El gobierno de EEUU inspeccionará los Dreamliner 787 de Boeing tras incidentes

La revisión supondrá una "inspección a fondo" tanto del diseño de la aeronave como de los procesos de producción, según indicó hoy el secretario de Transporte, Ray LaHood.

En una rueda de prensa junto al director de la Dirección de Aeronáutica Civil (FAA por su sigla en inglés), Michael Huerta, y el presidente de la división de aviones comerciales de Boeing, Ray Conner, LaHood indicó que se hará "todo lo necesario" para que los problemas en el Dreamliner 787 no se vuelvan a producir.

"La seguridad es nuestra prioridad, por lo que asumimos esta responsabilidad como la más seria", indicó el secretario de Transporte.

Pese a las investigaciones anunciadas, tanto LaHood como el director de la FAA señalaron que mantienen "su confianza" en el 787, y el propio LaHood aseguró que él "no tendría ninguna reserva" para volar en un avión de este modelo

En los incidentes más recientes, un avión 787 operado por Japan Airlines registró rajaduras en la ventanilla de la cabina de pilotos, y otro mostró un escape de aceite. Ambos aviones completaron sus vuelos sin más problemas.

La FAA aprobó oficialmente la producción de los aviones 787 de Boeing en agosto de 2011 después de lo que entonces describió como "una rigurosa revisión de los sistemas de calidad, las herramientas de producción, los procesos y controles de fabricación, los métodos de inspección y los procedimientos para el control de proveedores de Boeing"

Boeing defiende su avión

La empresa salió en defensa de su modelo de avión 787 Dreamliner, en el que la compañía mantiene una "confianza absoluta".

"El avión es 100 % seguro. Está claro que aún hay cuestiones que deben mejorarse, pero eso sucede con todos los nuevos modelos de avión", indicó en una rueda de prensa el ingeniero jefe del 787, Mike Sinnett, según medios estadounidenses como 'The New York Times' o 'Chicago Tribune'.

"Los problemas experimentados por el 787 son similares a los ocurridos cuando el Boeing 777 empezó a funcionar", indicó el ingeniero, para quien "nada indica hasta la fecha que debamos alarmarnos porque tengamos un problema".

Esta semana, la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte abrió una investigación después de que el lunes se incendiase una batería de litio de un Boeing 787 parado en el aeropuerto de Boston (Massachusetts) y sin nadie a bordo.

Los pasajeros y la tripulación del avión, operado por la compañía Japan Airlines, habían descendido del aparato momentos antes de que el fuego se declarase.

El martes, el despegue de otro avión del mismo modelo se retrasó durante aproximadamente unas cuatro horas, también en el aeropuerto de Boston, después de que se encontrase un escape de combustible.

El miércoles la aerolínea japonesa 'All Nippon Airways' (Japón ha sido el mayor comprador de aviones de este modelo) canceló un vuelo doméstico de otro Boeing 787 a causa de "problemas con los frenos", según la propia empresa.

“Es absolutamente seguro”

"Nos pondremos a disposición del Gobierno para esta revisión", señaló el presidente de la división de aviones comerciales de Boeing, quien rechazó que los incidentes registrados pudiesen deberse a "prisas en la producción" o fuesen derivados de la subcontratación.

"Todos los nuevos aviones comerciales presentan, al principio, problemas similares", explicó Conner, para expresar después su "confianza" en que las inspecciones del Gobierno deriven en mejoras para un modelo de avión sobre el que, actualmente, "no existe ninguna razón para pensar que no es seguro", añadió.

El ingeniero Sinnett explicó que el Boeing 787 dispone de una gran cantidad de "sistemas de redundancia", lo que significa que, de fallar alguno de los componentes del avión, éste aún podría volar y aterrizar de forma segura.

"Se ha comprobado que el 787 podría volar más de cinco horas y media con sólo uno de sus seis generadores eléctricos en funcionamiento", señaló.

Boeing, con sede en Chicago (Illinois) entregó el primer modelo de 787 Dreamliner hace 15 meses a una aerolínea japonesa y, actualmente, ocho compañías distintas (entre las que se incluye, además de las dos niponas citadas, la estadounidense United Airlines), se reparten hasta una cincuentena de estos aviones.