Para Buenos Aires “innovar es incluir”

“En la industria turística, el primero que innovó fue el pasajero, que evoluciona toda su vida como viajero, porque viaja toda su vida. Así como antes se decía ‘somos lo que comemos’, hoy ‘somos lo que viajamos’”, aseguró Gonzalo Robredo, presidente del Ente de Turismo de Buenos Aires, durante la apertura de la última jornada de 2019 de InnovaturBA, que se llevó a cabo en el Planetario Galileo Galilei de la capital argentina.

Y justamente en el proceso de entender a ese nuevo viajero, Buenos Aires analizó un gran número de información para detectar algo que podía percibirse en el día a día de la actividad: que los pasajeros aman a la ciudad por su diversidad.

El cierre anual de InnovaturBA se llevó a cabo en el Planetario porteño

“Esa diversidad es la que nos define como porteños. Lo que los viajeros buscan es una experiencia realmente transformadora, y para eso necesitan encontrarse con lo diverso (..); lo que tenemos que difundir no es el respeto a la diversidad, sino su estímulo”, sostuvo Robredo.

La primera de las charlas estuvo a cargo de Pablo de Luca y Gustavo Noguera, presidente y vicepresidente de la Cámara de Comercio Gay Lésbica de la Argentina (Ccglar), quienes dieron cuenta del enorme potencial que significa la inclusión. En ese sentido, detallaron cuál es el potencial de los distintos grupos vulnerables: los discapacitados, los adultos mayores, las mujeres y la comunidad LGBTI+.

A continuación, Gala Díaz Langou, directora de Protección Social del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), analizó el impacto económico de la brecha de género y demostró cómo la inclusión de las mujeres es sinónimo de productividad y desarrollo.

Pablo de Luca y Gustavo Noguera, presidente y vicepresidente de la Ccglar

“Si se cerrara la brecha de género, el PBI mundial podría incrementarse en un 26%”, aseveró Díaz Langou.

A su término, Delfina Daglio, Diversity & Inclusion Partner de IBM, se refirió a los “sesgos inconscientes” y cómo eso impacta negativamente en los procesos de innovación. Por ejemplo, contó que cuando se realizó el primer programa de reconocimientos facial, se verificó que cuando los rostros correspondían a hombres blancos, el margen de error era ínfimo, pero se ampliaba un poco cuando se trataba de mujeres blancas, se elevaba sustancialmente cuando se trataba de hombres de color y era altísimo cuando los rostros correspondían a mujeres de otras étnias. Lo que descubrieron es que el error estaba en quiénes efectuaban la carga de datos, dada la poca diversidad en ese equipo.

Ese tema fue retomado en la última charla, la de Patricio Guitart, de la Universidad de San Andrés, quien aseguró moverse profesionalmente en una frontera entre la academia, la consultoría privada y el mundo de las inversiones. Señaló que la diversidad es clave en el proceso creativo, ya que el innovador tiene que estar dispuesto a “salirse de unos mismo” durante el camino. “Hay que permitirse perderse para luego encontrarse”, afirmó, y concluyó que para eso hay que estar preparados para aceptar e incluso buscar la visión de alguien absolutamente distinto a uno.

Como cierre, los aproximadamente cien asistentes disfrutaron de la proyección regular del Planetario porteño, y antes esas imágenes que daban cuenta de la inmensidad del universo, todas las diferencias humanas se volvieron todavía más insignificantes.