Sudamérica frente al desafío de crear y vender circuitos transnacionales de enoturismo
Publicada 21/11/16
El VI Congreso Iberoamericano de Enoturismo, celebrado en San Rafael (Mendoza), fue el escenario elegido para debatir sobre la necesidad que tiene la región de sumar fuerzas para vender un producto alta gama común a todos: las rutas del vino de Sudamérica. Crear paquetes que incluyan Brasil, Argentina, Uruguay y Chile para seducir al viajero de larga distancia que gusta de la gastronomía y la cultura vitivinícola, siempre haciendo foco en la experiencia.
Alcanzar la unión de regiones vitivinícolas de estos cuatro países es el desafío planteado por la brasileña Ivane Fávero, Vicepresidenta para América Latina de la Asociación Internacional de Enoturismo (Aenotur), entendiendo que “no somos competidores” y que “compartir experiencias y realizar trabajos en conjunto servirá para ampliar la competitividad de los destinos”.
Planteó ante los representantes de las bodegas presentes la importancia que tiene para la actividad enoturistica acercarse a operadores y agencias de viajes para trabajar coordinadamente, dado que son estos eslabones de la cadena de comercialización los que más conocen los mercados, las redes de conexión, informan al consumidor y fundamentalmente son quienes pueden crear circuitos binacionales o transnacionales.
La misma postura mantuvo Gonzalo Merino, coordinador del Departamento de Turismo de Bodegas de Argentina, al manifestar ante HOSTELTUR LATAM noticias de turismo que "Sudamérica tiene que trabajar en conjunto para poder comercializar el producto en el exterior porque una persona de Asia o Europa no viene exclusivamente a Mendoza o Argentina, viene a Latinoamérica. Tenemos que generar programas que vinculen el enoturismo de los distintos países y promocionarnos para captar a ese turismo”.
A su entender es posible que un turista llegue a Sudamérica a vivir el vino, ”siempre y cuando desarrollemos experiencias con creatividad y mantengamos la identidad". En ese sentido, remarcó como fundamental "evitar caer en los commodities. Las bodegas caen en eso de la visita, te muestran un viñedo, la molienda, el tanque, la sala de barricas, una degustación de vinos, venta y listo. Se necesita un cambio. Las bodegas tienen que encontrar un diferencial, como ha ocurrido con aquellas que se tiran más a lo arquitectónico o a la parte agronómica".
A su turno, el chileno Rodrigo Alcalde, Director Ejecutivo de Ruta del Vino Valle de Colchagua, también habló de concientizar al empresariado para promover alianzas estratégicas dentro del segmento. “Hay que lograr romper con la idea de que un turista se quede en una sola bodega, hay que unirse porque eso agranda la torta, no quita turismo”, remarcando que cuando un destino primario logra posicionarse dentro del enoturismo “el paso natural es la asociatividad en otra escala para ganar turismo extranjero”.
Desde la Ruta del Vino del Valle de Colchagua se comenzará a trabajar con Mendoza, principal provincia vitivinícola y de enoturismo de Argentina, y el porqué es simple: a ambos lados de la Cordillera hay gran número de bodegas abiertas al turismo, gastronomía de primer nivel y servicios de alta gama. Como señaló Alcalde a HOSTELTUR LATAM "los dos tenemos la necesidad de atraer al público enoturista del mundo, de mostrarnos y en eso cobra mucho sentido la asociatividad entre países".
Según el privado chileno hay que vincularse con ciudades vitivinícolas de la región, pero también con otros segmentos del turismo de alto poder adquisitivo. "Hay muchos turistas que no vienen a nuestros destinos por el vino, pero sí buscan una experiencia complementaria. El enoturismo tiene que dejar de mirarse el ombligo y valorar también ser oferta complementaria de otro mercado, para poder sacarle el mayor provecho posible”.
Desde el lado de la comercialización del producto, la mendocina Romanella Paggi, de Ketek Eventos y Turismo, sostuvo en que “ofrecerle a un turista extranjero la posibilidad de visitar cuatro países en un solo viaje vitivinícola, en tres o cuatro semanas, es una gran oportunidad para asociarnos como países y comenzar a desarrollar estas rutas binacionales o transnacionales”.
Según la expositora del Congreso Iberoamericano de Enoturismo, los países sudamericanos tienen “variadas experiencias para el turista: las viñas orgánicas de Chile; la arquitectura de las bodegas mendocinas; los paisajes y playas de Brasil; la gastronomía de Uruguay”, destacando en todos los casos la existencia de tradiciones culturales arraigadas, hotelería de calidad y el avance en materia de inversiones en infraestructura.
Los cuatro países interesados en crear rutas vitivinícolas sudamericanas coinciden en potenciarse a partir del intercambio de experiencias; capacitación profesional; inteligencia de mercado, adecuando la promoción de los destinos y emprendimientos de enoturismo a los nuevos tiempos, y sobre todo promover la preservación del patrimonio del paisaje como base de la oferta.
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