Siento vergüenza ajena VI – Es necesario un debate de gran amplitud, sobre la figura del Director de Hotel
7 junio, 2015 (12:01:31)Siento vergüenza ajena VI – Es necesario un debate de gran amplitud, sobre la figura del Director de Hotel
Como continuación de las críticas de los post anteriores de esta serie, sobre la figura del Director de Hotel, me gustaría dar paso a una idea que he expresado en más de una ocasión, sobre la necesidad de introducir cambios en los Estatutos de la AEDH, de lo que se habla en muchas ocasiones, sin que parezca existir mucho interés en profundizar sobre las propuestas que deban ser incluidas para la realización de dichos cambios.
En la última Asamblea General celebrada en octubre de 2014, se ha tratado sobre la realización de cambios, y uno de los que se propone realizar, es el del nombre de la Asociación para que pase a denominarse Asociación Española de Directores y Directivos de Hotel, según aparece en el artículo de fecha 22/10/14 titulado VICENTE ROMERO, REELEGIDO COMO PRESIDENTE DE LA AEDH, en que se señala que ese cambio no tendría efecto hasta su aprobación por los asociados en la próxima asamblea, también se propuso la posibilidad de organizar visitas a las universidades y centros de formación, terminando el artículo diciendo que “Otro de los asuntos que se puso sobre la mesa durante la Asamblea fue la intención de seguir organizando actividades y jornadas dirigidas a los asociados, una de las políticas de acción más tradicionales de la agrupación. Es el caso del futuro Encuentro Nacional de Profesionales y Directivos de Turismo, prevista para Noviembre, que tratará, entre otros temas, la consolidación de nuevos clientes emergentes –chino, ruso, o brasileño, por ejemplo-, o la importancia de la Marca España para los resultados de las empresas hoteleras.”.
Me ha llamado la atención de forma muy especial el último párrafo de ese artículo, que he copiado literalmente resaltándolo en letra cursiva, porque me pregunto, si alguno de esos cambios representa algún tipo de mejora, en la defensa de los directores de hotel, o siguen siendo propuestas en defensa de los hoteles, sin la más mínima preocupación por el Director de Hotel como trabajador por cuenta ajena, si a esa titulación no le acompaña la de empresario, porque reconociendo la importancia de esas propuestas para cualquier empleado de hostelería, incluso para cualquier habitante de un país, en el que el turismo en general y la hostelería en particular, representan uno de sus más importantes apoyos en la creación de empleo, aunque éste, en gran parte, se realice con contratos precarios, bajos salarios y horarios abusivos que hacen imposible la conciliación de la vida laboral y familiar.
Como es posible que mediada la segunda década del siglo XXI, existiendo una entidad de carácter profesional con el título de Asociación Española de Directores de Hotel, puede haber directores de Hotel trabajando con contratos en prácticas, temporales y con salarios inferiores a los de algunos de los empleados del hotel que supuestamente dirigen, y desde esa asociación con más de cuarenta años de actividad, no se haya puesto en marcha alguna iniciativa en defensa de los asociados, que trabajan por cuenta ajena, figurando como Directores de Hotel en muchos establecimientos, con el único propósito de convertirlos en los responsables administrativos y jurídicos de las irregularidades que puedan producirse en esos hoteles, como consecuencia de las decisiones tomadas por parte de quienes realmente son responsables de éstas, al haber convertido al director de hotel, en mero ejecutor instrumental de las mismas.
Las situaciones descritas, debieran hacer pensar a más de uno, tanto a los directores de hotel que trabajan por cuenta ajena, como aquellos otros que desde esa situación se han convertido en empresarios, y los que como empresarios ejercen la dirección de su propia empresa, si no ha llegado la hora de que la AEDH pase a la acción en defensa de los Directores dejando la acción de lobby en defensa de los hoteles a las asociaciones empresariales a las que corresponde esa labor, dado que las circunstancias en las que se ven obligados a trabajar muchos directores de hotel, es muy distinta a la que hace más cuarenta años disfrutábamos, los que tuvimos el privilegio de formarnos en una de las profesiones que más satisfacciones puede generar a quienes la ejercen con vocación, espíritu de servicio y empatía hacia sus empleados y clientes, porque pese a su dureza, cuando se ejerce sin el servilismo que algunas empresas imponen a sus directores, sin permitirles ejercer sus funciones como tales.
Nos decía nuestro actual Presidente enPor la dignidad de los directores seniors y juniors, “Por supuesto, existen abusos por parte de algunos empresarios –dónde no– pero cuántos directores de hotel, después de estar 10 horas trabajando cada día, elegirían de nuevo la misma profesión, seguro que te dirían que sí el 90%.”, y es cierto, yo sería uno de ellos, a pesar de haber llegado a contabilizar en alguno de los hoteles que he dirigido, más de 4.500 horas anuales de trabajo efectivo, al estar iniciando un proyecto de cambio de gestión, y estar viviendo en el propio hotel, con necesidad de dedicar tiempo al control, la formación y mentalización del personal, para que pudieran aceptar de buen grado los cambios que era necesario realizar, sobre los hábitos que habían adquirido en las etapas de gestión anteriores, sin pretender que tales horarios fuesen realizados por el resto del personal, que tenían misiones que cumplir dentro de un horario de cuarenta horas semanales, que he podido llegar a organizar, dando a todos los empleados, el planning de horarios, libranzas y vacaciones de todo el año, en el mes de noviembre del año anterior.
El cambio organizativo anterior, lo condicionaba a un acuerdo para poder cambiar un día de libranza semanal de cualquier empleado, no más de cinco veces al año y avisándolo con no menos de cuarenta y ocho horas de antelación, acuerdo que ante la negativa a aceptarlo por parte del comité de empresa, que consideraba irrealizable esa organización, debió ser refrendado por la inspección de trabajo, en el ámbito de las negociaciones que tuve que realizar para implementar los cambios de gestión necesarios para sacar adelante aquel hotel.
El resultado de algo que todo el mundo consideraba imposible de realizar en un hotel, fue mucho mejor de lo que yo mismo esperaba, dado que en el primer año de puesta en marcha, los cambios que hubo que realizar afectaron a menos del 35% de la plantilla, y a ningún empleado se le hicieron más de tres cambios, al mismo tiempo que sin afectar al personal de plantilla, permitió un fuerte ahorro en costes de personal, al no tener necesidad de contratar tanto personal extra como se había hecho en años anteriores.
Me gustaría poder terminar esta serie de seis post, dando paso a ese debate de gran amplitud a que hago referencia en el título, por parte de los empresarios y directores hoteleros que todavía quedan en este país, realizando una excelente gestión al frente de sus hoteles, para definir de una vez por todas, los derechos y obligaciones de los Directores de Hotel y decidir el tipo de acciones que debe tomar la Asociación para defenderlos, y al menos por mi parte, poder dejar de sentir “vergüenza ajena” por culpa de quienes aceptan cargos de dirección sin estar preparados para ejercerlos y de los empresarios y especuladores que escudándose en la crisis, abusan de ellos forzándoles a realizar un trabajo reñido con los más normales criterios éticos, y lo que es más estúpido si cabe, en detrimento de sus propios intereses, al estar atentando contra su futuro tanto los unos como los otros.
Considero que los hoteles tienen futuro, si a las inversiones en tecnología, diseño y moda, que se realizan en muchos de ellos, se le añaden las que pueda ser necesario realizar para adecuar el factor humano de la empresa a sus verdaderas necesidades, empezando a valorar a todos los miembros de la misma por su productividad, en lugar de hacerlo por su coste, porque como he dicho en muchas ocasiones a lo largo de mi vida profesional, siempre he valorado la cuenta de personal por la productividad de cada uno de los empleados, nunca por su coste, porque si algún empleado representase un coste, debería ser adecuadamente formado y organizado para el desarrollo de sus funciones, por parte de la empresa que los ha contratado, siendo ésta la única responsable de la falta de rentabilidad de cualquiera de ellos, desde un botones a su director general.
Si una vez debidamente formados y organizados, no se adaptan a las necesidades de la empresa, ésta deberá prescindir de todos los que puedan representar una carga para la misma, empezando por aquellos de mayor rango en su organigrama, antes de permitir que sea la propia empresa, la que deba desaparecer, por la incompetencia de sus empresarios y directivos.
Autor: Miguel Angel Campo Seoane
Para comentar, así como para ver ciertos contenidos de Hosteltur, inicia sesión o crea tu cuenta
Inicia sesiónEsta opinión no tiene comentarios.