Sector turístico: Año nuevo, vida nueva
"España es un país que, pese a ser un país líder en materia turística, sigue apostando por el mismo modelo turístico por el que apostaba hace 40 años." 27 diciembre, 2022 (14:11:37)Desde que comencé a publicar mi columna en Hosteltur, he redactado y publicado varios artículos en los que hablo de la necesidad de transformar un modelo turístico que, atendiendo al caso español, precisa reformas y numerosas mejoras que deberíamos aplicar. Atendiendo a esos artículos a los que hago alusión, España es un país que, pese a ser un país líder en materia turística, sigue apostando por el mismo modelo turístico por el que apostaba hace 40 años. Y esta situación, teniendo en cuenta la dependencia española, y que hablamos de un sector cada vez más competido a nivel global, es un riesgo a tener muy en cuenta para una economía en la que el turismo se posiciona como uno de sus principales motores económicos.
Antes de nada, y aunque muchos no quieran verlo, es preciso señalar que España es, como digo, un país en el que una gran parte de su economía se apoya en el sector turístico. Atendiendo al PIB turístico español, que viene a ser la parte de PIB que corresponde al sector turístico, este asciende por encima del 12%; siendo España la economía con el mayor PIB turístico del mundo. Además, analizando el dato de empleo turístico, que viene a ser la proporción de ocupados que se concentran en este importante sector, el porcentaje asciende hasta situarse en el 15%; reflejando esto, de igual manera que lo hace el PIB turístico, la importancia de este sector para una economía que, a la luz de los datos, es la economía más dependiente del turismo a nivel global.
Y debo señalar que estos datos hacen referencia a la media nacional, por lo que no tenemos en cuenta particularidades que, en un análisis objetivo, deberían tenerse muy en cuenta. En este sentido, analizando estos indicadores que hemos seleccionado arriba por regiones, encontramos casos, como el de las Islas Canarias o el de las Islas Baleares, donde el PIB turístico, es decir, el PIB supeditado al sector turístico supera el 35% y el 45%, respectivamente. Y al igual que ocurre con el dato de PIB ocurre con el dato de empleo, superando en ambos casos el 50% de la población ocupada en dicho territorio. Dicho de otra manera, existen regiones donde esa dependencia es aún mayor, por lo que el riesgo, de igual manera, también se acentúa sustancialmente.
Sin embargo, pese a esa importancia del sector turístico y la dependencia citada, la oferta turística en España, como decíamos al inicio y tras el análisis, sigue siendo bastante mejorable; precisando esta numerosas reformas que, pese a que se demandan desde hace años, siguen sin llegar.
Desde hace 40 años, y pese a contar con un sinfín de destinos, y en los que pueden practicarse numerosos tipos de turismo, la oferta turística española está muy centrada, muy focalizada y poco diversificada. Analizando esta en detalle, hablamos de una oferta que, en gran medida, se centra en el turismo de masas –de escaso valor añadido– y, más concretamente, en el turismo de sol y playa. Y todo ello, en un sector en el que cada vez más hay más rivalidad, nos está obligando a lograr esa diferenciación a través de modelos “low cost” que ponen la guinda a una oferta turística que, como digo, deja mucho que desear.
Otros mercados, como Italia, Turquía o numerosas economías emergentes de América Latina están diversificando su modelo turístico con el fin de atraer a unos turistas extranjeros que, a la luz de los datos, contribuyen ampliamente con aquellas economías que, desde hace pocos años, han comenzado a apostar por este importante sector. El turismo, como motor de crecimiento económico, es un sector por el que muchas economías están apostando, y cada vez hay más. Y esta rivalidad, en un escenario en el que España se quedase atrás por no aplicar las reformas y las mejoras que debe aplicar, nos deja muy expuestos; pudiendo perder un liderazgo que, en el futuro, quedaría en manos de otras economías que, con un mejor modelo y una mejor oferta, se llevarían todo ese beneficio con el que hoy contamos.
Esto, como señalo en el artículo, es un riesgo a tener muy en cuenta.
Pues, teniendo en cuenta todos los datos que menciono en este artículo, todo aquello que afecte o pueda afectar al sector turístico, atendiendo a la dependencia citada, afecta –y mucho– a la economía española. Y si el sector turístico dejara de funcionar, o funcionase a un ritmo menor, teniendo en cuenta que hablamos de uno de los principales motores económicos con los que cuenta el país, la economía española, en parte, también dejaría de hacerlo. Por esta razón, es hora de comenzar a aplicar las reformas que precisa nuestro modelo y dejar de postergar unas mejoras que, a la luz de los datos, solo reforzarían uno de nuestros principales motores, a la vez que únicamente reportarían beneficio a la economía peninsular.
En concluisión y como dicen: ¡Año nuevo, vida nueva!
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