El turismo necesita ser gestionado, no politizado
8 agosto, 2017 (18:36:52)Germán Porras
Secretario General de la Mesa del Turismo
El sector turístico suele quejarse de que la opinión pública no reconoce la importancia de la actividad turística para la economía nacional, el empleo, el equilibrio de la balanza de pagos y la neutralización del déficit de las cuentas públicas.
Existe siempre el riesgo de confundir opinión pública con opinión publicada. Nunca ha podido ser este peligro más patente que en las últimas semanas. Recientes encuestas muestran que el 84% de los españoles apoya el turismo (NC Report, La Razón 6/8/17), y que un porcentaje similar considera positivo al turismo en la propia ciudad de Barcelona. Sin embargo, muchos articulistas y comentaristas de tertulias, imbuidos de su supuesta condición de creadores de opinión han arremetido contra el turismo de forma indiscriminada. Desde el elitista al que le molesta visitar una ciudad coincidiendo con otros muchos turistas como él, al que, desconociendo conceptos tan elementales como la capacidad de carga de un destino y el arsenal de instrumentos para la gestión de los flujos turísticos, carga contra toda actividad turística como algo intrínsecamente perverso y lesivo para la población local, sin valorar sus aspectos positivos. ¿Podría Barcelona ser el centro económico, comercial y de convenciones que ha llegado a ser si no estuviera conectada a través de su aeropuerto con prácticamente todo el mundo? Y El Prat no sería lo que es sin el turismo.
Consideremos también cuánto les ha costado a las Administraciones públicas y a los partidos políticos reaccionar. A mediados del mes de julio, en una reunión del Consejo de Turismo de la CEOE, compareció la responsable de turismo de un partido político nacional. Desde la Mesa del Turismo se le manifestó que la labor de comunicación sobre la importancia social y económica del turismo no podía descansar solamente en el propio sector, cuyos mensajes la opinión pública podría muy posiblemente percibir como interesados, sino que tendría que ser apoyada desde terceras partes que fueran vistas como representantes del interés general. Se puso de manifiesto que mientras algún partido político demonizaba la actividad turística, e incluso al turismo como tal, otros partidos daban la callada por respuesta.
Al cabo de un tiempo, que a muchos del sector turístico les ha parecido excesivo, las voces de los partidos políticos, de algunos, no de todos, se han dejado oír y se han unido a las de las instituciones representativas del sector. La Mesa del Turismo (La Razón 4 y 6/17; Radio Nacional sábado 5, 23 horas Diario Hablado RN1 y 24 horas; domingo 6, 8 h. Noticias y 24 horas.), y otras organizaciones turísticas, han reaccionado públicamente a lo que se ha dado en llamar la “turismofobia” , políticamente alimentada, y los riesgos que podría comportar respecto a la imagen del turismo español y a la actividad económica nacional, sino también a la Marca España, a la imagen del país, que correría el riesgo de ser contemplado como hostil al visitante extranjero que acude, por ocio o por negocio, a España. Los partidos políticos, culminando con el Presidente del Gobierno, finalmente, han expresado su decidido apoyo a la actividad turística. Esta expresión de apoyo, de la que se exceptúan aquellas fuerzas políticas que de una forma u otra, apoyan o manifiestan su “comprensión” a las manifestaciones violentas de “turismofobia”, han tenido reflejo en los medios de comunicación y han creado un ambiente favorable al turismo. Es extraordinariamente satisfactorio el cambio radical que se ha producido en la opinión publicada: donde ayer algunas cadenas de televisión competían por mostrar los aspectos más desfavorables de un tipo de turismo, que existen, o algunos medios escritos recogían artículos derogatorios del turismo, hoy predominan opiniones favorables a la actividad turística y se refleja la alarma por los actos de violencia que pueden afectar a nuestro turismo.
Para que esta oportunidad, que es el aspecto positivo de este episodio, no se desvanezca debería traducirse en medidas concretas y efectivas por parte de las Administraciones públicas en todos los niveles, nacional, autonómico y local, para hacer frente a los problemas de crecimiento que existen y que deben ser abordados sin dilación, si queremos que nuestro turismo siga siendo un pilar económico y social. Es una estrategia no sólo de demanda, sino también de oferta. Baste mencionar algunos ejemplos concretos: la reconversión de los destinos turísticos envejecidos, que exigen un gran esfuerzo inversor, que ha de ser apoyado por la captación de fondos europeos; la corrección de los factores negativos que recoge el Índice de Competitividad del Turismo Mundial (entorno desfavorable para los negocios, formación profesional), a pesar de los cuales el turismo español ocupa el primer lugar del mismo, y el control de la oferta “alegal”, que con su crecimiento acelerado y sin un marco jurídico coherente y unificado es un factor principal de la presión percibida en algunos destinos, sensación que ha sido manipulada políticamente.
Porque el turismo necesita ser gestionado, no politizado.
Crédito de la foto: ostelea.com
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