En el siglo XXI, el término “Smart”, se ha convertido en el prefijo de moda para indicar toda una serie de características relacionadas con una inteligencia directamente ligada a una toma de decisiones basada en datos. Datos que son adquiridos a través de diferentes fuentes heterogéneas y tratados con tecnologías relacionadas con el BigData y la Inteligencia Artificial, en los casos más avanzados.
En el ámbito del turismo, han surgido los conceptos de Smarttourism o smatdestination (destinos turísticos inteligentes) para identificar aquellas iniciativas de digitalización de los destinos donde la inteligencia del mismo se mide en base a los datos que se gestionan. Por dar algunos ejemplos, entender cómo se mueven los turistas (y ciudadanos) por el destino, pudiendo conocer no sólo sus preferencias, y los mapas de calor de cada territorio, sino también llegar a contactar con las personas para recomendarles otras posibilidades, eliminando aglomeraciones y esperas. O gestionar los recursos de manera optimizada, como riegos, recogidas de basura… u ofrecer en tiempo real cualquier información relacionada con el transporte, realizar reservas y pagos on-line o a través de chatbots….por citar algunas posibilidades.
La tecnología existe, y está para resolver problemas. Y podemos asegurar sin equivocarnos, que hoy por hoy, el mayor problema al que se enfrenta la humanidad, es la pandemia causada por el COVID-19. Con el tiempo que ha transcurrido desde los primeros casos, llama la atención las pocas soluciones tecnológicas que se han puesto en marcha. Lo cual nos ha llevado a un estado de confinamiento que tal vez, podría haberse reducido si se hubiese utilizado la tecnología existente. Y es que el desconocimiento sobre este virus es tal, que no basta una solución normal, sino que se requiere una solución Smart en su sentido más amplio.
La recuperación total, está, sin duda alguna, ligada al descubrimiento de la vacuna que tanto estamos esperando, pero mientras tanto, a nivel social y económico, la vida debe continuar. En el ámbito del turismo, la clave de la recuperación se encuentra en la nueva palabra clave: seguridad. Y hoy más que nunca, la tecnología es la que puede dotar de seguridad a los destinos. Más allá de limpiezas constantes, higienizaciones, etc., la tecnología va a jugar un papel fundamental para devolver la vida a las ciudades y a los destinos, y para ello no debemos esperar, sino tomar la decisión, y ponerla en marcha!
Los datos juegan sin duda un papel fundamental. Sin conocer la cantidad de personas infectadas, portadoras, inmunes, etc., es muy complicado tomar las decisiones correctas, por lo que realizar tests, debería ser la prioridad sobre la cual empezar a tomar decisiones.
Empezamos por la movilidad, ya que sin ella, el turismo simplemente no existe. Ya se ha estado hablando de soluciones de trazabilidad, e incluso que empresas como Google y Apple se han unido para realizar el seguimiento de nuestros movimientos, siendo conscientes de que el móvil hoy en día, es algo inseparable del ser humano. Si Googlemaps ya nos indica los atascos que nos vamos a encontrar en la carretera en base a los móviles que se encuentran en ella, un “Googlepeole” nos indicará dónde existen aglomeraciones para evitarlas y poder ir a ese lugar cuando haya menos gente… incluyendo la posibilidad de la cita previa o avisos de cuando la cantidad de gente se va reduciendo.
Las cámaras y arcos basados en tecnología IoT que detectan la temperatura corporal, no son algo novedoso, ya que se encuentran implantados en varios aeropuertos internacionales, por lo que sería interesante desplegarlo en puertos y aeropuertos evitando que gente con síntomas viaje. A su vez, estos datos que se recogen en tiempo real pueden enviar alarmas a los responsables sanitarios, añadiendo además a todas las personas que estaban en un radio de x metros de la persona con síntomas. Y, por otra parte, tenemos el blockchain, que aparte del hecho de asegurar la privacidad de los datos sanitarios, así como su veracidad, sería una de las soluciones para poder establecer el certificado o pasaporte sanitario, del que tanto se habla ahora.
Por otra parte, no debemos olvidar todos los dispositivos “wearables” que nos pueden servir para notificar distancias de seguridad, recibir información sobre lugares sin aglomeraciones, nuestras constantes vitales, etc.
Las posibilidades son inmensas. El turismo, y la sociedad, necesitan respuestas que les ofrezcan la seguridad que les permitirá seguir adelante, y las necesitan ya.
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