Por el metro y las escaleras mecánicas de Medellín
18 septiembre, 2015 (01:08:12)Jueves 17 de septiembre de 2015, apuro mis últimas horas en Medellín, Colombia. La asamblea general de la La Organización Mundial del Turismo ha finalizado hoy. A lo largo de esta semana he enviado varias crónicas como enviado especial de HOSTELTUR.
Aprovechando un tiempo libre, me desplazo en el metro hasta la estación de San Javier. Ningún tramo del metro de Medellín es subterráneo, todas las vías van por la superficie. Por el centro urbano, el metro circula a varios metros por encima de las calles, mediante viaductos.
Los habitantes de Medellín están muy orgullosos de estas infraestructuras, que han permitido romper el aislamiento de muchas barriadas.
Así, es más difícil que se consoliden guettos. En cualquier caso, la seguridad sigue siendo un tema prioritario para esta ciudad. En cada estación de metro veo un agente de policía.
Desde San Javier parte un metrocable o teleférico hacia barrios más alejados y situados arriba en las laderas.
En el metrocable hablo con tres turistas que han venido de la ciudad de Barranquilla. Les pregunto si los colombianos viajan ahora más por su país. "Desde luego, ahora que las cosas están más estables", me dicen.
Luego regreso a San Javier. Allí, un microbús (nº221i) me lleva hasta las escaleras mécanicas de la Comuna 13, que fueron inauguradas en 2012, reemplazando los 350 empinados escalones de cemento.
Cerca de 12.000 vecinos de la zona se han visto beneficiados por esta obra, cuya inversión ascendió a seis millones de euros. Su mantenimiento mensual cuesta 35.000 euros. Subir y bajar por ellas es gratuito.
La fotografía en blanco y negro muestra cómo era esta lugar antes del proyecto. Hablo con varios empleados municipales que trabajan en las escaleras. No son técnicos de mantenimiento. Más bien son "técnicos sociales": prestan atención a todo cuanto sucede en el lugar y orientan al visitante. Esta zona solía ser muy conflictiva.
Según explica la web del Centro Nacional de la Memoria Histórica de Colombia, "entre los años 2001 y 2003 la comuna 13 en Medellín, se convirtió en escenario de una guerra que tuvo como protagonistas a milicias, guerrillas, paramilitares y Fuerza Pública".
En la actualidad, los trabajadores de las escaleras son todos residentes en la misma Comuna 13 y según me cuentan la calidad de vida en la zona ha mejorado notablemente desde que se inauguró este obra. No sólo son las escaleras: también hay salas donde se llevan a cabo actividades de tipo social. Mientras paso a lado de una de ellas, oigo a un grupo de niños jugando.
Los empleados de las escaleras, que visten chaquetas rojas, "se dedican a orientar a los usuarios y a velar por el buen uso del sistema". Todo está limpio, impecable.
Además, las fachadas de las casas fueron pintadas con murales y alegres colores. El barrio ha ganado movilidad, pero también orgullo de residir aquí.
"Y ahora vienen bastantes turistas por acá", me dice uno de estos empleados, que con mucha amabilidad me dedica todo tipo de explicaciones.
Doy fe del interés turístico que suscitan estas escaleras. Mientras me encuentro en el mirador van apareciendo parejas o grupitos de visitantes, principalmente estadounidenses.
El viernes 18 hago las maletas de vuelta a España. Dicen que Medellín es una de las ciudades más innovadoras y creativas del planeta, un laboratorio de transformaciones urbanas y sociales... Sin duda. Ojalá la "actitud Medellín" se extendiera por más ciudades y países para hacer un mundo mejor.
Para comentar, así como para ver ciertos contenidos de Hosteltur, inicia sesión o crea tu cuenta
Inicia sesiónEsta opinión no tiene comentarios.