La inversión en la planta hotelera, clave en la recuperación del sector turístico
La industria hotelera es clave en el desarrollo de numerosos sectores, un motor de cohesión social y un apoyo fundamental para poner en valor el patrimonio natural, cultural e histórico del país. 17 diciembre, 2020 (11:46:51)Frente al crecimiento de la economía española de un 1,7% en el periodo 2010-2019, el sector hotelero ha crecido de media un 7% en los últimos 10 años, atrayendo en 2019 a un total de 83,5 millones de turistas internacionales, y consiguiendo que el gasto turístico en dicho ejercicio llegase a los 91.900 millones de euros, un 88% superior a las cifras de 2010.
Todo ello ha sido posible gracias a la inversión realizada en la mayoría de los destinos turísticos de nuestro país y, muy especialmente, a la inversión realizada por los inversores, operadores y grupos hoteleros en sus activos, consiguiendo reposicionar los mismos y elevar la calidad de la demanda turística.
Este esfuerzo e inversión de los últimos años, junto con la recuperación de los fundamentales, ha sido clave para posicionar a España como segundo destino turístico, solo superado por Francia.
En términos numéricos, se estima que grupos hoteleros e inversores dedicaron cerca de 5.000 millones de euros entre 2013 y 2019 en reformas hoteleras y hoteles en construcción. Por ubicación geográfica, los seis destinos principales en términos de demanda (Baleares, Canarias, Cataluña, Andalucía, Comunidad Valenciana y Comunidad de Madrid) concentraron el 80% de la inversión, con más de 3.000 millones de euros invertidos exclusivamente en las zonas vacacionales.
La transformación estratégica de España hacia un modelo de destino turístico “hipercompetitivo”, centrada en la captación y fidelización de un turismo de mayor calidad se refleja ya en la evolución de los principales KPIs del sector: el incremento del RevPAR (ingreso medio por habitación disponible) en nuestros destinos principales ha sido del 6,8% (TACC 13-19) y el incremento de ADR (tarifa media diaria) para el mismo periodo ha sido un 4,3% (TACC 13-19) para los 6 destinos principales, y de un 3,9% (TACC 13-19) para el conjunto nacional de hoteles. Ambos crecimientos son significativamente superiores al crecimiento de la ocupación, que para los mismos grupos registró un incremento del 2,5% y del 2,9%, respectivamente (TACC 13-19).
Parece claro que la evolución de la tarifa media diaria descrita evidencia la capacidad de los hoteles españoles para alcanzar primas en precio a través del reposicionamiento y reconversión del producto, pero también la capacidad para atraer a un turista de mayor capacidad de gasto en destino que se refleja en el aumento del gasto turístico (5.9% (TACC 13-19).
Sin duda, este comportamiento de los principales indicadores de rentabilidad hotelera pone de manifiesto dos aspectos de vital importancia para la era posCOVID-19: el sector hotelero puede maximizar su rentabilidad ganando competitividad y, además, esa misma estrategia es consistente con la lucha contra la masificación y el deterioro de nuestros destinos.
Esta estrategia de inversión en reposicionamiento, además, asegura resiliencia al sector. En el análisis comparativo del impacto de la COVID-19 en la capacidad operativa de un set de hoteles reposicionados (entre los años 2018 y 2019) y un set de hoteles no reposicionados, se pone de manifiesto una mayor capacidad de “resistencia” por parte del producto reposicionado.
A pesar de todos los logros conseguidos, todavía es necesario destinar recursos e inversiones relevantes al reposicionamiento de los activos hoteleros, ya que la edad media de los hoteles españoles es de 9,5 años (considerando como edad media el periodo desde la fecha de apertura del hotel o de la última reforma acometida), siendo el estado saludable de antigüedad de menos de cinco años.
Es indudable para todos que tras el brote de la COVID-19 nos enfrentamos a una crisis sin precedentes en el sector turístico. Este escenario exige al sector dar un paso más allá y aprovechar este momento de incertidumbre y bloqueo para plantear una estrategia de evolución global que permita seguir mejorando la planta hotelera (se estiman 3.000 millones de euros adicionales para llevar la edad media a los cinco años), ampliar la digitalización de activos y destinos, asegurar la sostenibilidad ecológica de la industria y fomentar la mejora social del sector y de los territorios donde se ubica.
Sin lugar a duda, la determinación de la industria en el mantenimiento de la inversión y el apoyo y colaboración de los entes públicos son necesarios para recuperar la inercia de crecimiento que había experimentado el sector en los últimos, y para llevar a cabo proyectos que, además, tengan un impacto tractor y multiplicador en la industria.
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