El turismo español en 2023
25 enero, 2023 (04:34:41)El rasgo más significativo de la edición de FITUR 2023 ha sido, a juicio del autor de este artículo, la calidad de los encuentros entre empresarios, profesionales y expertos, en la forma de jornadas, mesas redondas y seminarios, en los que se ha analizado la situación actual del turismo español y sus perspectivas en el inmediato futuro. La personalidad y representatividad de los participantes, así como la masiva asistencia hacen de estos encuentros un relevante valor de la primera feria anual del turismo mundial, y constituyen un paso decisivo en su progresiva profesionalización. Lo expuesto en estos encuentros permite hacer una valoración de cómo está el turismo español, de su capacidad de resistencia y de recuperación, que ha hecho posible que el 61% de la recuperación de la economía española se haya debido a la actividad turística como ha señalado EXCELTUR. El Fondo Monetario Internacional (FMI), en su reciente informe sobre la economía mundial, confirma esta apreciación, al señalar que la fuerte recuperación del turismo ha sido decisiva para evitar la recesión de la economía española.
Otro resultado de estos encuentros, quizás aún más importante: ha permitido constatar el dinamismo y la capacidad de crecimiento de nuestro turismo, no tanto en números, sino en incremento del valor de la oferta, que se traduce en una mayor rentabilidad y competitividad en relación con otros destinos.
Merece la pena, por tanto, detenerse en analizar los rasgos definitorios de la presente situación del turismo español que se acaban de mencionar: El primero es su capacidad de resistencia y de recuperación y el segundo su dinamismo en innovación técnica, diversificación de la oferta e incremento del valor añadido del producto turístico.
Para valorar debidamente la capacidad de resistencia y recuperación del turismo hay que recordar que la actividad turística, mundial y nacional, fue el sector productivo que resultó más afectado que ningún otro por la pandemia de covid-19. Pasó del nivel sin precedentes alcanzado en 2019 a la paralización absoluta en los dos años siguientes: los viajeros de las líneas aéreas se quedaron confinados, los hoteles cerraron sus puertas por falta de clientes, los restaurantes permanecieron vacíos para evitar la propagación del virus, las actividades de ocio quedaron también confinadas a los hogares. El movimiento se restringió al mínimo para asegurar la supervivencia. En 2022, una vez controlada la pandemia, al menos relativamente, la actividad social, y con ella el movimiento, se ha reanudado a un ritmo que ha sorprendido a todos. El turismo, en algunos destinos, ha alcanzado niveles próximos a la etapa anterior a la pandemia. En el caso de España, culminando un proceso de progresiva recuperación a lo largo del año, a finales de 2022 se han alcanzado niveles, en cuanto a ingresos y número de turistas, análogos a los de 2019.
Este período ha constituido un auténtico “test de stress”, no simulado, sino rigurosamente real, para las empresas turísticas, pero han sabido responder con una gran flexibilidad a los vaivenes de actividad impuestos por las sucesivas oleadas de las variantes de la covid-19. Esta flexibilidad implica un alto grado de eficiencia y de capacidad de adaptación, basada en una larga experiencia adquirida gestionando situaciones de crisis, que no han faltado en la historia de nuestro turismo. La diferencia con previas crisis ha sido su profundidad y su duración. Estos factores determinan la trascendencia de su superación y definen el éxito alcanzado por nuestro turismo, que es atribuible a su propia fuerza, al haber contado solamente con escasas ayudas externas, aunque algunas, pocas, hayan sido instrumentalmente valiosas, como la prolongación de los ERES, que ha permitido mantener una fuerza laboral disponible al activarse la recuperación. El caso de AENA ha sido especialmente significativo, al haber podido eludir los graves problemas padecidos por importantes aeropuertos de otros países, incapaces de mantener su actividad al reanudarse al tráfico aéreo por la falta de personal. No obstante, este buen hacer de nuestro tejido empresarial no puede ocultar el hecho de que las empresas han estado dos años prácticamente inactivas.
El otro aspecto de la presente situación de nuestro turismo, puesto de manifiesto en FITUR 2023, es el dinamismo y el espíritu de innovación presente en el sector. Los movimientos de consolidación en el sector de la distribución, el más atomizado de la actividad turística; el aseguramiento de la conectividad aérea, clave para la recuperación de la movilidad, favorecida por el mantenimiento de las tarifas aeroportuarias en niveles competitivos; la inversión hotelera en nuestros destinos, que refleja la confianza en el futuro del turismo español, son algunos de los aspectos positivos que marcan la perspectiva hacia el futuro inmediato. La innovación se ha plasmado en numerosas iniciativas concretas presentadas en los encuentros profesionales celebrados en FITUR, que reflejan que nuestro turismo, que es uno de los sectores productivos de nuestra economía más tecnificados, es plenamente consciente de que la competitividad pasa ofrecer nuevas soluciones a las expectativas de los clientes que solicitan la prestación de los servicios turísticos.
Esta capacidad de resistencia y recuperación permite ser optimista de cara al futuro confiando en que nuestro turismo sabrá hacer frente a las grandes incertidumbres que implican la situación económica (inflación, crecientes tipos de interés) que afectarán a una demanda que se manifiesta fuerte, dando prioridad al viaje frente a otros bienes alternativos, como los duraderos o el vestido, pero que tiene que hacer frente a gastos imperativos como las hipotecas, geopolíticos; los factores geopolíticos (guerra de Ucrania) y los sanitarios (nuevos brotes pandémicos), así como las amenazas derivadas de las medidas políticas que desconocen que la sostenibilidad solo es posible si se plantea como un proceso gradual, y que pueden incidir gravemente en la conectividad aérea limitando la competitividad de los destinos turísticos europeos frente otros del área mediterránea o la operatividad de los vuelos de corto radio fundamentales para alimentar los aeropuertos “hub” que hacen posible el tráfico hacia y desde los mercados de larga distancia. Este factor es especialmente relevante respecto a mercados como los asiáticos: China, India, Japón, Corea, que a veces se presentan como si fueran incompatibles con los tradicionales europeos, cuando la experiencia ha demostrado que otros mercados de larga distancia, como EE.UU., Iberoamérica, Canadá, son complementarios de los europeos y que permiten presentar productos turísticos alternativos que ya son parte sustancial de en nuestra oferta.
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