Del sobreturismo a la turismofobia: Calidad y competitividad turística
30 agosto, 2018 (05:25:03)Es verdad que en especial este año, se está hablando mucho en diferentes medios y por profesionales y académicos, hasta incluso parte del empresariado hotelero (Estos mucho menos, la verdad), sobre los impactos negativos que está teniendo el denominado #sobreturismo (#overtourism) y la turismofobia en el comportamiento de la demanda y la reacción de la oferta.
Desde hace décadas el éxito en el turismo se mide por el número de turistas que pernoctan en un destino, y cuanto más sea este número mejor, es decir la posibilidad de morir de éxito es más que evidente.
Sin pecar de posible egoísmo, sigo manteniendo la versión que cada segmento de oferta tiene una respuesta en la demanda y viceversa. Por tanto el turismo de masas, más enfocado al turismo vacacional de sol y playa, denostado muchas veces por su etología en destino, aunque aparentemente pueda decirse que es sobreturismo, lo cierto es que no sufre de ese mal, a pesar de la cantidad de turistas por metro cuadrado y en el mismo tiempo, que soporta su espacio físico y social.
Quiere decir que a pesar de la cantidad de turistas en tiempo y espacio, en cualquier otro territorio provocaría un rechazo tanto de la comunidad anfitriona, como de gran parte de la demanda que no encuentra satisfacción por su falta de calidad de experiencia, en estos destinos, y sin embargo no se produce la temida y poco entendida #turismofobia.
Me reafirmo, que lugares emblemáticos del Mediterráneo, como Benidorm, son espacios que responden a motivaciones y expectativas de una mayoría de turistas vacacionales y en definitiva es la salvaguardia ecológica del resto del territorio y de una región.
Sin embargo cuando hablamos de otro tipo de destinos, ya sean urbanos, como Barcelona, Venecia, Dubronik y un largo etcétera, el sobreturismo o saturación turística (Cuando excede la capacidad de carga física y emocional del destino), conlleva necesariamente a una fobia hacia los resultados o impactos negativos de esta actividad, mal gestionada. Es decir falla el modelo y esto puede empeorar y convertirse en otro tipo de fobia al turista generalizado, #turistofobia.
Pero esto ocurre en muchas áreas naturales protegidas, con fácil acceso por carretera, en playas como las de Tailandia y otros lugares de Asia o México, donde no les queda otra que cerrarlas al turismo y así podríamos seguir con más ejemplos.
En muchas ocasiones, el denominado turismo de naturaleza, y su segmento más difundido el ecoturismo, puede provocar algo similar, pero claro ni la fauna ni la flora protestaran, pero su impacto es tan fuerte que cambia la etología y el hábitat de muchas especies, ya que este tipo de turistas quieren percibir o mejor dicho experimentar lo que ven en los videos de la BBC, National Geographic y Dysney, que en definitiva es lo que vende.
Sobreturismo en espacios preparados y con una oferta clara y diseñada para esta tipología de consumidor no conlleva turismofobia ni turistofobia, pero si ocurre en otro tipo de destinos, que además quieren apostar por la calidad, resulta incompatible, al menos en tiempo y espacio y más en el tema perceptual.
Por tanto difiero de lo que el sector turístico alemán decía muy recientemente en un articulo de Hosteltur, porque no tiene en cuenta nada más que los destinos muy conocidos, olvidándose de muchos otros que por su reducido volumen de mercado no aparecen.
Lo más importante es definir el “modelo de de desarrollo y gestión turística” y apostar por un éxito basado en la competitividad y sostenibilidad (No en el precio, que sabemos los resultados que implica una merma en la calidad tanto para la demanda como para el recurso humano).
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