Posiblemente no entendemos bien lo que significa delegar y ofrecer confianza
24 febrero, 2016 (15:34:29)Hace tres semanas se abrió en el Grupo de Directivos y Dirigentes de Linkedin un debate sobre el contenido del artículo que el autor había publicado en su propio blog el 02/02/2016, con el título de “Para Delegar Bien Tienes que Confiar Más”, con el que sin profundizar más en su contenido, en un primer momento me sentí de acuerdo, sin embargo en cuanto empecé a leerlo, encontré en su contenido lo que para mi estilo de gestión considero que representa un cierto contrasentido, que hace que en muchas ocasiones tenga dificultades para entender lo que quiere decirse en algunos artículos y los comentarios que se incluyen en los mismos.
En este caso, me encuentro con el párrafo donde se dice “Delegar no tiene que ser controlar el trabajo de una persona”, y lo curioso es el párrafo siguiente donde dice “Delegar tiene que ser establecer un resultado y dar responsabilidad, libertad y las herramientas necesarias a las personas para conseguirlo”, aunque lo curioso para mi manera de entender la gestión, aparece en el párrafo siguiente cuando escribe “Por lo tanto, nuestro trabajo no debe ser controlar el trabajo de otros, sino desarrollarlos y formarlos, hasta que nos quedemos sin aliento, para que puedan lograr ese resultado que les pedimos”, y es en este último párrafo donde encuentro lo que para mi quita sentido a un planteamiento teórico y poco práctico desde la perspectiva de un gestor que siempre ha trabajado en términos de confianza con todos sus empleados, sin olvidar que como Director soy el responsable final de todo lo que para bien o para mal hacen los trabajadores bajo mi dirección.
Desde que accedí por primera vez a la dirección, siempre he considerado que el éxito lo forjan mis colaboradores, y el fracaso es solamente mío, por no haberlos formado y posteriormente controlado de forma adecuada.
Si mi trabajo es desarrollar y formar a los trabajadores, si alguno falla debo considerar que ese fallo es culpa mía porque no he sido capaz de desarrollar ni formar adecuadamente a ese trabajador, y como voy a saber si hace bien su trabajo, sino lo controlo, en mi experiencia laboral de 53 años, de ellos 33 como Director de Hotel, en la seguridad de estar haciendo las cosas bien, siempre me ha gustado que me controlen, para que mis superiores tuvieran seguridad de la calidad de mi trabajo, y he adquirido el convencimiento de que a los buenos trabajadores les gusta que les ayuden a formarse y que les controlen, y que solo los trabajadores que no cumplen con su deber son alérgicos a cualquier tipo de control.
Mi modelo de gestión, quizá por la deformación derivada de mi mentalidad analítica y los años que había dedicado a la formación, como profesor del Hotel Escuela de Marbella entre 1967 y 1969, junto a la experiencia adquirida desde los puestos de base en todos los departamentos de un hotel, me habían llevado al convencimiento de que era necesario cambiar el modelo de gestión de nuestra hostelería, y bajo esa premisa realice el estudio de viabilidad de un hotel en construcción, que me encargo su propietario y que realice aprovechando un mes de vacaciones, en mi destino como profesor del Hotel Escuela de Marbella, con tanta satisfacción para su propietario, que me convenció para que dejase la seguridad de mi trabajo en Marbella, para trasladarme a Orense, haciéndome una oferta muy difícil de rechazar, ya que el salario y condiciones que me ofreció, era superior a la mayor de las cifras que yo había presupuestado para el director de mayor nivel profesional en los tres niveles de gestión que había previsto para aquel hotel.
Accedí a la primera dirección de mi carrera como Director de Hotel, sin haberlo buscado, convirtiéndome en la oportunidad de una empresa, en lugar de tener que esperar a que una empresa me diera una oportunidad, ya que en aquel momento, no tenía ningún deseo de abandonar mi puesto como profesor del Hotel Escuela, al ser la docencia, unida a la posibilad de investigación que me permitía realizar, apasionantes para mi.
El asumir aquel riesgo, dio pié a que el enorme éxito que tuve al frente de aquel hotel, en el que desde el primer ejercicio económico se generaron beneficios, siendo los resultados mejores de los que había calculado en los estudios de viabilidad, hizo que a lo largo de los tres años que permanecí al frente del mismo, me fuese ofrecida la Dirección de varios hoteles que se estaban construyendo en distintos puntos de Galicia, Asturias y Albacete, lo que me confirmo en mi idea de la necesidad de cambiar el modelo de gestión imperante, pasando de una gestión intermediada mediante tour operadores y agencias de viajes con precios bajos, a comercializar los hoteles que pasaba a dirigir, con un enfoque a la calidad que me permitiese garantizar los resultados deseados con la menor ocupación posible, en la mayoría de hoteles turísticos reduciendo los cupos de los tour operadores, en el primer contrato que hacían conmigo, y subiéndoles los precios, no permitiendo que ninguno fuera dominante en el hotel que dirigía, hoteles que antes de acceder a su dirección, sus pérdidas aumentaban a medida que crecían sus niveles de ocupación, situación que ha empeorado a lo largo de los últimos treinta años, con la aparición del todo incluido y la gestión low cost.
Al hacerme cargo de un hotel, al presentarme a sus trabajadores, les he hecho saber, que todos ellos contaban con mi confianza, por el puesto que ocupaban en la empresa, por lo que no necesitaban hacer nada para ganarla, y que desde ese mismo momento, su preocupación, debía centrarse en hacer bien su trabajo para no perderla, y que por mi parte pondría todo el esfuerzo que pudiera ser necesario, para que los cambios que puedan ser necesario realizar, no incidan negativamente sobre ellos.
En cuanto a las empresas que me contrataban, condicionaba que aprobados por ambas partes los objetivos, las decisiones las tomaba yo, y que si interferían en mi trabajo, les presentaría inmediatamente mi dimisión, ya que para hacer como mis antecesores lo que ellos quisieran, no necesitaban mis servicios, dado que podrían contratar directores más baratos, aunque menos rentables, y si por mi parte me había comprometido con unos resultados, que ellos habían aceptado, su única función era controlar las cuentas que les presentaba mensualmente, y verificar que los ingresos diarios del hotel eran ingresados en su totalidad en la cuenta corriente del hotel, desde la que se realizarían todos los pagos mediante transferencia o cheque bancario, con la firma de un apoderado de la empresa y la mía.
Esos condicionantes han hecho que alguna empresa que me ofrecía la dirección de su establecimiento no los haya aceptado, y por mi parte que haya dimitido en alguna empresa dentro de los primeros días de empezar a trabajar en las mismas, y en todas las que han superado los tres meses del periodo de cortesía que les concedía, los resultados siempre fueron mejores de los que me había comprometido a obtener.
Entre los casos más importantes de las empresas que han superado los tres meses desde mi acceso a su dirección, sin que dimitiese al frente de las mismas, podemos considerar:
1.Una a mediados de los setenta, que el año anterior a hacerme cargo de la misma, había perdido 10 millones de pesetas, y en el primer año completo de gestión cerré el ejercicio con diez millones y medio de beneficio, incrementado los años siguientes con índices superiores al IPC de cada año, mientras estuve a cargo de aquel complejo hotelero.
2.Un gran hotel perteneciente a una corporación de derecho público del que me hice cargo en los años ochenta con unas perdidas en el ejercicio anterior de 25 millones de pesetas, y que en el primer año explotación a mi cargo pasó a cerrar el ejercicio con 47 millones de beneficio, mucho mayor del comprometido al hacerme cargo de su dirección, beneficio que fue creciente a lo largo del tiempo que estuve a su frente.
3.Un hotel de tres estrellas que tras 10 años de explotación con pequeñas perdidas anuales, bajo gestión de dos importantes cadenas hoteleras, la pude poner en beneficios en el primer ejercicio, al sustituir a la cadena que lo gestionaba, siendo éstos crecientes a lo largo de los nueve años que estuve a su frente.
En ningún caso esos resultados se lograron con perjuicio alguno para los trabajadores de plantilla de esas empresas.
Autor: Miguel Angel Campo Seoane
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