El turismo es capaz de poner el mundo al revés
30 julio, 2024 (09:44:02)Fuente: Pexels.
Unas veces para bien y otras para mal, aunque este post aborde este último supuesto.
Es lo que ocurrió hace unos días en la pequeña y hermosa isla griega de Santorini, con sus estrechas y sinuosas calles, así como con sus famosas puestas de sol. Pueden verse algunas imágenes en: https://www.dailymail.co.uk/news/article-13681257/greek-island-santorini-council-residents-stay-home-tourists.html
Es la expresión extrema de la turistificación: ante el desembarco de unos 17.000 cruceristas (más que la población que allí vive), las autoridades pidieron a los residentes que se quedaran en sus casas para no agravar más la situación de sobresaturación. En definitiva, reducir la libertad de circulación en su propia ciudad e isla para no incomodar a los turistas. No es de extrañar que los afectados montaran en cólera.
El colmo es que sean los residentes quienes molesten en sus propias localidades, como si sobraran en el escenario. No se acaba de entender que, si no se respeta y tiene en cuenta a la población local, el turismo terminará muriendo de éxito. Quienes no sean conscientes de ello estarán matando a la gallina de los huevos de oro.
Porque, en efecto, una cosa son las palabras y otra lo que realmente ocurre. A la luz de este caso tan elocuente, cabe señalar que:
*Los responsables públicos no toman medidas que eviten estos excesos tan clamorosos, sea por intereses, por incompetencia, por ignorancia… Y si toman algunas son tardías e improvisadas por falta de planificación.
*Los cruceros, si no se coordinan y/o limitan, son un foco de masificación, colapso e insostenibilidad social y ambiental de gran impacto. Por su propio interés, las compañías navieras debieran autorregularse y evitar aquello que dice nuestro sabio refranero: "la avaricia rompe el saco".
*Los operadores turísticos ganan dinero así: ¿qué más les da la experiencia que pueda emanar de tales concentraciones de gente? Menudo turismo experiencial… Me pregunto, viéndolo desde el otro lado, cuánto dinero dejan esos cruceristas que apenas están allí unas pocas horas. Como botón de muestra, el puerto de Aalborg (en Dinamarca) ha decidido que esto, económicamente, ya no les interesa: https://myaalborg.com/new-course-aalborg-drops-cruise-ships/#:~:text=For%2015%20years%2C%20Port%20of,Destination%20NORD%2C%20Tonny%20Skovsted%20Thorup
*La superficialidad de este turismo de aglomeraciones o alta densidad, solamente para hacer(se) unas fotos, es reflejo de una sociedad que tiene los pies de barro, quizás el elemento de más profunda preocupación.
*Los residentes, con una gran dependencia económica del turismo, se encuentran indefensos, aunque son ellos quienes eligen a sus representantes en las instituciones públicas: es un poder que, en general, podrían usar de forma más organizada.
En mis artículos anteriores he insistido mucho en la importancia de la gobernanza, que debe dar cabida, y no solo de forma simbólica o cosmética, a las comunidades locales como forma de restablecer equilibrios perdidos como los que han dado lugar a los brotes de turismofobia que se extienden como una mancha de aceite (ver, por ejemplo: https://www.hosteltur.com/comunidad/005187_gobernanza-turistica-en-tiempos-convulsos-hacia-donde-vamos.html). No insistiré sobre ello ahora porque desconozco cómo está estructurada en el caso que nos ocupa, pero sí digo que, seguramente, deberíamos cambiar nuestro vocabulario: en lugar de hablar de “destinos turísticos” (término que lleva implícito que los turistas son el centro de esta actividad, utilizando una lente estrictamente económica), deberíamos utilizar una expresión del tipo “lugares con visitantes”, entendidos como destinos en los que los turistas y excursionistas han de coexistir con una población local que tiene que sobrevivir y prosperar. Se trata de que el foco no esté únicamente en los visitantes, sino también en quienes allí residen.
Hay que recolocar las cosas en su sitio y en su justa medida: al derecho, no al revés. Confieso que, desde mi humilde punto de vista, este acontecimiento representa una señal tan clara y grave, que no puedo verlo desde una perspectiva de generación de ingresos para la comunidad local y los modos que cabría implementar para maximizarlos, desde una óptica de “revenue management” (cobrando un impuesto de entrada, por ejemplo), siquiera como un mal menor. Las implicaciones sociales del mismo son insoportables: que “los vecinos no salgan para no molestar a los turistas” es el acabose: https://www.tourinews.es/resumen-de-prensa/notas-de-prensa-destinos-turismo/autoridades-santorini-grecia-piden-vecinos-no-salir-molestar-turistas_4482603_102.html
A lo que hemos llegado… y no será una excepción. Aunque hay que insistir una vez más: el problema no es el turismo, sino los modelos de crecimiento y su gestión (o carencia de ella).
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