Un año turístico mejor de lo esperado
7 febrero, 2025 (12:03:25)EL AÑO TURISTICO 2024
El pasado 3 de febrero el INE dio a conocer los datos del año turístico 2024: 93 ‘8 millones de turistas extranjeros con crecimiento del 10%, que han gastado 126.800 millones de euros con un aumento del 16 %. El número de afiliados a la seguridad social en el sector turístico ha sido de 2,6 millones. Son tres datos incompletos y que no guardan plena coherencia entre sí. El número de turistas, en realidad de viajes, solo sirve si va acompañado de la estancia media. La cifra de gasto de los turistas extranjeros no se corresponde con la de ingresos, medida por el Banco de España, puesto que incluye gastos en origen, algo más de una cuarta parte del total y el número de afiliados que están trabajando varía cada mes.
Mas completo es el dato, también provisional, avanzado por Exceltur, que indica una aportación de la actividad turística al PIB que supera el 13% -unos 208.000 millones de euros, un punto más que el año anterior. Se han superado los datos prepandemia. Ha habido un cambio de paradigma en el consumo, especialmente entre las generaciones más jóvenes europeas y americanas, que priorizan el gasto en disfrutar y conocer-carpe diem-.
Además, ha mejorado la desestacionalización y la redistribución geográfica. El alojamiento en hoteles se ha mantenido estable mientras ha crecido el número de pernoctaciones en viviendas de uso turístico y en las de amigos y familiares, aunque bajo esa rúbrica a veces se esconden alquileres alegales o ilegales.
España ha sido la economía con mejores resultados de entre los países de la OCDE, con un crecimiento superior al 3%. Un tercio se debe al turismo, así como una gran parte de los más de 500.000 nuevos puestos de trabajo.
Al iniciarse el año las perspectivas eran negativas y la situación no mejoró según avanzaba el calendario. Económicamente los estados europeos de donde mayoritariamente proceden nuestros turistas, daban síntomas de debilidad. Solo Estados Unidos y los países con monedas ligadas al dólar gastaban generosamente debido a la fortaleza de esa moneda. El número de turistas procedentes de China y Japón ha crecido, pero todavía no hemos llegado al nivel del 2019.
Actualmente, hay estabilidad política en Gran Bretaña, Italia y los países nórdicos, pero no en Alemania, que celebrará elecciones el 23 febrero, ni en Francia. En toda Europa y en América está creciendo la extrema derecha nacionalista, lo que perjudica al turismo internacional, por definición, globalista.
El año ha terminado con un imprevisto crecimiento de las reservas para el invierno en Gran Bretaña y Alemania y la búsqueda de destinos más baratos en el norte de África a los que viajar con paquetes turísticos, muchos de ellos pagados a plazos, sin que ello haya afectado a la demanda hacia España.
El nuevo año amanece con amenazas. Subsisten las derivadas de la situación política y económica en Europa, las que proceden del cambio climático y otras nuevas en América con Trump.
Persisten ciertas debilidades como unos niveles de productividad e innovación del sector turístico inferiores a la media nacional, según la dirección general de economía del Banco de España, la falta de vivienda para los empleados en los principales destinos que impide cubrir los puestos vacantes y el exceso de visitantes en algunos lugares en ciertas épocas del año.
En los días de mayor saturación, en julio o agosto, el máximo de turistas que hay en todo el país es de unos 2,3 millones, ni siquiera un 5 % de la población nacional, pero mal distribuidos. Hay municipios en los que algunos días de julio o agosto el número de turistas supera al de residentes. Los 8 principales municipios turísticos concentran el 20 % del total de pernoctaciones. En alguno de ellos hay que sumar los miles de cruceristas que pueden desembarcar en un día. Consumen mucho espacio escaso y gastan poco. Las autoridades regionales, excepto en el caso de Baleares y Cataluña, se niegan a imponer tasas a las estancias con el argumento de que no son disuasorias, mientras que antes decían que limitarían la demanda.
Las principales debilidades siguen siendo el exceso de viviendas de uso turístico, muchas ilegales, concentradas precisamente en los lugares saturados, y la fragmentación de la oferta hotelera dominada por pymes.
Las fortalezas de nuestro sistema turístico son extraordinarias: las empresas gestionan los costes implacablemente, la mano de obra es competente, la energía barata. Hay seguridad física y jurídica y magnificas infraestructuras, incluidas las sanitarias. Nuestras ventajas relativas son claras: proximidad a y buena conectividad con los principales mercados; los turoperadores, las compañías aéreas europeas y los potenciales clientes apuestan por España, lo que se traduce en un alto índice de repetición y en la confianza de los inversores internacionales que ponen su dinero en los niveles superiores de la oferta hotelera lo que facilita la captación de un turista de alto gasto, que es el que buscan autoridades y empresarios.
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