El turismo español y las tasas aeroportuarias
10 mayo, 2012Mientras que los principales competidores del arco mediterráneo toman medidas para superar la crisis de los mercados emisores y los efectos de la primavera árabe, nuestros responsables turísticos asumen sin pestañear el incremento de tasas aeroportuarias por encima del 10% con carácter general, y rayando el 50% para los aeropuertos de Barajas y de El Prat. Un ejercicio que, sin duda, responderá a otras prioridades, las del Ministerio de Fomento, pero que cuestiona el papel que se le otorga con frecuencia al turismo como motor de reactivación de la economía española.
Grecia y Egipto han dado un paso hacia la recuperación de sus mercados, siguiendo la teoría económica de que a una caída constatada de la demanda, debe responderse con un ajuste de los servicios y de precios.
Si los expertos turísticos; es decir, los representantes de las empresas y las empresas mismas, afirman que 2012 será el año de la recesión por la disminución del número de turistas extranjeros y también por la caída del turismo interior, los incrementos totalmente desproporcionados de las tasas y precios aeroportuarios, pueden suponer un coste de oportunidad muy superior al beneficio que se estima en los PGE, y es que cuadrar las cuentas es un ejercicio poliédrico en el que los factores cuantitativos y cualitativos, los internos y los externos, se sitúan en umbrales complejos en los que el conocimiento de las situaciones y la negociación, son herramientas imprescindibles para la toma de decisiones.
No es el caso; por el contrario los responsables políticos y los gestores públicos están actuando al margen del intercambio de la información, de la negociación y del arbitraje que se viene proponiendo desde hace dos años por las instancias de la Comisión Europea, que han sido soslayadas con quiebros y paréntesis hasta el ejercicio 2013, cuando los efectos ya sean un hecho en las cuentas de resultados. Mientras tanto, el tráfico de pasajeros en los aeropuertos españoles se está reduciendo este año con respecto al anterior, entre otras causas porque los ya menguados mercados emisores, buscan refugio en destinos más competitivos.
Los responsables de la Administración deben tomar nota sobre cómo actúan los países competidores ante la caída de la demanda turística , y deben actuar en consecuencia; es decir, deben asumir que los intereses del Estado en no perder actividad económica, pasan por medidas de reactivación como la propuesta, porque el mantenimiento , e incluso la reducción de ingresos por Tasas, estará compensada por el incremento de la actividad económica, y los ingresos fiscales que comporta.
Una política turística que entienda la cadena de valor del Turismo con respecto a la economía nacional y que equilibre el esfuerzo de sus eslabones, para obtener un resultado global positivo, sin poner en peligro la fidelización de nuestros mercados, por una cuestión de coyuntura y de gestión de herramientas discutibles.