La última línea de defensa del empleo
Ola tras ola, las empresas están soportando los golpes más duros, actuando como diques de contención 6 noviembre, 2020 (10:10:33)En el avance de septiembre de indicadores de hostelería y turismo se ven datos muy llamativos, como una reducción interanual de llegadas de turistas extranjeros de -87,1%, con una reducción de gasto por persona de un 22%. O sea, no solo ha venido menos gente, sino que la que ha venido además ha gastado menos dinero.
Hablando de cifras globales de ocupación hotelera, los indicadores siguen reflejando resultados nefastos, como una caída interanual de -78,4/ de pernoctaciones, con una caída de precios interanual del -9.6% en estancias un -31,33% respecto al año anterior. La media de ocupación ha caído un total de -58,4%, contando con que la demanda nacional ha caído menos que la extranjera, pero siguen siendo cifras desoladoras.
La situación empeora mucho en septiembre respecto a agosto, está volviendo una segunda ola que azota el sector turístico.
Pero en septiembre todavía no habían llegado las actuales normativas de restricción de movilidad y de horarios, así como el resto de medidas restrictivas para la restauración y el ocio, por lo que detrás de la ola de septiembre, viene otra ola en octubre, otra mucho más dura en noviembre...
Ola tras ola golpean al sector turístico, cuyos agentes sufren crisis de liquidez ante la reducción de ingresos, que incluso llegan a ser nulos, mientras los gastos se mantienen, devastando la tesorería que soporta nuestras empresas. La situación es muy dura, desesperada en muchos casos y ya comienzan a conocerse empresas que cierran.
¿Y cuál ha sido el impacto de estas olas en el empleo?
Pues curiosamente, en los datos de agosto se ve que la cifra de ventas en la restauración cayó un -29,2%, la de afiliados a la seguridad social únicamente baja un -10,6%, en alojamiento las ventas caen un -58,3% y el empleo un -22,3%, mientras que en el conjunto de la hostelería la caída de ventas es de -41,3% que únicamente se traslada en una caída de afiliados a la Seguridad Social de -13,3%.
A la vista de estas cifras es evidente que las empresas están absorbiendo gran parte del impacto de esas olas, las empresas están actuando como un dique de contención, protegiendo el empleo, tratando de minimizar pérdidas y cuidando como su tesoro más preciado, lo más valioso, el talento de su plantilla.
Pero ese esfuerzo lleva un desgaste que de momento sólo se suple con ayudas para los ERTE y con préstamos. Lo que parece evidente es que las empresas que sobrevivan no saldrán más fuertes de la crisis, saldrán más endeudadas.
Si las empresas caen, los empleos serán barridos por un tsunami, son la última línea de defensa y además la única posibilidad de reactivar rápidamente el sector una vez pase toda esta situación.
La actual situación de crisis sanitaria pasará y será el momento de los nuevos proyectos y de las ilusiones. El refranero español es muy prolijo: "No hay mal que 100 años dure", "tras la tempestad viene la calma", ...
Pero no es lo mismo comenzar a construir un sector con las empresas supervivientes, que hacerlo sobre un erial desierto. La gran esperanza de futuro pasa por la supervivencia de las empresas, que han de llegar con la fuerza necesaria para remontar la crisis, puesto que saldrán más endeudadas.
Por lo tanto, ahora mismo la obsesión es sobrevivir, pero no hay que olvidarse del reto que vendrá después, ¿cómo saldremos de la crisis?
Es importante tenerlo en la cabeza, ya que de muchas de las decisiones que tomemos ahora, dependerá la respuesta.
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