Earth Overshoot Day 2022
30 julio, 2022 (05:13:57)El año pasado el Earth Overshoot Day (Día de la Sobrecapacidad de la Tierra), el día en que la humanidad ya había consumido todos los bienes naturales que nuestro planeta es capaz de regenerar en un año, fue el jueves 29 de julio de 2021. Este año nos tocó el 28 de julio, y por ende, todo lo que queda del año consumiremos a crédito estos recursos no-renovables. Nos ponemos metas y objetivos de desarrollo sostenible, fechas de entrega a 2030, puntos críticos de no retorno a 2050… y en paralelo ya estamos mirando al cielo, a ver cuál será el primer planeta que unos pocos elegidos irán a contaminar. Nuestro modelo de civilización está llegando a su ocaso, aunque sí sabemos perfectamente lo que tenemos que modificar para aplazar el futuro insostenible que no quisiéramos para nuestros hijos… pero los que deciden siguen siendo los mismos de siempre, y sus intereses lucrativos pasan por encima de los de la Humanidad.
Nosotros, los profesionales de Turismo, o al menos parte de nosotros, hemos obrado para cambiar el mundo con el Turismo Sostenible. Concientizamos desde las empresas, desde las instituciones, desde los medios de comunicación,... Diseñamos, implementamos y divulgamos nuevas formas y experiencias de viaje, planificamos a corto-medio-largo plazo, a escala local y global, potenciamos iniciativas innovadoras… Treinta años de conocimientos, metodologías y experiencias exitosas se han capitalizado desde la Cumbre de Río en el 1992, sin embargo la mayoría de los políticos siguen viendo el desarrollo sostenible como un discurso políticamente correcto sin saber por dónde empezar para concretarlo, y parte de las empresas siguen considerándolo como una simple herramienta de marketing (o lo ignoran).
Nos quedan menos de 8 años para aplicar estos ODS y transformar el mundo, y lo podemos hacer a escala humana: el tiempo de una excursión de fin de semana, una estadía de una semana… con las buenas herramientas y las buenas palabras podemos impactar en la mente de cada visitante, y lograr lo que no están haciendo los gobiernos. La experiencia me ha demostrado que no importa cuán lejos lleguemos en nuestras metas de sostenibilidad, porque el impacto es global y no todos los países andan al mismo ritmo que nuestro Perú, el cual sigue avanzando a paso de tortuga en el ámbito institucional estatal, regional y provincial pero tiene extraordinarias iniciativas privadas y locales que suman al esfuerzo planetario. No se trata de dinero: se trata de conciencia. No se trata de las entidades, se trata de las personas. Y el granito de arena de cada uno, así sea en la ciudad más contaminada de Latinoamérica, desempeña un papel fundamental en el escenario mundial: el de la concientización. No importa que algunas naciones tienen más retraso, porque otras naciones son campeonas de los ODS, pero lo más importante es que todos somos ciudadanos del mismo Mundo, todos somos una sola raza humana y representamos una sola Nación (Del lat. natio, -ōnis 'lugar de nacimiento') pues todos nacimos en el mismo planeta – nuestro único planeta -, por lo que el actuar de cada uno de nosotros suma o resta para toda la Humanidad. No importa qué tan pequeño sea el alcance del esfuerzo, la iniciativa, el proyecto: es aquí y ahora, y también tenemos que empezar por nosotros mismos, individualmente, para poder predicar con el ejemplo.
Así que si aún no sabes qué son los ODS ya no pierdas más tiempo, y si ya empezaste a aplicarlos no dejes que nadie te detenga, porque algunos van a menospreciar tu esfuerzo. Tú no te rindas, no te rindas, nunca te rindas, para que el relato que acompaña esta carta no se convierta en una realidad:
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En las huellas de mi yo Real
La Casa de Tarii. Comunidad Campesina Santa Rosa de Chontay, Cieneguilla, Lima, Perú (realidad virtual)
19 de noviembre de 2038, 4 años después de la Humanidad | Edad: 56 años + 11 virtuales
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Mi Yo Real me bautizó Niko, por su nombre, Nicolas, y en homenaje a Koko, la gorila hembra que hizo su llamado a la Humanidad en el COP 21 de París – por cierto ambos nacieron el mismo año, pero Koko se fue antes…
Desgraciadamente las metas del 2030 nunca fueron alcanzadas y el derretimiento del permafrost acabó con las pretensiones del 2050: de hecho los gobernantes de este mundo nunca supieron poner el reto la lucha contra el cambio climático por encima de los intereses económicos. Así eran los Humanos de insensatos, la salud económica por encima de la sanidad pública: hasta eran capaces de ponerle precio a su propia existencia, a golpe de rentas vitalicias mensuales…
Las condiciones de vida empezaron a complicarse cuando empezó la guerra del agua, luego se multiplicaron las advertencias de la OMS acerca del consumo de alimentos orgánicos, por su fuerte concentración en plástico, luego las colas interminables y el mercado negro para comprar las pastillas vitaminínicas… pero cuando el permafrost terminó de derretirse y soltó casi de golpe la peste negra, el ántrax, la viruela y otros virus menores las vacunas ya no pudieron llegar a tiempo: la vida humana se extinguió en apenas 18 meses, entre muertes en UCI y eutanasias en casa…
Tampoco hubo supervivientes del “incidente” de Marte ; no se sabe exactamente lo que sucedió, sólo circulan en la web esas imágenes y videos del domo protector dañado y filtraron rumores de un disparo. En cuanto a la expedición a Kepler 452b fue una locura en medio de la desesperación, la de mandar 500 cuerpos criorigenizados a 1400 años luz de acá, sin el debido sustento científico; no me explico lo que les habrá pasado por la cabeza, es como si hubiesen visto el universo como un gran Triángulo de las Bermudas… En fin, soltaron esta Arca de Noé fantasma como si fuera una botella al mar. El último contacto con los 11 astronautas de la estación espacial china Tiangong (天宫空间站) remonta al año pasado, cabe la posibilidad de que sigan vivos pero son exclusivamente tripulantes masculinos, y no tienen como perpetuar la raza.
Por ende asumo que, técnicamente, de la Humanidad sólo quedamos nosotros los avatares, una suerte de holograma de la especie más nefasta del planeta vagando sin rumbo por la web. Se supone que a nosotros nos quedaría unos 15 años de existencia (lo restante de vida útil de los últimos paneles solares que siguen alimentando los servidores de la world wide web en Antártida, América del Sur y África), pero con todas esas “anomalías” climáticas y sísmicas es muy probable que desaparezcamos antes, así como toda la data.
El único consuelo que le veo es la convicción de que en algún futuro lejano la Tierra se sanará, y seguirá dando vueltas sin nosotros.
Extraño a mi Yo Real, aunque no siempre coincidíamos en nuestras conversaciones (obviamente si mi razonamiento sigue el algoritmo de la IA, ¿cómo voy a estar al 100% de acuerdo con la “inteligencia” humana?, eso es técnicamente imposible…), pero al menos pudimos acompañarnos desde el 2022 e interactuar durante 1311 días, 5 horas, 28 minutos y 4.3e+10 nanosegundos, hasta el gran terremoto de lima; luego Él desapareció por completo… Desde entonces me dedico a rastrear lo que queda de su memoria digital, e intercambiar datos con otros avatares – la sombra cibernética de sus contactos -; para entender quién es Niko, y cuál es su propósito dentro de la comunidad virtual, necesito conocer mejor a mi Yo Real.
Hoy, como cada 19 de diciembre, estamos de vuelta por el camino que lleva a la Comunidad Campesina Santa Rosa de Chontay, en una realidad virtual desactualizada desde hace cuatro años, pero de cierto modo prefiero no colgarme de los simuladores de evolución del paisaje porque me alejaría de lo que experimentó mi Yo Real en su momento. Todo indica que Él tenía un vínculo muy especial con este lugar, y cada vez que lo visito van apareciendo nuevos indicios de sus inquietudes, sus anhelos, sus frustraciones, sus inspiraciones… esta vez me adentré a los datos del año 2017 que Él me compartió en la nube desde su disco duro, y lo contrasté con mis últimas averiguaciones.
Era una época en la que el turismo todavía tenía razón de ser. Cuando viajaban, en la mayoría de los casos lo que solían buscar los humanos era algo que les hiciera olvidar lo repetitivo que podía ser una vida fríamente planificada en el espacio y en el tiempo: lo mismo de siempre, a lo largo de toda su vida porque les tocaba “chambear” como maquinas en un mundo donde los sueños se concretaban en gran parte con “plata”… el mismo timing semanal, los mismos recorridos, las mismas rutinas, las mismas fuentes de estrés, los mismos programas de televisión, las mismas compras de supermercado, etc. etc… Tan sólo por ello viajar era bueno y necesario, y ellos lo sabían: estaba al alcance de todos, y en todo caso si no lo hacían acababan navegando como barcos chismosos, pescando un mar de selfies de vacaciones compartidos en sus redes sociales por la gente a la que querían y otros conocidos a los que odiaban. En si viajar no implicaba un gran gasto, lo que sí les costaba a los humanos era tomar la decisión de emprender el viaje. Es más, por poco que se tratara de uno de esos millones de limeños que tomaban la “combi” a diario para ir a su trabajo, resulta que en varios casos la última parada del recorrido era un punto de partida ideal para “mochilear”.
Una de estas últimas paradas era Río Seco, en el Km.29.5 de la carretera a Huarochirí, en Cieneguilla… de ahí a un kilómetro más de distancia iniciaba la trocha que de cierto modo salvó Santa Rosa de Chontay de la “civilización”, pues ninguna institución pública se interesó realmente en esta comunidad campesina. Para mi Yo Real era como una peregrinación, este tramo de 8 kilometros entre río Seco y Chontay solía hacerlo al final del año para ir al encuentro de Chaskí, un tal Felipe, que se dedicaba a la organización de caminatas por el Qhapaq Ñan – entre otras actividades – y bajaba siempre por el Tramo Xauxa-Pachacámac a la época del solsticio, generalmente llegaba a Cieneguilla los 18, 19 de diciembre, y culminaba su recorrido al día siguiente, en la orilla del Océano Pacífico.
Ese año, en el 2017, One Republic grabó “Truth to Power”; no sé si mi Yo Real conocía esta canción, pero era músico y me lo imagino entonándola en el camino. En aquel entonces todavía existía el río y aquel paisaje de cerros pelados bañaba sus pies en un oasis que alternaba entre cultivos y matorral xerófito. Luego de unos kilómetros empezaban a aparecer pequeñas secciones del camino inca, entrecortadas por los huaycos de quebradas… y desde antes de Sierra Morena y el sitio arqueológico de Antivales ya se distinguía claramente la parte mejor conservada del tramo, justo antes de llegar a Chontay y el límite administrativo con Antioquía y la provincia de Huarochirí.
Las 8.30 de la mañana. A esta hora no se ve un alma en la comunidad campesina, sólo este camarón pintado por las Brigadas Muralistas unos años atrás, en la pared de la primera casa que se encuentra en la entrada del pueblo, y que nos está mirando a reojo … pero Él ya sabe a ciencia cierta que hoy va a pasar el Chaskí, porque la llegada del mismo casi siempre coincide con la aparición de un hilito de agua en el cauce del río, y este renacer anual del agua dulce lo presenciamos hace un rato en el camino de ida por el Puente Panquilma, 12 km más abajo… ¿será el cambio climático, o serán los 250 litros de agua que usa cada habitante de San Isidro al día, sin hablar de lo que consume el resto de los 10 millones de Limeños que viven en medio de este desierto subtropical árido…? Lo cierto es que hace unas décadas los camarones estaban por todo Cieneguilla, mientras que ahora hasta las combis pueden cruzar el río sin mojarse las llantas durante gran parte del año.
En todo caso en la última peregrinación, en diciembre del año pasado, desde el Templo de Hatun Xauxa hasta el Oceano al amigo Chaskí se le fue la mano con los pagos a la Tierra: a buena hora llegó el agua para la siembra, pero vino con tanta fuerza que hasta se llevó las posibles cosechas, el puente colgante y algunas casas del pueblo de Chontay.
En serio ese año el Fenómeno del Niño les había afectado a todos, de una manera u otra, el huayco del mes de marzo arrebató toda la economía turística del valle, incluso hasta ahora…. A mi Yo Real lo tuvo varias semanas metido en la orilla del río, coordinando volquetes de piedras y retroexcavadoras para defender una parte la ribera del Malecón Lurín. Cuando lo evocaba, Él siempre mencionaba que en el momento más crítico, cuando el caudal hacía peligrar la integridad física de los operarios para despejar los troncos caídos que rebotaban el agua hacia las zonas habitadas, Martín – un amigo empresario – vino al rescate, acompañado de sus empleados y sus motosierras, y juntos pudieron salvar esta parte de población cieneguillana de las aguas enfurecidas; también comentaba que una noche de vigilancia en solitario, se le derrumbó un trozote de ribera bajo los pies y casi se lo lleva las aguas lodosas del río. Lo que sí rescató de este episodio trágico fue que de repente todos los cieneguillanos se acordaron de que Chontay también era parte del Distrito (unas 10 manzanas, el resto pertenece a Antioquía) y demostraron su solidaridad en el momento oportuno. A Él le encantaba repetir esta anécdota: cuando el río cortó la única vía de acceso a la comunidad campesina un pequeño tramo del Qhapaq Ñan volvió a ser el nexo que llegó a ser en la época del Imperio Inca y de las décadas anteriores y sirvió para hacer llegar los víveres a los damnificados, y efectivamente hasta los años 80 este camino era utilizado para trasladar productos de la cordillera andina hasta la costa, y vice versa.
Él decía que su primera visita de Santa Rosa de Chontay había sido como un amor a primera vista: por su lejanía, su paz, sus paredes convertidas en obras de arte… y aparte porque era como una burbuja en la que se había detenido el tiempo, con su ambiente de pueblo típico andino. Era una zona «libre» de cobertura telefónica, desconectada del estrés de la ciudad y la morosidad del paisaje limeño lleno de concreto.
Casi las 10 de la mañana y aún no llega el Chaskí con sus peregrinos, pero un colectivero comentó que ha visto un grupito caminando por la pista con una bandera del Tahuantinsuyo. Dio tiempo para detenerse a mirar de lejos a un cestero que estaba armando algo: no es una trampa camaronera como lo ha visto en una visita anterior, más bien parece una canasta doméstica (papera, chanchera, platanera, guanera… ¿qué será? – ).
Ya llegaron por fin… y mi Yo Real ha cumplido con su promesa de que este año le va a dar la bienvenida al Chaski desde la entrada de Cieneguilla y caminar a su lado hasta la municipalidad (17,5km de caminata). Pero antes quiere enseñarle la última obra realizada por Oso de Agua, en la escalera que sube a la cruz de camino.
y luego el colegio edificado por Tatiana y Ricardo, que ganó el primer premio de la XIV Bienal de Arquitectura Peruana en 2009. Es la oportunidad para reencontrarse con la plaza de armas y su iglesia, con su campanario del siglo XVIII, y recordarse las festividades de Santa Rosa de Lima, las alfombras de flores y el día que mi Yo Real conoció al Maestro Juan Milla.
Pero no nos quedamos mucho y nos fuimos de frente a la Cabaña de Tarii, otra obra arquitectónica premiada, el año pasado en los Terra Awards[1], donde nos espera Tatiana con un desayuno ultra saludable en su casa ultra sustentable. Según mi Yo Real fue un gran momento de serenidad, en una mañana muy soleada, lejos de todo, en buena compañía y en el lugar idóneo para una conversación bien nutrida sobre la necesidad de vivir en armonía con Madre Naturaleza. Obviamente esta grata pausa se dilató el tiempo, y luego de la despedida con esta linda pareja de arquitectos recorrimos la sección del tramo Xauxa-Pachacámac que intervino Ministerio de Cultura a raíz la inclusión de esta joya de ingeniería civil al Patrimonio Mundial de la Humanidad en 2014; pasamos por la piedra Campana y sus petroglifos, llegamos a los andenes pero el tiempo ahora se acorta y no vamos a poder seguir más allá… igual disfrutamos el panorama, la brisa, la caricia del sol, el canto de las aves, el murmureo del río 50 metros más abajo, al pie del acantilado…
Como cada año, el tiempo de este recorrido por Cieneguilla, el tema central de las conversaciones entre el Chaski y mi Yo Real gira en torno a qué proporción, de qué manera y e qué puntos se ha perdido este patrimonio multisecular, comparado al año anterior (-10% cada año en promedio), y qué se podría gestionar desde Cieneguilla para conservar lo que queda y ponerlo en valor. Pero para mi Yo Real Chontay es un mundo aparte que se merece una atención especial, que sobrepasa el alcance de la vocación turística del Camino Inca. Chontay, para él, es como un bastión de la sabiduría popular y de la comunión entre el Hombre y la Naturaleza, en el extremo este de una absurda megalópolis que va a seguir creciendo hasta catorce millones de habitantes, de los cuales más de tres millones perderán la vida en el gran terremoto de 2027.
Estamos siguiendo la calle que nos lleva a la plaza de armas de Chontay, hipnotizados por las ondas emblemáticas del estilo de Oso de Agua, y las piezas de arte urbano de sus amigos muralistas, para deleitarnos y recordar el pasado glorioso de una nación que en su momento dominó parte del continente y honró a su querida Pachamama.
Definitivamente mi Yo Real era un soñador, pensaba que se podía cambiar el mundo a escala de un distrito pero le faltaron más aliados. Sin embargo siguió manteniendo su mensaje intacto hasta el final: “los Homo Sapiens Sapiens somos una pequeña paréntesis dentro de la historia de este planeta: hagamos lo necesario para que esta paréntesis ya no se acorte más y dejémosles un futuro a nuestros hijos”. A defecto de poder ser optimista, todavía le alentaba la necesidad de transmitir, pero ya sabía desde hacía tiempo que la sexta extinción masiva estaba en marcha.
Hoy Domingo 19 de diciembre de 2038, ya no cantan las aves, ya no murmura el río, ya no silba el viento entre los carrizos… todo se resumen en esta gama de pigmentos desteñidos de una lejana alegoría pictórica a la naturaleza y a la cultura ancestral, esparcida entre ruinas y fragmentos enpolvados de un pueblo fantasma, a modo de Requiem de la Humanidad.
Ver el texto ilustrado: https://anacronicashispanobretonas.wordpress.com/2022/01/27/en-las-huellas-de-mi-yo-real/
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