La evolución del diseño hotelero: un viaje hacia la experiencia y la sostenibilidad
22 abril, 2025 (08:43:23)
El diseño de los hoteles ha cambiado tanto como los propios viajeros. Si hace siglos una posada con un tejado que no gotease ya era un lujo, hoy los hoteles son mucho más que un lugar donde dormir: son experiencias, reflejos de la cultura local, escaparates de tecnología y, cada vez más, ejemplos de sostenibilidad. Como alguien que ha observado cómo el turismo y la arquitectura se entrelazan, me parece fascinante cómo los hoteles han evolucionado para convertirse en espacios que no solo acogen, sino que inspiran y conectan. Vamos a recorrer este viaje, desde las posadas medievales hasta los hoteles del futuro, con un enfoque en lo que hace que el diseño actual sea tan especial y por qué creo que está marcando el rumbo del turismo.
De posadas rústicas a palacios de lujo
Imagina un viajero del siglo VIII en Japón, descansando en una sencilla posada con baños termales tras un largo día de camino. O un peregrino medieval en Inglaterra, alojado en un monasterio con poco más que una cama dura y una sopa caliente. En aquellos tiempos, el diseño hotelero era pura funcionalidad: un refugio para el cuerpo, sin florituras. Pero todo cambió en el siglo XIX, cuando los hoteles empezaron a parecerse a los que conocemos hoy.
En 1829, un hotel en Boston sorprendió al mundo con baños privados y agua corriente. ¡Un lujo impensable! Luego vinieron los teléfonos en las habitaciones, las cerraduras seguras y, poco a poco, los hoteles se convirtieron en símbolos de estatus. A principios del siglo XX, los grandes hoteles urbanos eran como palacios, con candelabros, alfombras gruesas y un aire de grandeur que hacía sentir a los huéspedes como reyes. Pero no todo era lujo: también surgieron los moteles, esas cabañas al borde de la carretera para los nuevos viajeros en coche, simples pero prácticas. En mi opinión, este fue el momento en que los hoteles empezaron a diversificarse, entendiendo que no todos los viajeros buscan lo mismo.
La revolución de las cadenas y el auge de lo personalizado
A mediados del siglo XX, las cadenas hoteleras como Hilton y Marriott cambiaron las reglas del juego. De repente, podías esperar la misma cama cómoda y el mismo desayuno continental en Nueva York o en Madrid. Esta estandarización hizo los viajes más predecibles, pero, siendo honesto, también un poco aburridos. Todo era demasiado uniforme, como si los hoteles hubiesen olvidado que los viajeros también quieren sorpresas.
Por suerte, a finales del siglo XX llegó una reacción: los hoteles boutique. Estos pequeños tesoros, con sus diseños únicos y su conexión con la cultura local, rompieron la monotonía. Me encanta cómo un hotel boutique en Lisboa puede sentirse como una casa portuguesa, con azulejos pintados a mano y vino de Oporto en la recepción, mientras que uno en Nueva York puede tener un aire industrial con paredes de ladrillo y arte callejero. Este cambio me parece un acierto, porque los viajeros de hoy no solo quieren dormir bien; quieren vivir el lugar que visitan.
El siglo XXI: sostenibilidad y tecnología al frente
Hoy, el diseño hotelero está en su mejor momento, y creo que hay dos grandes razones: la sostenibilidad y la tecnología. Los viajeros modernos, especialmente los más jóvenes, no solo quieren un hotel bonito; quieren uno que cuide el planeta. Hoteles que usan paneles solares, reciclan el agua de lluvia o eligen muebles hechos con materiales reutilizados están marcando la pauta. Un ejemplo que me impresiona es un hotel en la Costa de la Luz que genera su propia electricidad y recicla casi todos sus residuos. Estos lugares no solo reducen su impacto ambiental, sino que hacen que los huéspedes se sientan parte de algo positivo. Y luego está la tecnología, que ha transformado por completo la experiencia.
Hace 20 años, el Wi-Fi era un extra; ahora, es tan esencial como el agua caliente. Pero la cosa va más allá: hay hoteles donde puedes hacer el check-in con reconocimiento facial, controlar las luces con la voz o incluso explorar el destino con realidad virtual antes de salir de la habitación. Personalmente, creo que esta fusión de tecnología y diseño es un equilibrio delicado. Demasiada tecnología puede hacer que un hotel se sienta frío, pero bien usada, como en esos lobbies que combinan pantallas interactivas con plantas y madera natural, crea una experiencia moderna y acogedora. Espacios que se adaptan al viajero moderno
Otra cosa que me apasiona del diseño actual es cómo los hoteles se han vuelto multifuncionales. Antes, un hotel era solo para dormir y comer. Hoy, los lobbies son oficinas improvisadas para nómadas digitales, espacios para eventos culturales o incluso bares que atraen a los locales. Me parece brillante que un hotel pueda ser un centro social, no solo un lugar para turistas. Por ejemplo, he visto hoteles en Madrid donde el restaurante es tan popular entre los vecinos que se convierte en el corazón del barrio. Este enfoque hace que los hoteles sean más que edificios; son parte de la comunidad. El bienestar también está en el centro del diseño moderno. Spas, gimnasios al aire libre, menús saludables y hasta habitaciones con purificadores de aire son cada vez más comunes. En un mundo donde el estrés es una constante, creo que los hoteles que apuestan por el bienestar están acertando de lleno. Un hotel en Ibiza, por ejemplo, ofrece yoga al amanecer, y eso no solo atrae a los huéspedes, sino que les da una razón para volver.Pigment.es: dando vida al diseño sostenible
En este contexto, la empresa valenciana Pigment.es, especializada en reformas de hoteles, nos explica que su labor es transformar estos espacios con un enfoque en la sostenibilidad y la funcionalidad. Por ejemplo, han renovado lobbies con iluminación LED de bajo consumo y suelos reciclados que no sacrifican el estilo. También han trabajado en hoteles donde se reutiliza el agua de lluvia para riego de jardines o tareas de limpieza. Para mí, esto demuestra que el buen diseño no es solo una cuestión estética; es también pensar en el impacto a largo plazo.
Si pienso en el futuro, creo que los hoteles seguirán siendo un reflejo de lo que nos importa como sociedad. La inteligencia artificial probablemente hará que las estancias sean aún más personalizadas, imaginemos habitaciones que ajustan la temperatura o la música según tus preferencias. La sostenibilidad estará aún más en el foco, con edificios que no solo reduzcan su impacto, sino que regeneren el entorno, como hoteles con jardines verticales que limpian el aire. Y, sobre todo, creo que los hoteles seguirán apostando por lo local, porque los viajeros quieren historias auténticas, no experiencias genéricas.
Para comentar, así como para ver ciertos contenidos de Hosteltur, inicia sesión o crea tu cuenta
Inicia sesiónEsta opinión no tiene comentarios.