Profesor de Ostelea publica investigación sobre el fenómeno de la turismofobia
6 febrero, 2020 (16:58:54)La Revista NODO, de la Universidad Antonio Nariño, Colombia, ha publicado recientemente el artículo “No es turismofobia, es lucha de clase. Políticas urbanas, malestar social y turismo en un barrio de Barcelona” del profesor e investigador de la Escuela Universitaria de Turismo Ostelea, centro adscrito a la Universitat de Lleida (UdL), José Mansilla.
El texto realiza un análisis antropológico de #EnsPlantem, Vecinos en Peligro de Extinción, del barcelonés barrio del Poblenou, Barcelona. Esta plataforma ha desarrollado, desde su nacimiento en mayo de 2016, todo un amplio abanico de respuestas a las tensiones urbanas sobrevenidas por la presencia notoria del turismo en el barrio. Como movimiento social ha destacado, principalmente, por la variedad de acciones realizadas, las cuales han ido desde la ocupación simbólica y material de solares abandonados y espacios públicos emblemáticos del barrio, pasando por la propia incidencia política frente a partidos e instituciones, hasta llegar a la organización de manifestaciones, desfiles y asambleas abiertas de denuncia y propuesta de alternativas.
La aproximación llevada a cabo considera al espacio urbano de las ciudades contemporáneas como espacio social, esto es, aquel donde se proyectan las estructuras sociales, las representaciones y los mitos de la sociedad, y, como tal, sería también aquel donde se manifiestan los conflictos generados por las diferentes clases sociales, etnias, sexos, etc. que la componen. En la Barcelona contemporánea, la importancia que el turismo y sus actividades ha acabado alcanzando en el sistema socio-productivo local ha dotado de características propias esta conflictividad; una conflictividad que, como avanzan las consignas que figuran en algunas paredes, podría ser considerado, en realidad, una manifestación de la lucha de clases.
En definitiva, la orientación socioeconómica decididamente terciarizada –turismo, servicios, ocio, etc.- de las ciudades del Norte global parece asegurar la continuidad de la inherente conflictividad urbana de la ciudad contemporánea. Queda por dilucidar si los movimientos sociales surgidos en respuesta a dicha orientación han sido capaces de hacer oír su voz, de forma que sus propuestas han sido tomadas en consideración, y si su articulación con distintos niveles territoriales ha logrado articular una respuesta coherente y a mayor escala.