Impacto ambiental del transporte aéreo
10 marzo, 2021 (12:27:51)Los desafíos medioambientales se han convertido en los últimos años en una prioridad para el sector de la aviación, tanto a nivel global como a nivel local. En este sentido, tal y como señala la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), “El reto del cambio climático, el ruido en el entorno de los aeropuertos, las emisiones contaminantes y sus efectos sobre la salud, la protección de la biodiversidad el desarrollo de nuevos combustibles sostenibles, o nuevos sistemas de propulsión son ámbitos que demandan estrategias y medidas para afrontar dichos retos”.
Lo arriba señalado ha concluido en la implantación de una regulación medioambiental exigente, tanto a nivel europeo como nacional. Desde la evaluación y gestión del impacto acústico, a las políticas de reducción de emisiones que son causantes del calentamiento global, regulaciones sobre calidad del aire, combustibles alternativos, eficiencia energética o conservación del patrimonio natural del territorio con la operatividad aeroportuaria; puede afirmarse que son numerosas las normas que contemplan la protección del medio ambiente y la aviación.
Greta Thunberg, la adolescente sueca que lidera la protesta estudiantil frente a la crisis climática, famosa por ser la mayor enemiga de los aviones y sus desafiantes discursos contra la aviación, ha impulsado el movimiento “Quédate en tierra”, contra el transporte aéreo. Dicho fenómeno crece hasta el punto de que en Suecia el transporte aéreo ha perdido pasajeros. Una encuesta revela que el 23% de los suecos se abstuvo de coger el avión en 2019 para reducir su impacto climático. Allí se ha acuñado ya el término “flygskam” (vergüenza de volar), que en Finlandia se denomina “lentohapea”.
Ahora bien, ¿cuál es el impacto real de la aviación sobre el medio ambiente?
Al quemar combustible, los vuelos producen gases de efecto invernadero, principalmente dióxido de carbono (CO2). Estos contribuyen al calentamiento global cuando son liberados hacia la atmósfera. Asimismo, si bien en 2019 la aviación fue la causante de la emisión de más de 915 millones de toneladas de dióxido de carbono, dicha cifra únicamente representó el 2% del total de emisiones globales.
La aprobación del Plan de Compensación y reducción de Carbono para la Aviación Internacional (CORSIA) en la 39ª Asamblea General de la Organización de Aviación Civil Internacional, OACI, en 2016 constituyó un hito histórico, dado que se establece como el primer esquema de ámbito global que cubre las emisiones de CO2 de un sector industrial. Los objetivos principales de este plan son: el crecimiento neutro en carbono del sector desde el año 2020 y reducir las emisiones netas a la mitad en 2050 respecto a niveles de 2005.
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) lidera los esfuerzos de la industria del transporte aéreo respecto al cambio climático y la mejora de la actuación medioambiental de la aviación con una estrategia basada en cuatro pilares: inversión en tecnología, vuelo eficiente de los aviones, construcción de infraestructuras eficientes y la utilización de medidas económicas positivas.
Los biocombustibles muestran las mayores posibilidades para la reducción de las emisiones de carbono de la aviación. En este sentido, la aerolínea neerlandesa KLM operó a principios de este año un vuelo comercial propulsado con queroseno sintético, que transportó pasajeros desde Ámsterdam a Madrid, convirtiéndose en el primero del mundo con este tipo de combustible sostenible con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
La introducción de aeronaves avanzadas como el 787 Dreamliner, Airbus 350 o 320/321 Neo, implica considerables reducciones en el ruido y las emisiones de combustible, demostrando a los pasajeros que la aviación hace su parte para proteger al medio ambiente. Las citadas aeronaves suponen un cambio radical en el rendimiento de los aviones, con importantes beneficios ambientales y operacionales. Hasta un 15 % de ahorro en consumo de combustible y emisiones de CO2 y una reducción de la huella de ruido del 50 % en despegue y aterrizaje, lo cual supone un gran beneficio para las comunidades alrededor de los aeropuertos.
En cuanto a los jets privados, cabe destacar el compromiso ambiental de Honda con su HondaJet. La aeronave ofrece la mejor cifra en eficiencia de combustible de su clase, al mismo tiempo que ofrece las mejores cifras en velocidad, altitud y rango de su categoría. También emite menos gases de efecto invernadero que el resto de jets de tamaño similar.
En definitiva, si bien el impacto ambiental de la aviación recibe una creciente atención de la sociedad, sus emisiones representan una pequeña parte del total mundial, siendo uno de los sectores económicos con una ambiciosa reducción de las emisiones y protección del medio ambiente.
Marta Guerrero
Especialista en derecho aeronáutico
mguerrero@monlexabogados.es
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