La pasada semana, una empresa centrada en la captación de talento y los recursos humanos, Nawaiam, me invitaba a coordinar un encuentro empresarial en el que, junto a otros profesionales del sector, pretendía analizarse el pasado, el presente y el futuro del sector turístico en nuestro país. En este encuentro, en el que participaban expertos y directores de compañías como Deloitte, El Corte Inglés, Mandarín Oriental Hotel Group, entre otras, no solo se ponía en valor el sector turístico, sino que, de la misma manera, profundizamos en aquellos retos, así como escollos, que se estaba encontrando el sector en una recuperación que, a la luz de los datos, va “viento en popa”, pero con la cautela que precisa este escenario de excepcional incertidumbre.
En dicha reunión, que se celebró el jueves 23 de junio en el hotel del grupo Mandarín, el hotel Ritz de la ciudad de Madrid, se debatieron asuntos de gran relevancia, como podría ser el hecho de que estamos hablando del 12% del PIB, o del 15% del empleo. Pero, de la misma manera, se debatían otras cuestiones que, al margen de esa contribución económica y ese carácter estratégico que muestra el sector, debemos tener muy en cuenta. Pues hay que señalar que España sigue siendo una referencia a nivel global en materia turística, pero el nuevo contexto nos muestra síntomas de que todo no está funcionando todo lo bien que se esperaba.
2022 es un año de recuperación, de eso no hay dudas. Todos los expertos que en la mesa intervenían coincidían en que el año 2022 será el año de la recuperación. En este sentido, Rocío Abella, de Deloitte, señalaba que el presente año pretenden alcanzarse los niveles y las cifras, al menos en materia de PIB y empleo, que veíamos en el año 2019. Ana María Camps, directora del departamento de estudios de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos, señalaba, por su parte, que las cifras de 2019 se quedaban cortas frente a las que preveía registrar el sector finalmente, teniendo en cuenta la gran demanda.
Y es que, como ya hemos señalado anteriormente en esta columna, los datos, así como todos los índices confeccionados para medir la recuperación nos indican que el sector no solo se está recuperando, sino que lo hace a un ritmo que confirma las previsiones que teníamos. El empleo está por encima de los niveles previos a la pandemia, con 2,5 millones de afiliados; el gasto medio de los turistas ya supera al de 2019; los asientos programados para verano por las aerolíneas ya se igualan a los del año prepandémico. Y así, podemos señalar que no hay indicador, como digo, que no refleje esa recuperación que vive el sector, y que lo sitúa, de nuevo, como uno de los principales motores económicos con los que cuenta el país.
Sin embargo, esas buenas previsiones no eximen al sector turístico de reformas que, como pudimos analizar en el encuentro que aquí señalamos, precisan aplicarse para lograr una recuperación sostenible y, como muestran también los indicadores, plena.
Pues, de la misma manera que vemos indicadores que confirman esa recuperación del sector turístico, también vemos otros indicadores que siguen lastrando esa recuperación, a la vez que nos indican una serie de síntomas que, como poco, deberíamos tener en cuenta. Y sí, entre los indicadores que más preocupan y que evidencian un claro problema que tiene el sector turístico en España, hablamos de los problemas que están viviendo los empresarios del sector para encontrar capital humano. La Gran Renuncia, que es el nombre con el que han definido la situación numerosos expertos, sigue complicando la reactivación total, a la vez que acentúa una problemática que, desde hace años, vive este sector: la precariedad laboral.
Como muy bien señaló Ana María Camps, de la Confederación Hotelera, muchos hoteles, en la reactivación, se están enfrentando a la problemática que supone no encontrar personal para afrontar la demanda que, por otro lado, se tiene. En este sentido, muchos hoteles se están viendo en la obligación de cerrar habitaciones de hotel y no ofertarlas ante esa incapacidad de poder dar servicio por la falta de personal. Una situación que, teniendo en cuenta las pérdidas que arrastran estos empresarios, sigue limitando una recuperación que, aunque va bien, podría ir mejor.
Pese a la gran demanda que se recoge, la oferta sigue estando muy limitada por esta problemática que enfrenta el sector. Y hay que decir que esta problemática de la que hablamos no es nueva, sino que lleva gestándose en la sombra mucho tiempo.
Los indicadores de rotación de personal, como confirmaba el director de recursos humanos del hotel Ritz, Ferrán Hernández, muestran la dificultad que tiene el sector para retener el talento. Desde hace años, el sector turístico siempre ha sido una alternativa para personas que, de forma temporal, querían “ganar un dinero”. Y hoy, tras una pandemia que mandó a casi todo el sector al paro, la dificultad para el sector de ”enamorar al talento”, como señaló Camps, es aún mayor. Pues hay que decir que cada día hay menos personas interesadas en desempeñarse profesionalmente en el sector turístico.
En conclusión, el sector turístico se muestra optimista y pensando en una recuperación que no cesa. Sin embargo, atendemos a síntomas que muestran la necesidad de aplicar cambios en un modelo turístico al que, a la luz de los datos, le cuesta atraer talento. Y hay que decir que las crisis siempre nos han enseñado las consecuencias de una escasez de demanda, pero esta crisis, como hemos visto, ha puesto en evidencia la importancia que tiene la oferta dentro de esa ecuación, y como sin ella, de la misma manera, estamos acabados.
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