¿Una tasa turística? No es una mala idea
"La idea es interesante, teniendo en cuenta algunos hechos que pueden resaltarse tras consultar algunos indicadores" 24 agosto, 2022 (08:01:43)Leo en la prensa una entrevista publicada por el diario Cinco Días, en la que el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, hablaba sobre diversas cuestiones relacionadas con el turismo. Y entre esas cuestiones que comentaba, me llamaba la atención la mención a una “tasa turística” que, según el alcalde, España debiera implantar para fomentar la colaboración por parte del turismo extranjero con los servicios públicos que ofrece nuestro país.
Pensando un rato los pros que tendría esta tasa, así como los contras. Contrarrestando ideas; pensando en el dinero que nos cuesta el turismo extranjero, en la composición del turismo y la demanda turística, entre otras muchas cuestiones e indicadores que permiten el análisis, creo que he llegado a una primera conclusión, debiendo decir que no me parece una mala idea. La idea que comenta el alcalde es una idea interesante, teniendo en cuenta algunos hechos que pueden resaltarse con algunos de estos indicadores que menciono.
Comenzando por un análisis superficial, debemos señalar que España es un país para extranjeros. El turista internacional, teniendo en cuenta que hablamos de un país líder en lo que al sector turístico se refiere, como es el caso de España, es el turista por el que apuesta nuestro modelo turístico y por el que generamos unos ingresos que superan, de lejos, el ingreso recibido por el turismo doméstico. Y si esto no fuese verdad, la propia UNWTO, o lo que conocemos como la Organización Mundial del Turismo de la ONU, no habría instalado su sede mundial en la capital de este, nuestro país, Madrid.
Con todo, he de señalar que podría estudiarse eximir a los ciudadanos españoles de esta tasa. Pero habría que profundizar bastante más en el análisis para obtener respuesta, pues todos los españoles ya aportamos a un Estado que financia una gran parte de esos bienes, por los que estaríamos soportando una doble imposición, no legal, que doblaría injustamente la carga impositiva de ese hecho imponible. Como muy bien define la norma fiscal, no puede aplicarse una doble imposición por un mismo hecho imponible, y de no aplicarse dicha norma, se estaría sustrayendo nuestro dinero injustamente.
Siguiendo con la tasa turística y esa justificación que, grosso modo, razono, hemos de señalar que aquellos ciudadanos extranjeros que, en su mayoría, pasan por nuestras tierras, aunque contribuyan en materia de gasto, provocan un impacto económico en nuestro país, el cual deben abonar, con impuestos, los ciudadanos de este país. Por poner un ejemplo, pensemos en Magaluf, o en Salou, así como en el turismo de borrachera que promueve un modelo turístico “low cost”, basado en el sol y playa y los paquetes turísticos.
Veamos el ejemplo de Magaluf.
Como sabemos bien, Magaluf es el destino escogido por miles de jóvenes que quieren “disfrutar” de una fiesta que, por lo general, acaba en auténticas guerras campales. Y es preciso, en este sentido, señalar que esto no nos sale gratis. Empleados públicos, como policías, deben intervenir en estas situaciones. Solamente para el verano de 2018, por ejemplo, esta localidad mallorquina tuvo que desembolsar 140.000 euros para reforzar policialmente la zona ante los sucesos que se producen. Y no tengo datos de 2022, pero leo en las noticias relacionadas que, hace unos días, un grupo de británicos propinaba una brutal paliza a una taxista en la misma Magaluf, por lo que la situación no debe haber mejorado mucho.
De la misma manera que ocurre con los policías, ocurre con otro tipo de especialistas, como es el caso de los sanitarios. Y no vamos a entrar en el turismo sanitario, que también es otro coste.
En lo que a los sanitarios se refiere, hemos de señalar que hablamos de profesionales que, además de que tienen que desplazarse para mediar en la reyerta en la que, incluso, le agreden, estos deben atender borracheras, que posteriormente son tratadas por otros profesionales sanitarios en urgencias, cada diez minutos, como mostraba la estadística. Y como ocurre con las borracheras, ocurre con otras intervenciones que, derivadas del balconing, las propias borracheras, la droga, entre otros elementos, cuestan dinero que sale de las arcas públicas y, por ende, de nuestros bolsillos.
Para ponerte en conocimiento, el Gobierno, según El Economista, y con datos de 2018, hablamos de 1.100 millones de euros al año. Para hacernos una idea, lo mismo que puede recaudar la Agencia Tributaria de la Comunidad Foral de Navarra en todo un trimestre de todos sus contribuyentes, o el equivalente a lo que el Gobierno de España destinó a la ejecución de políticas relacionadas con la cultura y el deporte. Vamos, que no hablamos del chocolate del loro.
Pero hemos de señalar que cuando el sol se asoma, los extranjeros van a dormir, pero en las calles aún queda trabajo por hacer, y más empleados públicos entran en escena como es el caso del personal de limpieza. Barrenderos con barredoras, camiones de basura, mangueras, recogida de residuos especiales, barrenderos y tractores de playa, entre otros profesionales salen cada madrugada a las calles para limpiar lo que estos turistas, al igual que los españoles, ensucian.
Por poner un ejemplo con un dato, Calviá, un pequeño municipio mallorquín, cercano a la citada Magaluf, de solo 49.000 habitantes, ha tenido que presupuestar casi 30 millones de euros en limpieza para mantener las calles del municipio limpias tras la presencia de estos turistas extranjeros, y los meses de verano, en los que hay más turistas, la plantilla debe incrementarse en más de 20 empleados cada mes.
En resumen, podríamos seguir enumerando situaciones y datos que demuestran la hipótesis que se me ha planteado en mi cabeza: el turista extranjero gasta, pero también usa los servicios públicos de todos los españoles, los cuales no se benefician todos por igual de este turismo. En este escenario, aplicar una tasa turística, que como cita el propio alcalde, tienen muchos países y ciudades en el mundo, no me parece una idea tan exagerada. Yo he ido a Italia en muchas ocasiones, y en todas he tenido que contribuir con la ciudad vistada. Florencia, Roma, Milán… en todas he tenido que pagar una tasa turística y en ninguna me he sentido engañado, ni mucho menos he dejado de ir al enterarme.
Además, ese ingreso que reciben las distintas comunidades, de hacerse descentralizado, podría ser proporcional, recibiendo más ingresos aquellos territorios que más impacto reciben por el turismo.
En conclusión, creo que existen razones para estudiar la medida, y datos que podrían dar la razón a este alcalde. Y seguiré este análisis con datos económicos que traten de reflejar el ingreso potencial. Pero como digo, de inicio no me parece una mala idea y, mucho menos, no creo que el turista extranjero deje de visitar a un país tan demanda como España, en un contexto en el que ha bastado abrir la frontera para recuperar, como señala la estadística, 9 de cada 10 turistas extranjeros.
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