El sector turístico poscovid podrá medir mejor sus riesgos
8 febrero, 2021 (09:39:10)El desplome sin precedentes de la actividad turística en España en 2020 a causa de la pandemia por Covid-19 es difícil de encajar. Según los últimos datos hechos públicos por Exceltur, hablamos de una caída en la actividad, tanto directa como indirecta, de 106.000 millones de euros, situándonos en cifras que nos retrotraen a 25 años atrás. La falta de turistas extranjeros, con una bajada del 78% frente al año anterior, ha supuesto la friolera de 55.393 millones de euros menos.
Simplemente, demoledor. Y acabamos de comenzar un 2021 en el que, si el ritmo de vacunación no se acelera, se implantan normativas autonómicas, nacionales e internacionales homogéneas de control sanitario, movilidad y apertura de fronteras, y las economías siguen paradas (con su impacto en empresas y capacidad de ahorro de las familias) las perspectivas no son muy halagüeñas.
Las ayudas anunciadas por el gobierno para el sector son bienvenidas pero, desde nuestro punto de vista, claramente insuficientes para recuperar el peso de la industria en el conjunto de la economía española (reducido al 4,3% del PIB – el valor más bajo desde que se tienen registros-, frente al 12,4% que suponía en 2019); y más si las comparamos con las ayudas recibidas por parte de los gobiernos de los países de nuestro entorno. Estamos viviendo una situación sin precedentes que se está alargando -y alargará- mucho en el tiempo y ello hace, no solo que se tenga que trabajar sobre distintos escenarios que cambian constantemente, sino que complica la continuidad de muchas empresas.
A nivel de empleo, 728.000 trabajadores de las distintas ramas del sector se han visto afectados en diciembre por la falta de trabajo: 435.000 por los ERTE y 293.000 despedidos o no contratados respecto al mismo periodo del año anterior. Los ERTE han sido un mecanismo altamente valorado por el sector pero se echan en falta claramente programas de apoyo en forma de subvenciones directas y ayudas a fondo perdido.
En este sentido, hemos de continuar reivindicando el apoyo que merece el sector y no desfallecer en la lucha por la recuperación, planteando iniciativas imaginativas y trabajando unidos en la medida de lo posible. Si tenemos en cuenta la velocidad del proceso actual de vacunación contra el coronavirus, el ritmo de recuperación de la demanda continúa siendo una incógnita pero seguramente este sea el momento de hacer un replanteamiento y transformar la industria turística, evolucionando hacia un modelo más innovador, sostenible y socialmente más responsable.
Estamos viviendo una “tormenta perfecta” sin precedentes. La peor crisis que sufre la industria turística a lo largo de su historia coincide con uno de los ciclos más duros del mercado asegurador, caracterizado por importantes incrementos de tasas, endurecimiento de los términos y las coberturas, y una fuerte reducción de la capacidad. Se estima que el impacto de la pandemia se convierta en el evento global más caro de la historia para la industria aseguradora; a 9 de noviembre 2020, los datos más actualizados del mercado asegurador de que disponemos, la cifra total de pérdidas y reservas estimadas en este mercado generadas por Covid-19 ascendían aproximadamente a 22.400 millones de euros. Se prevé un incremento medio del 10% en el ratio combinado por la acumulación de pérdidas producidas y relacionadas con el virus.
En este contexto, el perfil de riesgo de las empresas en general, y del sector turístico en particular, ha cambiado mucho como consecuencia de la pandemia. Desde las compañías de consultoría especializada en riesgos se trabaja intensamente en el análisis constante de esta transformación para poder ayudar a los clientes del sector turístico a gestionar mejor sus riesgos en estos momentos tan complicados, negociando con el mercado asegurador los mejores términos y condiciones posibles.
Viendo lo ocurrido, deberíamos preguntarnos por qué el sector turístico no ha sido capaz de anticipar de algún modo esta crisis. En principio, los mapas de riesgos disponibles deberían haber podido identificar cualquier riesgo que pudiera amenazar el normal desarrollo de una empresa del sector y medir sus consecuencias. Pero la realidad es que, lamentablemente, prácticamente ninguno contemplaba los efectos de una pandemia de extremo impacto en todo el mundo y con una duración tan prolongada.
En cualquier caso, tratando de poder abrir un punto de vista positivo en la debacle, si algo “bueno” ha traído esta crisis es que hemos tomado conciencia de nuestra vulnerabilidad; ha sentado un precedente y facilitado detalles y casuísticas, lo que nos permite avanzar hacia una medición de riesgos más efectiva de cara a posibles situaciones futuras de impacto similar. Una vez identificado el riesgo, se trata de cuantificarlo y de mitigarlo apoyándose también en modelos analíticos predictivos y planes de continuidad de negocio, que suelen incorporar procedimientos específicos de gestión de crisis. Trabajemos en ello.
Juan Carlos Tárraga, director de Viajes y Turismo en Willis Towers Watson Iberia
Para comentar, así como para ver ciertos contenidos de Hosteltur, inicia sesión o crea tu cuenta
Inicia sesiónEsta opinión no tiene comentarios.