si es posible que un país que se creía desarrollado y quería liderar el turismo, puede intentar hacerlo con políticas “low cost”, si siendo uno de los países del mundo que acoge a más turistas por habitante, puede aumentar el flujo de esos turistas sin afectar de forma negativa al medio que un día sirvió para atraerlos, si en un mundo en el que ha crecido la pobreza, y está previsto que, ésta, aumente a lo largo de los próximos años, es lógico enfocarse hacia el cliente objetivo que más va a sufrir las consecuencias de la misma.
Autor: Miguel Angel Campo Seoane
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