Los seguidores de Casandra no saben predecir el futuro
30 septiembre, 2021 (12:17:51)LOS SEGUIDORES DE CASANDRA NO SABEN PREDECIR EL FUTUROY SUS SIMPATIZANTES ME DEBEN PINCHO Y CAÑA
A comienzos de este mes de septiembre algunos medios conservadores recogieron artículos de expertos turísticos y declaraciones de "representantes del sector" advirtiendo de la posibilidad real de que la OMT abandonara Madrid para trasladar la sede a Riad.
Todos estaban de acuerdo en que sería "un fracaso diplomático, político y económico sin paliativos que dañaría gravemente la imagen de España, que además perdería la capitalidad mundial del turismo y su capacidad de influencia en el sector".
Estaban afectados por el "síndrome de Casandra", que les permite poder ver el futuro sin poder hacer nada para evitarlo.
Recordemos que la princesa troyana, hija del rey Príamo se acostó con Apolo que le regaló como premio el don de la profecía. Una vez dueña de éste, se permitió rechazar al dios, que la maldijo para que nadie la creyera, aunque no la quitó la gracia.
Entre otras profecías advirtió repetidamente de la caída de Troya, pero nadie la creyó.
Eso me pasó a mí, aunque en positivo. En un artículo publicado en El Economista el 17 de ese mes y recogido en varios medios, ya indicaba la imposibilidad de que eso tuviera lugar, lo que me valió apuestas de pincho y caña por parte de los "casandrianos", que aún estoy esperando que paguen.
El párrafo recogido rezuma "schadenfreude", satisfacción por el sufrimiento o la humillación del otro, al abrir una herida para la que no hay venda, puesto que el fracaso sería sin paliativos, que incluye invenciones como la pérdida de la inexistente capitalidad mundial del turismo.
Con las últimas informaciones que dan cuenta del fracaso de la operación, hoy sentirán “freudenschade”: dolor por el éxito del otro, que les impide felicitar al Gobierno por haber impedido aquello tan terrible que iba a ocurrir. La felicitación debe ser, ya se sabe, sin paliativos. Afortunadamente todavía queda gente que siente "firgun" la expresión hebrea que define la felicidad por el logro de otro.
Quizás todos deberíamos recordar cómo continúa la historia de Casandra. Tras la destrucción de su ciudad fue entregada a Agamenón como concubina. El rey micénico la llevó con él a su tierra, pero su esposa Clitemnestra, que se había echado de amante a Egisto primo de su marido, y furiosa por la muerte de su hija Ifigenia, sacrificada para obtener buenos vientos rumbo a Troya, se vengó. Egisto y Clitemnestra mataron a Agamenón y a Casandra, que previamente le había advertido de sus intenciones, sin que él la hiciera caso. La maldición de Apolo terminó con la receptora de su don y de paso con el jefe de los aqueos que destruyeron su ciudad.
Este es el peligro de las predicciones que nos advierten de tremendas tragedias sin paliativos: si aciertan provocan “schadenfreude”, si no lo hacen, “freudenschade”.
Afortunadamente como bien saben los psicólogos, el 90% de los posibles hechos negativos que nos preocupan nunca tienen lugar y casi treinta siglos después de la Ilíada, nadie muere por no hacer caso de una trágica profecía.
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