Turismo: el perfecto, y fácil, villano responsable de su propio destino
21 octubre, 2024 (12:57:58)La movilización activista necesita causas para aglutinar voluntades y, tanto como las causas, necesita culpables en los que focalizar un objetivo de lucha. Es la base de cualquier narrativa: tener un fin loable o causa justa que defender, un protagonista (que en este caso no puede ser otro que “el pueblo”), un momento de catarsis, un héroe y un villano. Y el turismo, percibido como un constructo ultra poderoso que está en todos lados, pero que al mismo tiempo no tiene cara y ojos, aunque todos saben que está ahí, es un hilo conductor perfecto para recoger una suma de descontentos.
Los descontentos son muchos y variados: vivienda, movilidad, servicios públicos, sanidad, carestía y descenso de la capacidad adquisitiva. Todos estos elementos tienen además su reflejo en la conversación social vinculada al turismo, como un estudio de LLYC del pasado verano reflejaba a través del análisis de más de 2 millones de conversaciones digitales sobre la materia. Son, además, los elementos de conversación que podrían figurar en cualquier potencial programa electoral, lo que de por sí deja intuir los verdaderos intereses que presionan contra la actividad.
Se está focalizando la culpa de todos estos descontentos en el turismo. El villano perfecto y fácil. Y se hace a sabiendas de que no es el responsable real, sin obviar que algunos efectos indirectos de su actividad pueden influir en los mismos. Y se hace también sabiendo que no tiene capacidad de darles solución ni gestionarlos, lo que limita la capacidad de reacción para defenderse de los ataques.
No es culpa del sector todo lo que se le achaca, pero sí es su responsabilidad tomar partido y gestionar su futuro. La reputación, dentro y fuera de nuestras fronteras, es uno de los elementos clave a defender.
Hace años que se ya ven movimientos más o menos organizados en contra de la actividad turística, pero en los últimos meses se ha vivido una eclosión de manifestaciones, movimientos, actos reivindicativos y una presión pública creciente y fuera de lo común. Ya se están anunciando por diversos territorios nuevas movilizaciones como las acontecidas este 20 de octubre en Canarias, que tendrán, previsiblemente, un nuevo clímax en Fitur.
Los intereses que aglutinan este descontento generalizado, cuyas caras, nombres y apellidos van emergiendo poco a poco y que tratarán de revelarse como “los buenos”, han sabido recoger un descontento generalizado, de diversos orígenes, y darles una dirección, focalizando el sector turístico como responsable. Tienen experiencia y éxitos pasados en la tarea de aprovechar la insatisfacción popular.
Es tiempo de moverse.
Actuar es la única solución, obviar la realidad llevará a un daño irreversible. Como señalaba hace poco Jorge Marichal, el presidente de CEHAT y de Ashotel, está en riesgo “la licencia social para operar” del sector. El propio Marichal, a través de la asociación tinerfeña que preside, ha tomado conciencia y, lo más importante, acción, dando los primeros pasos para organizar una defensa decidida de una actividad de la que vive el 40% de la población de las Islas Canarias.
No basta con desarrollar una actividad que genera impacto económico positivo, emplea a miles de personas y trabaja en mejorar su actividad en un entorno altamente competitivo. Es necesario contar con el beneplácito del entorno en el que se desarrolla y esto implica relacionarse e involucrar a otros sectores transversales a la actividad turística.
Las claves de la actuación en defensa del sector pasan por una serie de elementos comunes, más allá de las circunstancias propias de los distintos focos regionales de actividad turística.
Entender el contexto, las limitaciones y las oportunidades es uno de los primeros esenciales en este trabajo. Sólo así se podrá focalizar la actividad de defensa del sector en aquellas acciones que causen mayor impacto, pues los recursos tiempo y dinero son limitados para quienes deben dedicarse a gestionar sus empresas.
Construir una propia narrativa motivadora es otro de los pasos imprescindibles. Pero no es suficiente, es necesario rebatir decididamente con datos, pero también desde la emoción, aquellos mantras irreales, bulos y falacias varias contra la actividad.
Y, finalmente, unir a actores e intervinientes en la cadena de valor para visibilizar la aportación de conjunto, multiplicar los frentes de actuación y buscar la implicación, colaboración y diálogo con los actores públicos que gobiernan y legislan, deben completar la ecuación.
En este escenario forzado contra el sector, está en los actores que lo componen y dinamizan la responsabilidad que el turismo en su conjunto sea percibido como el villano, y convertirse en el objetivo a batir, o resurgir en esta obra de ficción-realidad en el lado bueno de la historia.
Antonio Gomariz
Director de Crisis y Riesgos en LLYC y experto en Licencia Social para Operar
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