Panturismo, turismo-centrismo y preservación de las tradiciones
12 abril, 2025 (03:43:45)Escribir esto a las puertas de uno de los periodos vacacionales por excelencia quizás no sea muy popular, pero, a mi modo de ver, es reflejo de una inquietud que va mucho más allá de lo personal y que merece, por ello, una pausa para la reflexión. La Semana Santa sirve como un buen ejemplo en el que detenerse, pero la preocupación es extensible a las tradiciones en general, como trata de reflejar el título.
En la sociedad contemporánea española, el turismo ha dejado de ser una actividad complementaria para convertirse en el centro gravitacional de múltiples aspectos de la vida social, cultural y económica. Este fenómeno, al que podríamos denominar turismo-centrismo, ha dado lugar a una expansión que podemos llamar panturismo: prácticamente todo puede ser transformado en objeto de actividad turística. Desde fiestas tradicionales hasta actividades cotidianas reflejo del modo de vida característico de un lugar: esta tendencia no deja nada fuera de su alcance. Además, la gestión del turismo es de lo más transversal (“pan”), pues involucra, en realidad, a todos los servicios públicos y condiciona la vida de los ciudadanos. Ya no digamos cuando se llega al punto del sobreturismo, es decir, cuando se sobrepasa la capacidad de gestión y de resistencia ante la afluencia masiva de foráneos y locales en las calles, pudiendo llegar a representar un problema especialmente agudo, tal y como la literatura científica ha reflejado ampliamente en los estudios sobre capacidad de carga.
Por un lado, este panorama tiene sus ventajas. El turismo genera ingresos, fomenta el conocimiento de otras culturas y puede ayudar significativamente a preservar tradiciones y patrimonios que de otro modo podrían peligrar. Así, la Semana Santa (o Semana de Pasión) es considerada en muchos lugares como una fiesta (palabra que, en este caso, da aún más pie a esta disquisición) de interés turístico nacional o internacional, atrayendo visitantes que se maravillan ante su riqueza cultural y artística. Al margen de su sentido religioso, compartido o no, su presencia en las calles entra por los cinco sentidos y reúne connotaciones de diverso tipo con un valor, generalmente, tan indiscutible como extraordinario.
Por otro lado, sin embargo, este fenómeno tiene sus contrapartidas. Cuando tradiciones profundamente arraigadas en sentimientos religiosos, como las procesiones de Semana Santa, se transforman en eventos turísticos, festivos y masificados, existe el peligro de banalizar su esencia, sin respetarla. El recogimiento y la solemnidad que deberían caracterizar estas celebraciones pueden quedar empañados por prácticas que priorizan el entretenimiento, como la venta de entradas a terrazas con barra libre ofrecidas por algunos hoteles para observar los cortejos procesionales.
El desafío radica en encontrar un equilibrio, más bien, diría, una coexistencia armónica. Por muy grande que sea la dependencia económica del turismo, el afán por atraer visitantes no debería desvirtuar el significado profundo de estas tradiciones. La pérdida de autenticidad significa poner en riesgo a medio/largo plazo este atractor tan potente. Es crucial que todos los actores implicados -responsables públicos, asociaciones de empresas turísticas, comunidades locales (incluyendo, en este caso, las Agrupaciones/Uniones de Cofradías)- participen en un ejercicio de autorregulación (gobernanza) para, precisamente, preservar la autenticidad de estas manifestaciones culturales, evitando excesos que transformen en simple espectáculo lo que tiene unas raíces más profundas.
La Semana Santa, en su dualidad entre periodo festivo y de manifestaciones religiosas, nos invita a la reflexión acerca de cómo integrar el turismo sin perder la idiosincrasia de las tradiciones que alberga. Este llamamiento a la mesura no busca frenar la dinamización económica, sino su sostenibilidad al garantizar que sus raíces culturales y espirituales sigan siendo el alma de estas celebraciones, sin perjuicio (bien al contrario) de su atractivo turístico.

Fuente: ChatGPT.
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