El Gobierno argentino anunció la implementación de un “dólar turista”
La medida busca frenar la salida de divisas profundizando el “cepo”, pero generó un aluvión de reservas y consultas
Publicada 16/12/19- El Gobierno argentino confirmó que avanzará en la implementación de un "dólar turista" que podría ser hasta un 30% más caro
- Dado que la medida fue anunciada pero no es inmediata, causó el efecto inverso y las agencias hablan de una anticipación de ventas
- El sector turístico no puede ocultar su malestar por la implementación de una medida que, entre 2013 y 2015, ya se probó que no funciona
Tal como se esperaba, una de las primeras medidas de Alberto Fernández como presidente de la Argentina será la profundización del control de divisas. Entre las iniciativas para ello se anunció la creación de un impuesto a los gastos con tarjeta de crédito en el exterior, para “desestimular” el turismo emisivo, que ya se encuentra severamente golpeado por las devaluaciones. Sin embargo, como la implementación no es inmediata, se generó una avalancha de reservas y consultas de pasajeros que buscan anticiparse al gravamen.
El jefe de Gabinete argentino, Santiago Cafiero, confirmó este domingo 15 de diciembre que el Gobierno nacional avanzará en la implementación de un impuesto a los gastos con tarjeta de crédito en el exterior, conocido como “dólar turista”, ya que impacta principalmente en los viajeros argentinos que consumen fuera del país.
En los últimos días, los rumores indicaban que el presidente Alberto Fernández buscaría avanzar en alguna medida de este tipo para profundizar el control sobre las divisas, que en el país se conoce como “cepo”. Los trascendidos hablaban de una tasa del 20%, pero Cafiero adelantó que sería del 30% y que, además, sería a través de un impuesto.
Para que eso se pueda concretar, el Gobierno deberá presentar un proyecto en el Congreso y lograr su aprobación, lo que extiende el plazo para su implementación. Vale recordar que cuando este sistema fue aplicado por la administración de Cristina Fernández de Kirchner (hoy vicepresidenta), se llegó a cobrar hasta un 35% de recargo, pero a cuenta de los impuestos a las Ganancias y a los Bienes Personales, lo que permitía percibirlo sin necesidad del Parlamento.
Teniendo en cuenta la brecha de tiempo entre el anuncio y su posible puesta en práctica, lo que se generó en el mercado fue el efecto contrario: a poco del inicio de la temporada alta, las grandes agencias de viajes registraron una avalancha de consultas, reservas y de pagos de reservas ya hechas, por parte de pasajeros que buscan anticiparse a este posible impuesto.
Preocupación y cautela
Desde luego, la medida causó un gran malestar en la industria turística, por una gran cantidad de razones.
La primera de ellas es que el emisivo argentino lleva más de un año y medio en caída libre como consecuencia de las múltiples devaluaciones. En ese contexto, buena parte de las casi 5.600 agencias de viajes del país se encuentran en una delicada situación, que se potencia por una inflación superior al 50% interanual, la imposibilidad de comprar dólares para acumulación (y cubrirse de esa inflación) y una pesada carga impositiva.
A esta situación, se suma la generación de un clima de incertidumbre para los potenciales viajeros: quien está dudando si comprar o no su viaje al exterior, no sabe cuánto le costará comer o movilizarse una vez que esté en el destino, y eso es justamente lo que el Gobierno busca con la tasa, es decir, “desestimular” el emisivo.
Otro de los motivos de “bronca” por parte de los empresarios es que ya se han hartado de reunirse con autoridades de todos los estamentos para explicar que el turismo no es el causante de la fuga de divisas. Se ha comprobado ya que lo que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) incluye en la cuenta de “Turismo” es el gasto de los viajeros en el exterior más las compras con tarjetas que se realizan en Argentina a portales extranjeros (puede ser un alquiler en Airbnb, pero también “vidas” de Candry Crush, Netflix, Spotify, apuestas deportivas, ropa en las plataformas chinas o Amazon). Ese, sostienen, es el principal motor de la fuga de divisas.
Y es que detrás de todo está la experiencia. Todo esto ya se vivió en el mercado turístico argentino, y fue hace poco tiempo, entre 2013 y 2015. En esos años, las consecuencias no fueron las esperadas, porque los factores que promueven o desalientan los viajes al exterior van mucho más allá de la cotización del dólar.
En esos años, lejos de desalentarse el emisivo, vivió una verdadera explosión que arrojó números casi sin precedente, aun con una percepción del 35% que rara vez se devolvía al pasajero. Y es que en ese entonces existía una amplia brecha entre el cambio oficial y el ilegal (“dólar blue”), que favorecía las compras y el turismo en el exterior. Viajar a Miami resultaba más conveniente que hacerlo al interior y, además, se podía abonar en innumerables cuotas. Y esto se potenciaba por la alta inflación, que encarecía el consumo doméstico.
Los años 2013 y 2015 fueron muy buenos para el turismo, mientras que 2014 no lo fue porque se realizó una fuerte devaluación a principio de año que echó por tierra la temporada y todo el primer semestre. Y aún así los números finales fueron positivos, y el emisivo inició una evolución (multiplicada por la proliferación de vuelos al exterior desde distintos puntos del país) que recién se detendría tras la devaluación de mayo de 2018.
En resumen, aquella experiencia de intento de control del dólar para los viajeros internacionales no funcionó y significó, en contraste, la pérdida de numerosos puestos de trabajo en las agencias de viajes. Aunque hoy las condiciones muestran algunas diferencias, en el sector hay quienes consideran que no es tan así.
En primer término, porque consideran que estas medidas restrictivas incentivarán el mercado paralelo de cambio; y, segundo, porque con un posible escenario de dificultades para viajar fuera del país, es probable que los empresarios nacionales incrementen las tarifas que no habían podido aumentar al ritmo de la inflación.
De todos modos, la Cámara Argentina de Turismo (CAT) está siguiendo el tema con preocupación y cautela. En una entrevista televisiva con el canal TN, el presidente de la entidad, Aldo Elías, aseguró que la medida será negativa para el sector. Sin embargo, HOSTELTUR pudo saber que la cámara esperará algunos días más para pronunciarse, o al menos hasta que se conozcan los detalles. ¿Será a través de una ley? ¿En qué consistirá? ¿Cuándo se implementará? ¿Se trata de una maniobra improvisada o forma parte de un plan de acción concreto? Todo esto será develado en los días venideros.
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