El programa Pueblos Mágicos es un proyecto que nació en el 2001, impulsado por el gobierno de México, como una alternativa para incentivar el desarrollo turístico de localidades que cuentan con atributos de singularidad y autenticidad.
Este programa se convirtió en una de las mejores estrategias implementadas en este país para motivar el turismo interno, ya que fomentó la competitividad entre las localidades interesadas en obtener este nombramiento y diversificó la oferta turística local, permitiendo que propios y extraños disfruten de sitios aledaños a las ciudades principales.
Uno de los aspectos relevantes del programa es el impulso que se da a la participación ciudadanía, quienes a través de la conformación de un Comité Ciudadano acompañan las acciones de desarrollo turístico y social que implementan las autoridades locales, convirtiéndose en el canal adecuado para que los pobladores puedan trasmitir necesidades, siendo a la vez parte de las soluciones.
Precisamente estos elementos, llevo a que el Ecuador a través de su Cartera de Estado rectora de turismo inicie conversaciones con México en 2015, para conocer la metodología del programa, con la finalidad de aprender de experiencias generadas durante su implementación en México. Esta gestión que dio como resultado la adopción del programa y la nominación de los primeros Pueblos Mágicos del Ecuador en 2019.
No obstante, se debe mencionar que este programa en Ecuador fue planteado de manera inicial como un programa de desarrollo turístico local diferente, que valoraba la experiencia del programa mexicano y su metodología, pero que agregaba contenidos propios considerando la idiosincrasia y las singularidades del territorio.
De esta manera, se aspiraba a generar un programa nacional de acompañamiento técnico a mediano y largo plazo de localidades que cuenten con las condiciones necesarias para desarrollar actividades turísticas, con la finalidad de mejorar procesos internos en los Gobiernos Autónomos que les permita implementar una gestión adecuada del turismo en su territorio.
A pesar de la propuesta inicial, el programa en Ecuador tomó como bandera el programa mexicano en su totalidad, ajustando ciertos aspectos referentes a la marca pero manteniendo el nombre original, con el que se buscaba establecer un anclaje para el posicionamiento de esta propuesta a nivel nacional e internacional.
Este programa tuvo cierta oposición por parte del sector turístico del país ya que se figuraba como una réplica del programa mexicano en su totalidad, acompañada de una estrategia de comunicación que resaltaba el programa como un “reconocimiento” a la presentación de un número de requisitos de postulación que se hizo efectiva con varios eventos de tono político que se realizaron a nivel nacional para nombrar localidades “Pueblos Mágicos del Ecuador”.
Desde el nombramiento de las primeras localidades han pasado dos años y todavía no son claros los beneficios que conllevan obtener esta nominación, tornándose necesario conocer si más allá de reconocimiento público existió una estrategia real de apoyo a las localidades favorecidas para que en un mediano y largo plazo puedan implementar acciones que beneficien a la actividad turística local.
Está claro que las estrategias basadas únicamente en acciones mediáticas no agregan valor a los territorios, no les dotan de herramientas necesarias para la buena gestión del turismo, no contribuyen a su desarrollo económico y social, convirtiéndose en el mayor de los casos en acciones adversas que generan falsas expectativas en visitantes nacionales y extranjeros.
Para el caso, es necesario que estas localidades nominadas Pueblos Mágicos de Ecuador formen parte de una estrategia integral nacional, en el que las transferencias de competencias sean dadas en su totalidad en lo técnico y económico, una estrategia que facilite contar con la asistencia técnica necesaria para mejorar procesos internos de gestión del turismo, pero que a la vez comprometa a las autoridades locales para que el turismo sea un sector priorizado y tratado de manera profesional en estos sitios.
Se necesita comprender que para tener una estrategia real de desarrollo de estas localidades no solo basta con el impulso del ente rector del turismo en el país, se requiere la intervención de otras Carteras de Estado para que brinden soporte a varios temas que influyen de manera indirecta en el turismo, se requiere la participación de la academia para que exista esa vinculación con la investigación y la profesionalización que ya la vienen desarrollando desde hace muchos años atrás, y se requiere la participación de los gremios turísticos quienes al final del día son los trabajan de manera directa con la demanda, sus contribuciones pueden aportar mucho a la formación de nuevos destinos.
El sector turístico tiene una nueva administración recientemente posicionada que tiene el reto de analizar y corregir la ejecución de un programa heredado como el caso de Pueblos Mágicos Ecuador, siendo necesario que se lo oriente a un proceso real de desarrollo local, donde primen los elementos técnicos más allá de los políticos, donde tenga mayor importancia el trabajo con la localidad y la implementación de actividades que fortalezcan el turismo local, cuyos avances se puedan medir en un mediano y largo plazo.
Considerar estos elementos son de mucha importancia si se busca tener un programa que se configure como una oportunidad de desarrollo turístico enfocado en preparar a los nuevos destinos en Ecuador, de lo contrario el programa pasará a ser una más de las iniciativas públicas sin horizonte que pasan sin dejar huella en el sector turístico del país.
Xavier Chicaiza
Director del Baúl del Turismo
info@bauldelturismo.com
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