¿Y ahora qué? Los jóvenes tienen que volar, y más en el turismo que viene
28 agosto, 2016 (23:26:06)En la obra colectiva “The Future of Business”, publicada el año pasado (2015) por Fast Future Publishing, el profesor Bill Halal recoge los resultados del ejercicio prospectivo realizado por un panel de expertos acerca de las tecnologías emergentes y de las tendencias sociales que, como motores del cambio, están dando forma al mundo que viene. La inteligencia colectiva resultado de conectar el conocimiento de 130 expertos mundiales en diferentes campos nos sitúa en escenarios fascinantes.
Así, como botones de muestra, y en lo que al turismo y a los viajes se refiere:
*Desde una perspectiva tecnológica, el turismo espacial probablemente sea ya una realidad en 2018, con un tamaño estimado para este mercado, en su punto de saturación, de 105 billones de US dólares. El viaje a las estrellas aún tardará algunas décadas en llegar (quizás en 2055), pero su mercado potencial será estratosférico (nunca mejor dicho): se habla en el referido estudio de 2.624 billones de US dólares.
*Desde un punto de vista social, el crecimiento de los viajes seguirá, y en el año 2020 podría alcanzar un volumen de 10 trillones de US dólares. En estos momentos, precisamente, de récords y más récords –cantidad, cantidad y más cantidad- que estamos batiendo en España, no hace falta ningún esfuerzo para converger en esta previsión tendencial.
El futuro es incierto, dada la extraordinaria complejidad del presente y su desacople con el pasado. No se trata de preverlo (la mágica bola de cristal de existe), sino de anticipar lo más precozmente posible las señales (inicialmente débiles) de las tendencias operantes y de los gérmenes de cambio que nos van a conducir hacia una nueva realidad, con sus oportunidades y sus riesgos. Y ello con el propósito de prepararnos mejor, también las instituciones de educación superior que forman a los profesionales del turismo, las cuales a menudo cambian con más resistencias y lentitud de lo que debieran para acompañar eficazmente la evolución de su entorno.
En al año académico 2015/16 se ofrecieron en España 117 grados en turismo -incluidas las dobles titulaciones (*)-, con aproximadamente 27.000 estudiantes matriculados, según el “Avance de la Estadística de Estudiantes Universitarios” del Ministerio (**).
A estos jóvenes hay que ayudarlos a volar. El cantante Domenico Modugno, en su famosísima canción “Nel blu dipinto di blu (Volare)”, decía (traducido del texto original en italiano):
Volar, oh oh - Cantar, oh oh oh oh - Azul pintado de azul - Feliz de estar arriba.
Y volaba, volaba feliz - Más alto que el sol y aun mucho más - Mientras el mundo, poco a poco desaparecía - Lejos allá abajo - Una música dulce sonaba solo para mí.
El turismo espacial y los hoteles en el espacio, parte de esa “música dulce”, pronto dejarán de ser meros argumentos de películas de ficción para convertirse en realidad. A la mayoría le puede parecer un nicho poco relevante, pero es un mercado que tenderá a crecer y que requerirá de profesionales especializados: guías turísticos galácticos con formación en astronomía, pero también con gran capacidad de comunicación y de contar las historias que será necesario narrar durante el camino hacia las estrellas. Y los hoteleros cibergestores no sólo se enfrentan a la necesidad de adquirir conocimientos sobre física y los astros, sino también a entrenar nuevas habilidades funcionales de gestión con el fin de dar cabida, en la distribución de funciones, a la ergonomía de tales complejos. Puede seguir pareciendo un ejemplo de escaso relieve, pero lo que deseo transmitir es que nada permanece quieto, que el turismo se mueve, y muy rápido, al compás de los desarrollos tecnológicos y que todos nosotros, los centros educativos incluidos, debemos movernos a ese compás. Si la innovación está ahí fuera, nuestros planes de estudio tienen que incorporar esa innovación y consiguiente flexibilidad; de lo contrario serán muy poco útiles para la práctica profesional.
Y es que esto es lo que se pregunta quien termina sus estudios (inicialmente de grado, que puede proseguir con alguna especialización vía programas master): ¿Y ahora qué? Tenemos que ayudarles a volar, en un sentido genérico, no ya en el específico del turismo espacial que ha servido de ejemplo. Podía haber utilizado otros para manifestar la aparición de nuevos perfiles profesionales, con el denominador común de un abordaje multidisciplinar:
-Dado el ritmo de evolución de las tecnologías y los terabytes de información generados por los destinos y los propios turistas, el business intelligence y los analistas de sistemas, con conocimientos estadísticos sofisticados y sobre big data, son fundamentales para aislar lo esencial y singular (aunque sea a corto plazo) dentro de esos terabytes de datos (estructurados y, sobre todo, no estructurados) que la industria, con toda su multiplicidad de agentes, es capaz de generar.
-También a nivel digital, el turista, en su proceso de búsqueda de nuevas experiencias, va a desear visualizarlas virtualmente: el augmented tourists designer se vislumbra como otra de las nuevas profesiones con mayor demanda potencial, cuyas funciones pasan esencialmente por diseñar las experiencias en realidad virtual, que exigen combinar competencias del ámbito tecnológico con un conocimiento de los mercados turísticos.
-Si nos encaminados cada vez más hacia una sharing economy, ¿no será que las empresas turísticas van a requerir de sharing managers (con las competencias, nuevas, correspondientes)?
-La evolución social, demográfica y ambiental abren también ventanas de oportunidades para el empleo de nuestros jóvenes: competencias específicas en las áreas de salud, nutrición y dietética; social, energética y ambiental también deben estar en el radar de cursos que deben buscar su punto de diferenciación dentro de tan amplia (¿demasiada, o demasiado convencional?) oferta.
Ayudémosles a volar desde el espíritu de servir, de recibir bien, de relación, de proximidad que es idiosincrásico de la industria turística. La tecnología es nuestro aliado en este esfuerzo, no nuestro enemigo. La persona sigue y seguirá siendo el centro de su andamiaje estratégico: su alfa y su omega, pero hay que pensar "out of the box".
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(*) http://notasdecorte.es/turismo
(**) http://www.mecd.gob.es/educacion-mecd/areas-educa...
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