La paradoja del turismo español
11 junio, 2024 (01:50:43)El turismo plantea una aparente paradoja a la política económica y a la política turística españolas. Por un lado, la actividad turística se ha constituido, una vez más, en el motor de la economía nacional, que permite la recuperación de la gravísima crisis económica originada por la pandemia de la covid a un ritmo superior al de otros miembros de la Unión Europea y de otros países de Europa. Dejando al margen a los que desprecian a la actividad turística, no pocos sentados en el Gobierno nacional, es postura común de los analistas económicos españoles que este crecimiento de la economía nacional es debido primordialmente al turismo, que ha experimentado una recuperación en número de viajeros extranjeros y nacionales y en ingresos espectacular, después de haber sido la actividad económica más afectada por la pandemia.
Esta opinión de los analistas económicos nacionales es compartida por los analistas extranjeros. Baste recoger el contenido del informe elaborado por Gavekal Research y que recoge El Economista. Según este informe, el PIB español crece un 0,7% cada trimestre y ello es debido al turismo. Las llegadas aumentaron un 22% en el primer trimestre de 2024, alcanzando la cifra de los 16,1 millones; y el gasto creció un 25% hasta alcanzar los 17.700 millones de euros (14.200 millones € antes de la pandemia). Esta fulgurante recuperación se traduce en el aumento del empleo. El sector turístico lleva 32 meses creando empleo, a pesar de las dificultades para reclutar trabajadores para los puestos ofrecidos en los subsectores de la hostelería y del alojamiento.
Hasta aquí, los datos positivos del turismo para la economía española. Pero el conjunto del panorama también presenta aspectos negativos que deben ser abordados desde la política turística. Se están produciendo fenómenos alarmantes que reflejan el malestar de ciertos sectores de la población local en algunos destinos turísticos. Con independencia de que estos factores negativos sean aprovechados o estimulado desde posiciones políticas, reflejan un cierto cansancio de la población residente de los destinos para acoger a los visitantes.
El estímulo de este incipiente malestar ante el turista se puede calificar de suicida, ya que hay que preguntarse cuáles son las alternativas reales a la actividad turística en buena parte de nuestros destinos. ¿Cuál era el nivel de vida en esos lugares antes del desarrollo del turismo? ¿Se han desarrollado otros sectores productivos alternativos? Y muy especialmente: ¿Qué han hecho las diferentes Administraciones públicas, nacionales, regionales y locales para neutralizar esas “externalidades negativas”, como ahora se dice, del turismo? Ese malestar de la población local es, en buena parte, y en primer término, consecuencia de la inactividad de los poderes públicos para redimensionar las infraestructuras y los servicios públicos que requiere el desarrollo económico propulsado por el turismo. Hace poco CEHAT ha contrapuesto los casos de Gran Canaria, que ha actualizado sus infraestructuras públicas, con Tenerife, que sigue con el equipamiento de hace cuarenta años. En ocasiones, la responsabilidad de los poderes públicos va, incluso, más allá, como es el caso de la incapacidad de regular de una manera equilibrada el alojamiento extra hotelero. Es evidente que el acelerado desarrollo del turismo español hubiera sido impensable sin el crecimiento de la oferta de viviendas de uso turístico, pero esta se ha disparado sin que se haya adoptado una regulación que evite los efectos negativos en la disponibilidad de viviendas para la población local tanto en propiedad como en alquiler. Incluso, en muchas ocasiones se ha mirado hacia otra parte e incluso se ha estimulado , o al menos tolerado, esta oferta en muchos casos ilegal. Y, precisamente, el sector turístico está entre los principales afectados por esta carencia de vivienda residencial al dificultar enormemente el reclutamiento de trabajadores en los destinos turísticos de sol y playa.
Para hacer frente a este problema, que es un problema de gestión del éxito de nuestro turismo, no cabe recurrir a soluciones simplistas como el establecimiento de las mal llamadas tasas turísticas. El argumento de que los turistas no contribuyen a financiar las infraestructuras y servicios públicos que utilizan es falaz, ya que están sujetos al pago de los impuestos que conllevan el uso de los mismos a través de la imposición al consumo. Si lo que se busca con las tasas es un efecto disuasorio, ya hay numerosos ejemplos de su ineficacia, como son los casos de Venecia o Ámsterdam. ¿A cuánto habría que elevar esas tasas para conseguir ese efecto?
Afortunadamente, el sector turístico español, está ya reaccionando mediante medidas más positivas. Al lado de la petición creciente de la existencia de una regulación equilibrada para la oferta de vivienda turística que sería deseable que tuviera un ámbito europeo, y en todo caso nacional, se están diseñando y aplicando medidas efectivas de gestión de los flujos turísticos. Baste hacer referencia a los casos de Baleares, Barcelona y Madrid, que han tomado la iniciativa por ser destinos que más se han visto afectados por el crecimiento del turismo y por ser vanguardia en la gestión de esta actividad económica.
Mallorca ha puesto en marcha la que ha denominado “Our Responsible Tourism Pledge”, una estrategia de comunicación y gestión de turismo responsable, basado en las líneas de compra y consumo local, reutilización y reciclamiento, y ahorro energético de agua y energía, dirigido a los visitantes de la isla y a la que se han unido importantes operadores. Barcelona destinará 44 millones de euros a combatir la saturación turística, con actuaciones en 16 áreas ciudadanas denominadas “Espacios de Gran Afluencia”, actuaciones que comprenden, entre otras, la creación de oficinas de datos, medidas de apoyo al comercio de proximidad, refuerzo de los sistemas de seguridad y limpieza, accesibilidad a las zonas, reurbanización y reordenación del espacio público y del estacionamiento de autocares turísticos. Madrid, a su vez, lidera la lista de grandes ciudades europeas en turismo sostenible según el análisis realizado por la plataforma “The Data Appeal Co”, que utiliza los parámetros del “European Tourism Indicator System” de la Comisión Europea, que tiene en cuenta cuatro factores: medioambiental, sociocultural, sobreturismo y gestión del destino.
Estas iniciativas son prometedores signos de una toma de conciencia de la política turística española para afrontar lo que no es sino, como antes se ha indicado, un problema derivado del éxito del turismo español, pero que ha de ser encarado decididamente para que ese éxito se prolongue en el futuro. Para ello es imprescindible que los responsables de la política económica nacional respalden incondicionalmente la política turística.
Para comentar, así como para ver ciertos contenidos de Hosteltur, inicia sesión o crea tu cuenta
Inicia sesiónEsta opinión no tiene comentarios.