Antes de hablar de turismo, hablemos de educación financiera
Defender la importancia del sector turístico para nuestra economía es imposible si, previamente, no contamos con una educación financiera que nos permita entenderla. 4 octubre, 2022 (14:10:32)Ayer se celebraba el Día Internacional, o Mundial, de la Educación Financiera.
Desde hace años, el primer lunes del mes de octubre se ha convertido en una cita esperada para aquellos que impulsan y defienden la necesidad de potenciar la educación financiera en el mundo. Y hemos de señalar que, dada la relevancia de esta disciplina, podríamos extender durante toda la semana la celebración de este día; pues, como veremos a continuación, hablamos de una disciplina muy útil para el ser humano, llegando a ser determinante, incluso, para entender lo que publicamos cada semana en esta columna, o incluso lo que hacemos en nuestro día a día.
Y es que, aunque no seamos conscientes de lo importante que es la educación financiera para el ser humano, es preciso señalar que muchas de las afirmaciones que hemos emitido en anteriores columnas no podemos entenderlas si, previamente, no tenemos una educación financiera que nos permita entender conceptos tan extraños como el producto interior bruto, la inflación, la tasa de desempleo, la población activa, entre otros conceptos que, pese a encontrarse presentes en nuestro día a día e influir en nuestra vida, nos suenan a chino por el simple hecho de que no tenemos ninguna cultura financiera que nos permita comprenderlos.
Pues podemos creer que la educación financiera es algo que únicamente deben comprender los economistas, pero hemos de señalar que creernos esta afirmación es uno de los mayores errores que podemos cometer en nuestra vida. Desde que somos pequeños manejamos dinero y realizamos transacciones económicas. La economía no solo es lo que hablan los políticos o los economistas en los programas de debate, la economía es desde que se cobra una nómina a principio de mes y se va al supermercado a realizar la compra, hasta cuando un niño recibe la paga semanal que le da su padre y va a la tienda de juguetes a por el juguete que tanto quería.
Y, sin embargo, pese a que hablamos de una disciplina que se encuentra presente en nuestra vida desde la infancia, seguimos desatendiéndola e, incluso, reduciendo su peso en la educación de los más jóvenes en tanto en cuanto pasan los años y se van reformando los sistemas educativos.
Para hacernos una idea de lo que digo, la pasada semana escribíamos un artículo en el que tratábamos de reflejar la importancia del sector turístico para la economía española y la mundial, al hilo de la celebración del Día Mundial del Turismo. En ese artículo señalábamos esta contribución, haciendo referencia a diversos indicadores económicos que la reflejan, como puede ser el PIB turístico, el gasto turístico, la estacionalidad, la población empleada en dicho sector, entre otros. Sin embargo, de nada sirve decir que el turismo español supedita un gran porcentaje de nuestro “PIB” si, posteriormente, no sabemos qué quiere decir “PIB”.
De la misma manera, hablábamos de la estacionalidad en el sector, de la recuperación económica, de la Gran Renuncia, así como otros indicadores y sucesos que están determinando el comportamiento del sector en esta recuperación en la que nos encontramos inmersos. Pero al igual que cuando hablamos del PIB turístico, no podemos entender esa gran contribución que tratábamos de señalar sin una cultura financiera que nos permita entender conceptos tan básicos como el propio crecimiento que registra una economía, o el empleo que crea un determinado sector a lo largo del tiempo.
En esencia, la educación financiera nos permite entender mejor el mundo que nos rodea, lo que ocurre en nuestro día a día, hacia dónde nos dirigimos. La educación financiera, debido a todo esto que comento, nos hace más libres y nos permite tomar mejores decisiones en aquellos aspectos más relevantes de nuestra vida. Y pese a que la sociedad española piensa como yo, teniendo en cuenta que el 96% de los padres desea implementar esta materia en las aulas, seguimos sin ofrecer esta gran herramienta a una gran mayoría de españoles que, aunque no precisen entender el peso del sector turístico en nuestra economía, sí encuentran dificultades en tareas tan rutinarias, y obligadas, como podría ser una declaración de impuestos.
Atendiendo al mismo estudio que dice que el 96% de los padres quieren que sus hijos estudien educación financiera, lo que podemos observar es que el 60% de los españoles reconoce tener verdaderos problemas a la hora de realizar la declaración de la renta, por ejemplo. Pese a que el Estado nos obliga a hacer este trámite cada año, sólo un 40% de los mismos sabe realizar correctamente la declaración y el resto precisa de ayuda de terceros para realizarla. En esencia, el estudio culmina diciendo que sólo un 12% de los españoles puede realizar tareas de este tipo con plena independencia, lo que muestra, por ende, que esa falta de educación financiera no permite entender aspectos tan básicos como nuestros ingresos y nuestros gastos a 9 de cada 10 españoles.
Por todo esto que comento, en conclusión, pueden entenderse situaciones como la ocurrida con el ministro Garzón, quien cuestionó la contribución del sector turístico. O al igual que ocurre con esto, podemos entender otras afirmaciones que han sido muy cuestionadas en nuestra columna. Pues, como me gusta a mi decir, ofrecer a la sociedad una herramienta tan poderosa como la educación financiera es la peor estrategia política posible. Es enseñar a la ciudadanía conceptos tan importantes, que serían capaces de cuestionar e identificar las falacias y las mentiras que tratan de colarles. Y esto que comento, efectivamente, es posible con la educación financiera.
Por todo ello, apoyemos la educación financiera y ¡feliz Día Internacional de la Educación Financiera!
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