COVID-19: Un único aspecto positivo para el turismo
2 abril, 2020 (12:58:10)La pandemia de coronavirus constituye una auténtica catástrofe para el turismo mundial y para el español. No hay viajeros ni de negocios ni vacacionales. Las líneas aéreas han paralizado sus flotas, los cruceros y los transportes terrestres están ociosos y los operadores, las agencias de viaje y los hoteles están cerrados por falta de clientes. Las estimaciones de las pérdidas (EXCELTUR,, MESA DEL TURISMO) varían en función de la variable de la duración de la pandemia.
Solamente cabe apuntar un dato positivo. Hoy los responsables máximos del empleo en España, al presentar las pavorosas cifras de pérdida de puestos de trabajo y de bajas de afiliados a la seguridad social, han reconocido paladinamente que la recuperación de la economía española depende de que pueda salvarse la campaña turística del verano. Para un sector económico que siempre se ha quejado del insuficiente reconocimiento de la trascendencia de la actividad turística por parte de los poderes públicos, y de la sociedad española, estas declaraciones constituyen un merecido, aunque tardío, triunfo.
Sin embargo, este reconocimiento no serviría de nada si no va acompañado de medidas urgentes, concretas y eficaces que permitan que el sector sobreviva hasta el momento de recuperar un cierto nivel de normalidad. El sector turístico ha hecho un ingente esfuerzo de competitividad que tiene que ser salvaguardado, es preciso repetirlo, con medidas urgentes, concretas y eficaces para poder estar en disposición de reanudar su actividad tan pronto se empiece a normalizar la situación.
Entre esas medidas están las líneas de crédito para unas empresas que han cesado completamente su actividad, el alivio de la presión tributaria ejercida por la Hacienda estatal y las Comunidades Autónomas, así como las contribuciones a la Seguridad Social, no simplemente con aplazamientos y suspensiones ya que no hay ingresos y, por tanto, base imponible que justifique las cargas fiscales, y un flexible y equitativo régimen laboral que tenga en cuenta las peculiaridades de la actividad turística.
Las incertidumbres que amenaza al turismo son aterradoras. ¿Cuándo se recuperarán los mercados emisores? Nadie puede asegurarlo para la inmediata temporada de verano. Dependerá del ritmo de la pandemia en nuestros principales mercados emisores y en nuestro país.
Lo que parece estar claro es que los destinos españoles estarán en mejor situación para aprovechar el momento de la recuperación de la normalidad que los destinos lejanos, tanto por razones psicológicas del viajero, como porque la pandemia estará todavía activa en aquellos destinos, en los que se ha iniciado más tarde, mientras que previsiblemente remitirá en los países europeos.
El factor seguridad va a ser determinante en las decisiones del viajero potencial al elegir un destino, y nuestra posición competitiva dependerá del desenlace de la pandemia en nuestro país, y de la capacidad de comunicar una sensación de confianza en nuestros destinos. Se utiliza la palabra comunicación y no publicidad. No se trata de publicitar los atractivos de nuestros destinos, sino de transmitir que España ha sido capaz de gestionar eficazmente la amenaza de la pandemia y que se han adoptado todas las medidas adecuadas para evitar un rebrote de la misma.
Otro factor fundamental va a ser el impacto de la pandemia en las economías de los países emisores de turismo, incluido nuestro mercado interior, y ello va a provocar una lucha enconada de los destinos competidores por conquistar una cuota de un mercado mucho más reducido.
Si ese reconocimiento de la actividad turística como fundamental para la economía española es real, los poderes públicos han de diseñar un plan con medidas concretas y eficaces y estar dispuestos a aplicarlo con urgencia para, por un lado, asegurar la capacidad de supervivencia de las empresas del sector turístico, entendido de la forma más amplia, y por otro lado transmitir a los mercados emisores un mensaje de confianza en los destinos españoles.
El sector turístico español no ha necesitado a lo largo de su historia de las ayudas de los poderes públicos, y siempre ha sabido superar, con sus propios medios, las difíciles situaciones a las que se ha enfrentado, pero la presente coyuntura es excepcional. Por otro lado, lo único que, razonablemente, se pide, por el propio bien del conjunto de la economía española, es que se le ayude temporalmente a mantener su estructura productiva para reanudar plenamente su capacidad competitiva en cuanto la pandemia del coronavirus haya sido vencida.
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