Un hotelero, presidente de los EEUU... aunque el sector prefería a Clinton
9 noviembre, 2016 (20:23:24)Donald Trump será el nuevo presidente de EEUU, después de haber obtenido el martes la victoria sobre la candidata demócrata, Hillary Clinton. El voto popular ha dejado muy clara la división existente entre los votantes: un 47,7% para Clinton (sí, ha ganado en voto popular por 200.000 votos), frente a un 47,5% de Donald Trump. Pero los votos electorales, los que dan la presidencia y dependen de los compromisarios de cada estado (gana el primer candidato que llega a los 270), han sido para el controvertido candidato republicano, que ha conseguido 289 frente a los 218 de Clinton.
Un hotelero -ha dejado en manos de sus hijos la gestión de Trump Hotels, aunque puede compaginar ambas presidencias-, pero también constructor, celebrity, personaje de reality show, "el hombre de las misses", magnate inmobiliario quebrado, hijo de rico constructor, difícil joven que tuvo que pasar por la disciplina militar... y según ha mostrado durante la campaña, racista, machista y xenófobo como poco, se reunirá hoy jueves con Barak Obama en la Casa Blanca para conocer el despacho oval y la residencia donde él y su familia vivirán en los próximos cuatro años. La suerte está echada, y está claro que como decía anoche un analista de la CNN, Trump ha tenido una virtud incuestionable: ha sabido escuchar a los miles, millones de ciudadanos norteamericanos que se sienten olvidados por el Gobierno federal.
Nadie puede negarle que ha sabido contactar con la gente, y por eso también en EEUU el término "populista" ha entrado en política. Trump ha arrasado entre los estadounidenses hombres, blancos, pobres y rurales.
Decían anoche que Trump no es un candidato típico republicano y que de hecho, no defiende el ideario republicano, sino su propio ideario... será interesante ver cómo las mayorías republicanas en el Senado y en el Congreso convivirán con el nuevo presidente. Y cómo el partido gestiona su relación con un presidente al que no han sabido controlar como candidato. Todos, el propio partido, los medios de comunicación, Hillary Clinton y su campaña, han -hemos- minusvalorado a Trump.
Esta semana, aprovechando nuestra presencia en la World Travel Market, mi compañero Xavier Canalis publicaba en "¿A quién vota la industria turística: a Trump o a Clinton?", que a pesar de ser Trump un hotelero, el sector turístico internacional prefería a Hillary Clinton como nueva presidenta. Solo el 7% de los directivos del sector consultados (en total unos 2.000) prefería a Trump sobre Clinton. ¿Por qué? Porque la Secretaria de Estado representaba la continuidad respecto de Barak Obama, considerado el Presidente de EEUU más comprometido con la industria turística, por haber mejorado la política de visados, haber incrementado la promoción de la marca turística USA y, entre otras cosas, haber reanudado las relaciones con Cuba, un destino turístico lleno de oportunidades ahora también para las empresas estadounidenses. Ayer en la feria de Londres la preocupación por la victoria de Trump era palpable, según nuestro corresponsal Xavier Canalis, e incluso algunos destacados miembros del sector se manifestaban "apenados" por el resultado electoral.
Sea como sea, y ante el desasosiego y la sorpresa de muchos, Donald Trump ha ganado las elecciones en Estados Unidos. ¿Construirá el muro prometido en la frontera con México? ¿Perseguirá a Hillary Clinton para meterla en la cárcel? ¿Romperá relaciones con China? ¿Tendrá una política ultra proteccionista en lo económico y comercial? ¿Cerrará el país a la inmigración? La realidad es que desde la misma noche del martes, el presidente electo Trump parece tener poco en común con el candidato Trump... quizá solo su extraño flequillo pelirrojo... El mundo, y seguramente también el Partido Republicano, cruzan los dedos deseando que se olvide de sus promesas electorales. Para ser el presidente de todos, como ha prometido, deberá traicionar a su electorado.
¿Cómo es el nuevo Donald Trump? El presidente electo lanzó el mismo martes un discurso aglutinador, agradeciendo a Clinton su servicio al país, tranquilizando a los países extranjeros, pidiendo "guía y ayuda" a quienes no le han votado, asegurando que trabajará por la unidad del pueblo estadounidense... el Trump presidente ha sido la auténtica sorpresa de esta semana, más que los resultados electorales. Es posible que Trump sea un gran actor y en la campaña haya representado a un personaje -algo habrá aprendido en los 14 años que lleva siendo el protagonista del reality show televisivo "The Apprentice"-. Y es posible también que ahora se haya puesto el disfraz de presidente, y simplemente interprete otro papel.
Pero como pienso firmemente que "solo nos queda la esperanza", es posible que Donald Trump, actuando como un presidente aunque solo sea por necesidad, consiga parecerlo... y es posible también que si consigue parecerlo, incluso pueda llegar a serlo en alguna medida... Después de todo, ¿acaso Fausto no ansía parecerse al espíritu que le visita al inicio de la obra de Goethe? ¿Y no le responde ese espíritu estas misteriosas palabras: "Te pareces al espíritu que concibes, no a mí". ¿No quiere decir eso que podemos ser lo que queramos? ¿Es posible que todo consista, simplemente, en actuar como si ya fueras lo que quieres ser?
La UE desconfía de Trump, aunque la ultraderecha europea le ha felicitado con efusividad y convicción. Pero es cierto que aunque las Bolsas recibieron con caídas los resultados electorales, la debacle fue mucho menor a lo que muchos esperaban y muy inferior a la caída que registraron tras el referéndum del Brexit. Y en Wall Street las caídas fueron realmente leves, e incluso se ha hablado de "optimismo" en ese mercado de valores.
Hillary Clinton dijo ayer en su discurso de acceptación de la derrota, que "le debemos a Trump mirar con la mente abierta" y que le había ofrecido al ganador "su ayuda para trabajar con él por el bien del país", deseándole éxito. Siempre me impresiona que tengan tan clara, en EEUU, la diferencia entre la persona y la institución, y cómo ésta va mucho más allá y es mucho más trascendental que aquélla. Esperemos que el ego de Trump lo resista.
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