El turismo y su ubicación en el Gobierno
6 mayo, 2019 (02:22:58)Acabamos de pasar unas elecciones generales y estamos a la espera de la constitución de un nuevo Gobierno. Una vez más el sector turístico se planteará dónde se va a ubicar el turismo en el esquema organizativo del nuevo Gobierno. Es muy posible, dado que el nuevo Gobierno es una continuidad del anterior, que se mantenga en el mismo Departamento Ministerial, pero el sector está acostumbrado a ser itinerante: Información, Cultura, Transportes, Fomento, Economía y Hacienda, Industria, Comercio, y se reproducirá la reiterada discusión de donde colocar al turismo, que al fin y al cabo es el 12% del PIB, el 13% del empleo y que es absolutamente básico para conseguir los objetivos del equilibrio de la balanza de pagos y de la balanza fiscal.
Se oirá de nuevo la reiterada reclamación de que el turismo merece un Ministerio propio en atención a las magnitudes que se acaban de mencionar, entendiendo que es la única manera de que se le reconozca su trascendencia para la economía nacional y se le preste la atención que merece mediante la definición de una estrategia integral que favorezca su desarrollo en una situación siempre cambiante y dinámica que exige una permanente adecuación a la evolución de los mercados, a la presión de los competidores y a los avances tecnológicos, que condicionan la ordenación y novación de la oferta y la actuación eficaz y eficiente en la comunicación y en la captación de la demanda.
Frente a esa posición, otros argumentarán que dada la escasa valoración de la actividad turística en los programas de los partidos políticos que han concurrido a las elecciones, un Departamento dedicado exclusivamente al turismo tendría limitada relevancia y peso político y se inclinarían por que la responsabilidad de la estrategia turística se encomienda a un Departamento ministerial con gran peso político aunque esto signifique que el turismo tenga que compartir y competir con otras responsabilidades para atraer la atención del equipo titular del Departamento.
Las razones en que se basa esta segunda posición son las siguientes. En primer término, y aunque las competencias en turismo están en buena parte transferidas a las Comunidades Autónomas, la política turística no sólo consiste en la ordenación de la oferta y la promoción de la demanda sino que la actividad turística se ve afectada de manera sustantiva por la política laboral, el clima de negocios (uno de los puntos débiles en la valoración del turismo español en el Informe del World Economic Fórum), la política fiscal, la de transportes, en especial el tráfico aéreo, la de visados, la de imagen de país, la seguridad, factor primordial en la decisión del viajero, y la gestión de crisis turísticas, por mencionar algunas de las más importantes, y que son competencia del Gobierno nacional. Por ello es fundamental la labor de coordinación en el seno del Gobierno que impulse una estrategia turística integral, y para que esa labor sea efectiva es preciso que el titular del Departamento al que se encomiende la responsabilidad turística tenga gran peso político en el seno del Gobierno. De otro modo la Comisión Interministerial del Turismo, existente desde hace años, será meramente nominal, no se reunirá o carecerá de eficacia operativa.
En segundo lugar, lo mismo es aplicable a la relación en materia de turismo entre el Gobierno y las CC.AA. Sin afectar a la vigente distribución competencial, nadie niega que haya que avanzar mucho en materia de cooperación y de coordinación para aproximarse a una estrategia turística nacional, de la que hace muchos se carece. Para ello hacen falta medios materiales que el Gobierno pueda ofrecer para impulsar iniciativas ambiciosas consensuadas de política de oferta y de demanda globales, como son la renovación integral de los destinos turísticos maduros, el desarrollo de nuevos productos turísticos, la sostenibilidad económica, social y medioambiental, y la aplicación de nuevas tecnologías tanto en la gestión de la oferta como en la actuación en los mercados emisores. Solo así la Conferencia Sectorial de Turismo será un instrumento útil y eficaz de la política turística.
Mi opinión personal, que no necesariamente la institucional de la Mesa del Turismo, se inclina por la segunda opción. Y es así no sólo por las razones apuntadas, sino por haber vivido la experiencia de la etapa en la que el turismo estaba encomendado a una Vicepresidencia, la de Economía y Hacienda, y luego de Economía, con gran peso político. Las iniciativas que la Vicepresidencia responsable de turismo llevaba a la Comisión Interministerial y que estaban encuadradas en las competencias de otros Departamentos pero que afectaban directamente a la actividad turística eran tratadas en dichos órganos de coordinación y su seguimiento riguroso aseguraba su cumplimiento. Lo mismo puede decirse de la labor de coordinación y de cooperación que se desarrollaba en la Conferencia Sectorial.
Germán Porras Olalla, Secretario General de la Mesa del Turismo.
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