“Coge solo fotografías, deja solo pisadas”, el viajero sin huella
23 enero, 2015 (09:04:27)Está más que clara la lista de motivaciones que mueven a los viajeros a elegir un determinado hotel (o destino) u otro. Primera línea de playa, buena oferta gastronómica, un lugar privilegiado de la ciudad, buenos comentarios en Booking o TripAdvisor, relación calidad-precio… Ese topten no incluye el control de la huella de carbono del establecimiento, su programa de ahorro energético, su política de integración social o su labor solidaria. No está incluida, pero debe estarlo.
Los tiempos cambian y ya no hablamos de turismo sin hablar de sostenibilidad dentro de la innovación turística, pero como siempre, en el centro de la estrategia está él, el más deseado, el turista o viajero. ¿Cuál es la labor de la hotelería en la concienciación ambiental? ¿Qué importancia tiene la huella en todo esto? El nuevo viajero debe disfrutar al máximo su destino, hotel, de sus playas, de sus platos típicos, de sus entornos naturales, etc. Pero cuando se vaya, la única huella que debería permanecer sería solo la de sus pisadas en la arena. Hablamos del viajero sin huella, la huella cero.
Para poder reflexionar y tomar conciencia real de lo que significa el paso del turista por cada destino y su impacto en el medio ambiente es muy importante tener clara la definición de ese impacto, es decir, esa huella ecológica. En este sentido, y siendo un poco más específicos, se usa la huella de carbono, que es la herramienta que se utiliza para valorar la cantidad de gases de efecto invernadero que se emiten a la atmósfera. Dentro de la responsabilidad que comparte la sociedad por el cuidado del medioambiente, este indicador es una herramienta de gestión para cumplir la legislación en este ámbito y reducir los impactos adversos generados por el cambio climático.
Muchas zonas turísticas se van a ver en un corto plazo de tiempo (algunas lo están viendo ya) muy afectadas por esta continua transformación de nuestra climatología. El aumento de las temperaturas y la escasez de agua será el factor principal en los destinos de sol y playa, y la falta de nieve en los de montaña. Por eso cuanto más se contenga este efecto mejor para los destinos turísticos que han de luchar contra este fenómeno.
Ya en el año 2013 los reconocidos premios internacionales de turismo responsable “Turism for Tomorrow” pusieron especial atención en los estudios realizados sobre el cambio climático. De esta edición se sacaron cinco conclusiones principales que han de seguir los alojamientos turísticos y que se basan en esa reducción constante de la huella de carbono, el uso de energías renovables, el ahorro de agua y separación de residuos, la inversión en infraestructuras más sostenibles y la concienciación del cliente.
Un ejemplo de este tipo de prácticas lo está llevando a cabo la cadena hotelera Fuerte Hoteles. La compañía, entre otras actuaciones, mide mensualmente la huella de carbono de cada uno de sus establecimientos y señala que durante el año 2013 de los casi 500.000 clientes alojados en este período, las emisiones de CO2 a la atmósfera en los siete hoteles que tiene el grupo han supuesto 10,42 kg/CO2 por estancia, un 11,02% menos que el dato promedio para el año 2012, cuando alcanzó 11,71 Kg CO2/cliente gracias a la aplicación de nuevas medidas de ahorro energético. Muchos más ejemplos de medidas aquí.
Pero, sin duda, una de las piezas clave para lograr esa huella cero en los destinos de vacaciones son los turistas. Cada vez se extiende más por Europa la necesidad de los viajeros de organizar sus traslados y alojamientos de manera responsable. Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), el turismo es generador del 5% de las emisiones mundiales de CO2, por eso es importante reducir este dato. La suma de todas las acciones de los habitantes del planeta es lo que hace que cada día sean más preocupantes las noticias y los estudios sobre el cambio climático.
Es cierto que es complicado cambiar nuestros hábitos de la vida cotidiana o nuestra manera de pasar las vacaciones pero, a veces, pequeñas rectificaciones en algunas conductas dan lugar a grandes avances. Si un turista en vez de coger un coche cada vez que quiere disfrutar de un rincón del destino que visita utiliza el transporte público o la bicicleta, ayuda a reducir gases a la atmósfera. Lo mismo sucede si decide que en sus días de estancia no se le cambien las sábanas a diario, ya que así se ahorra agua en el lavado. Estos y otros tantos detalles hacen que nuestro paso por un lugar tenga el menor impacto posible.
Tenemos que concienciarnos cada día de la importancia que tiene esta huella ecológica o huella de carbono e intentar reducir al mínimo esa marca que dejamos dentro de los destinos que visitamos en nuestro rol de turistas. Además, cada vez el viajero es más exigente con este tipo de responsabilidades en los alojamientos que elige para sus estancias, hecho que hace también que el sector cada día sea más competitivo a la hora de ofrecer este tipo de actuaciones para la mejora de su entorno. Un objetivo común que podemos conseguir entre todos.
El impacto del turismo en el medio ambiente es igual al número de vacaciones por huella ecológica. Como no parece factible que baje el número de vacaciones (ya que cada vez se viaja más), queda reducir la huella ecológica por turista para no tomar del planeta más de lo que nos corresponde.
Artículo realizado por:
Ismael Fernández Arias, Licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga.
Natalí Ruiz Gómez, Licenciada en Ciencias Ambientales por la Universidad de Málaga.
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