Seguridad turística, el arte de la influencia. Transmisión de emociones
28 junio, 2016 (18:15:46)
Como cualquier sector económico y productivo, el sector turístico desarrolla toda una batería de procesos y actividades que le confieren de una singular personalidad. Procesos y actividades vistosas y tangibles que dotan al sector de un reconocimiento inmediato entre sus respectivas sociedades.
Son procesos de producción turística, basados en demandas de ocio, recreación, que van desde las más básicas hasta las más sofisticadas. Procesos donde el componente de seguridad se considera incluido o que no existe la necesidad de profundizar más sobre el mismo.
Pero, cuando la inseguridad supera todo límite; el sector se ve abocado a ampliar las relaciones y procesos establecidos. Cuando la ampliación depende del propio sector, la gestión y desarrollo de los mismos, se realiza sin grandes obstáculos aunque, en la mayoría de los casos, sin abordar integralmente el problema.
Por el contrario, cuando es necesaria la participación de otros colectivos públicos o privados en la mejora o superación de los efectos de la inseguridad; se ve necesario revisar el papel que ha de desempeñar el sector en momentos y situaciones tan criticas.
De partida y ante los nuevos colectivos, los intereses turísticos están en una posición desigual. Para contrarrestar esta situación, el sector ha de desarrollar una habilidad primaria, “el arte de la influencia” que consiste, en ser capaz de influir en el estado de ánimo, posición y actitud de los nuevos colectivos ante la inseguridad sectorial.
Todo ello, mediante el envío de “información urgente y emocional” que constituya una auténtica “economía intersectorial invisible” y que ha de estar presente en las nuevas interacciones.
Si somos capaces de reunir a los colectivos claves y les transmitimos, con fluidez y rigor, nuestro estado de ánimo por la inseguridad; se pueden dar las primeras señales de superación de nuestras (muchas) carencias estructurales en materia de seguridad turística.
Nuestras emociones y sensibilidad nos irán indicando en qué debemos concentrar nuestra actividad y con ello la atención de nuestros interlocutores, en definitiva; cuándo prepararnos para transmitir y actuar. Hemos de ser captadores de atención por seguridad turística mediante informes, advertencias, invitaciones, alarmas, etcétera.
Con ello, hemos de convertir nuestras emociones en un método de información supereficiente. Se trataría de mensajes potentes, que transmiten información crucial. Excuso decir que la discreción y la sutiliza han de estar presentes en todo este movimiento.
Con ello iremos percibiendo cambios sustanciales entre nuestros interlocutores que irán; desde el desapego inicial a un “contagio emocional” con y por la seguridad turística, lo que llevará implícito, mayores dosis de participación y compromiso.
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