Fatal accidente en Brasil pone nuevamente de relieve la crisis de los aeropuertos del país
19 julio, 2007A bordo del Airbus A 320 viajaban 176 personas. Las autoridades del país han dicho que no esperan supervivientes ya que el aparato se incendió y se alcanzaron temperaturas de mil grados. El avión, procedente de Porto Alegre, al parecer tuvo problemas al aterrizar por una pertinaz lluvia, saliéndose de la pista al aterrizar, atravesó una autopista y chocó contra un puesto de gasolina y un edificio que servía de depósito a la misma TAM, ahora desplomado, de acuerdo con las informaciones recogidas por el diario O Globo y la agencia Folha On Line. Douglas Ferrari, portavoz de los equipos de rescate, declaró a la agencia brasileña que 52 cuerpos "totalmente carbonizados" habían sido retirados del lugar del siniestro, considerándose casi nulas las posibilidades de que pueda haber supervivientes, dadas las características del accidente. Se prevé que las labores de rescate y la identificación de las víctimas se prolongarán al menos por cinco días. Mientras tanto, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva convocó un gabinete de emergencia y designó al comandante de Aeronáutica, Juniti Saito, para mantener al Gobierno informado sobre las causas y consecuencias del accidente del avión de TAM, en el Aeropuerto de Congonhas. Hasta hace pocas horas se encontraba reunido con los ministros Dilma Rousseff (Casa Civil), Walfrido dos Mares Guia (Relaciones Institucionales), Franklin Martins (Comunicación Social) e Waldir Pires (Defensa). Tragedia anunciada De acuerdo con observadores locales, el accidente de anoche en el aeropuerto de Congonhas parece casi una tragedia anunciada. El choque registrado entre dos aviones en septiembre del año pasado, un Boeing 737-800 de la empresa Gol, con 148 pasajeros y seis tripulantes a bordo, y un pequeño avión Legacy 600, con cinco tripulantes estadounidenses, en plena selva de Mato Grosso, con un saldo de 154 muertos, puso de manifiesto las graves fallas en el sistema de seguridad aérea de Brasil, desatándose una crisis que el Gobierno no ha logrado superar. Aunque el informe de los peritos atribuyó las causas a una serie de errores del piloto del avión estadounidense, este accidente despertó los reclamos de los controladores de vuelo brasileños, que desde entonces ha venido denunciando con huelgas y protestas las serias fallas en el sistema de seguridad aérea del país más grande de Suramérica. Además de mejoras laborales y de seguridad, reclaman que se les transfiera a una categoría civil, ya que en la actualidad son militares, y que se eleve a carrera profesional. Hace pocas semanas, el propio presidente Lula da Silva exigió a la Aeronáutica acometer las acciones necesarias para garantizar el funcionamiento de los aeropuertos, tras diez días de huelgas que obligaron a suspender cientos de vuelos y dejaron varados a miles de pasajeros. Una exigencia formulada un día después de que dos aviones chocaran en el mismo aeropuerto de Congonhas, el de mayor movimiento en Brasil, donde ocurrió el accidente de anoche, hora española. Un informe difundido en abril, la Federación Internacional de Controladores de Tráfico Aéreo (IFATCA, en inglés) reveló que el sistema de vigilancia del tráfico aéreo civil en Brasil mantiene "un bajo nivel de seguridad". Algo similar había dicho en enero la Federación Internacional de Pilotos de Líneas Aéreas. Otro accidente en Colombia En Colombia un avión Embraer de la empresa colombiana AeroRepública, con 59 personas a bordo, también se salió de la pista del aeropuerto Simón Bolívar, de la ciudad caribeña de Santa Marta (norte), dejando un saldo de seis personas heridas. Aparentemente la lluvia nuevamente jugó una mala pasada. El incidente, que obligó al cierre de operaciones de esa terminal aérea, fue confirmado por fuentes de la aerolínea en Bogotá, que indicaron que el aparato, con capacidad para 106 personas, había partido de la Cali (suroeste), con destino a Santa Marta. Diana Ramón (transportes@hosteltur.com)