Por Paula Yue Alonso, en Hoteles y Alojamientos

Abierto por vacaciones

5 agosto, 2024 (09:17:53)
Imagen nota de prensa Hosteltur

“Pet-boom” es el término de moda para definir el aumento de adopciones y del número de mascotas en la población tras la pandemia. En la actualidad en España hay 6,7 millones de personas menores de 15 años, según el INE. Y el número de perros asciende a los 9,3 millones. Es decir, hay casi dos perros por cada niño. La pandemia aumentó el número de familias interespecies, siendo “perrhijos” un nuevo concepto acuñado para denominar a las mascotas.

Una vez contextualizado el auge canino en la sociedad, hay que proclamar una tendencia al alza: cada vez es más natural que miles de familias en España busquen alojamientos para sus perros cuando salen de vacaciones. Una tendencia que, pese a estar en boga, no es tan sencilla: no es fácil dejar a un perro fuera del hogar, puede surgir un viaje de última hora que nos complique el cuidado o, sencillamente, que a la persona que se hace cargo le salte una emergencia o imprevisto y también la pregunta: ¿qué hago ahora con mi perro?

Cuando se trata de unas vacaciones planificadas, la organización es vital y teóricamente más fácil. En este caso, se recomienda, en primer lugar, una residencia canina en caso de vacaciones largas de los dueños. Y en segundo lugar, realizar esta reserva con margen de tiempo: las residencias en verano se llenan enseguida al ser temporada alta.

Popularizadas en las calles de Nueva York o Buenos Aires, por citar dos ejemplos extremos, este novedoso modelo de negocio está cada vez más extendido en España. Es, en otras palabras, un sector en crecimiento ante la mayor presencia de perros en las urbes españolas y con un coste más o menos asequible dependiendo de cada bolsillo, siendo los precios en residencias caninas o en hoteles bastante flexibles, con una horquilla que oscila entre los 12 y los 40 euros diarios.

Estamos hablando de alojamientos con profesionales especializados que tienen muy en cuenta las características y el temperamento asociado a cada raza canina. Profesionales informados y dedicados en cuerpo y alma al bienestar del perro.

¿Y viajar con nuestro compañero de vida?

Es posible, claro: buscando un alojamiento donde las mascotas estén permitidas. Airbnb y Booking también se han subido al carro y han añadido una sección con un buscador específico “pet-friendly”. En otras plataformas como Holidu o Rentalia, el filtro de “mascotas permitidas” es uno de los más populares en la página. No es de extrañar que las búsquedas de este tipo de alojamientos se hayan disparado.

En el caso de España, las opciones son algo más limitadas. El destino vacacional más popular entre los “pet-lovers” es la montaña, ya que es más habitual encontrar alojamientos en el campo que permitan perros. En el caso de las razas de perros más activas como el pastor belga, el braco de Weimar o el Pointer Inglés, la montaña es ideal, además de una oportunidad para fortalecer el vínculo con el dueño.

Qué no está permitido

El código civil considera a los perros “seres sintientes”; y se concreta que los animales son seres vivos dotados de sensibilidad. Por parte de la Real Sociedad Canina de España (RSCE), se recomienda leer las reseñas de las residencias para comprobar que sus cuidadores son buenos profesionales y que las instalaciones estén en buen estado. Abandonar no es una opción, es un delito.

La lacra del abandono arroja datos dramáticos: en 2022 en España se abandonaron 466 perros al día, un total de 170.105 durante todo el año pasado, según los datos extraídos por la RSCE del último estudio Abandono y Adopción de animales de compañía de la Fundación Affinity. Un terrible fenómeno que nos hace peores como sociedad y que debemos erradicar.

Finalmente, cabe recordar que es obligatorio para todos los perros de compañía llevar un microchip que les identifique desde cachorros. Algo que siempre es muy útil si vamos a ausentarnos del hogar durante un periodo razonable y dejamos a nuestro amigo con terceras personas o en las mencionadas residencias. El abandono no es el destino.