La Playa Bay May o los límites de la sosteniblidad
3 diciembre, 2018 (11:45:46)Foto: Tripadvisor.com.ar
España cuenta con un total de 15 Parques Nacionales diseminados a lo largo y ancho de su territorio. El último en ser catalogado bajo tal consideración fue el Parque Nacional Sierra de Guadarrama, en Madrid, en el año 2013. A estos hay que unirles un mayor número de Parques Naturales, Monumentos Naturales, Parajes Naturales, etc., cuyo nombramiento, protección y ordenación queda en manos de las diferentes Comunidades Autónomas. Así, y a modo de ejemplo, solo Andalucía cuenta con un total de 24 Parques Naturales y la totalidad de la superficie de los Espacios Naturales Protegidos de su territorio supera los 2,9 millones de has. España, además, fue pionera a nivel europeo en la designación de este tipo de protección territorial, declarando el primer Parque Nacional en 1916, en Covadonga, Asturias.
La declaración oficial de estos espacios se lleva a cabo por diversos motivos: simbólicos, ambientales, económicos, sociales, etc., sin embargo, los que principalmente prevalecen son aquellos relativos a la necesidad de implantación de medidas de protección y sostenibilidad, y los vinculados con su conversión en herramienta de desarrollo y crecimiento económico. Ambos aspectos deben ir siempre de la mano, pues, como es bien sabido, el concepto mismo de sostenibilidad comprende tres ejes: económico, ambiental y social, todos igual de importantes.
Sin embargo, una vez dicho lo anterior, hoy día aún es posible encontrarse con casos como el de la playa de Bahía May, en Tailandia, que ha tenido que cerrar definitivamente al turismo ya que el nivel de impacto generado ponía en peligro la propia supervivencia del territorio. Este hecho no debe quedar como una anécdota lejana y exótica. En nuestro propio país ya existen voces que claman por una mayor responsabilidad a la hora de gestionar este tipo de espacios singulares. Así, el año pasado los Parques Nacionales españoles recibieron un total de 15,4 millones de visitas, un 33% más que un año antes, en 2016. Solo el Parque Nacional del Teide, en Tenerife, atrajo a más de 4,3 millones de visitantes, algo que supuso en torno a 80 mil vehículos transitando la zona. A falta de un estudio concreto y minucioso, un primer vistazo a estos datos nos muestra que el turismo puede llegar a tener un impacto importante en territorios ya de por sí frágiles.
Territorio y actividad económica deben ser caras de una misma moneda, aspecto que no debemos olvidar para garantizar un desarrollo sostenible adecuado.
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