Mercado argentino paralizado y en caos por el “dólar turista”

El polémico “dólar turista” entró en vigencia en Argentina el pasado lunes 23 de diciembre, luego de la publicación en el Boletín Oficial de la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, que el Gobierno llama “Ley País” y los mercados nombran irónicamente como “dólar solidario”.

(Ver: Ya rige en Argentina el polémico “dólar turista”)

Sin embargo, ni las compañías aéreas ni el 99,9% de las agencias de viajes del país están cobrando el impuesto del 30% a las compras con tarjetas de crédito en el exterior incluido en el paquete de medidas, porque aún no está escrita la reglamentación y las autoridades competentes no tienen idea de cómo implementar el cobro. Las empresas, mucho menos.

El "dólar turista" está vigente desde el lunes 23, pero casi nadie lo está cobrando

Al momento, el mercado argentino está sumido en un profundo caos en el que ni públicos, ni privados saben cómo y en qué casos se debe cobrar ese impuesto al emisivo, que también alcanza a las compras con tarjetas realizadas desde Argentina y a la adquisición de divisas para ahorro (con un cupo de hasta US$ 200 por persona).

Vale recordar que la norma dispone que las agencias de viajes y las compañías aéreas (es decir, los que facturan al cliente) deben actuar como agentes de percepción y liquidación del impuesto. Es en ese marco que el mismo lunes, incluso antes de la entrada en vigencia, unas pocas OTA comenzaron a cobrar esa tasa sobre los terrestres, lo que generó una andanada de críticas en las redes sociales y desconcierto entre sus pares.

Según le contó María José Taveira, Country Manager de la IATA para Argentina, Paraguay y Uruguay, al diario La Nación, las compañías tampoco lo están cobrando, porque no saben cómo hacerlo. “Falta una resolución general o la reglamentación del organismo competente que aclare en qué casos aplica porque hay una gran variedad de tickets”, le dijo al matutino. Y es que existen innumerables dudas, como qué ocurre en los casos en que un tramo esté prestado por una filial extranjera de un grupo aéreo (es decir, que sea ella la que facture en su casa matriz en el exterior) y otro por una nacional.

Las agencias de viajes deben actuar como agentes de percepción y liquidación, pero nadie sabe cómo

Por otro lado, las agencias que sí lo están cobrando, ¿qué están haciendo con ese dinero, dado que aún no hay sistema para transferir el dinero al Estado? Y en cuanto a las plataformas internacionales de intermediación (Booking y Airbnb, entre otras), ¿se le cobrará el 30% a un pasajero cordobés que compra su alojamiento en Salta, dado que las plataformas facturan en el exterior? ¿Y qué pasará con los pagos en efectivo en destino, que hoy no están alcanzados? ¿Seguirá vigente la tasa del 5% a la compra de pasajes y paquetes al exterior en efectivo, que se aplica desde 2013, en tiempos de la percepción del 35% al emisivo y que no fue eliminada por el Gobierno de Macri? ¿Las agencias de viajes tendrán que pagar el 1,2% de Impouesto a los Débitos y Créditos Bancarios (“impuesto al cheque”) incluyendo el 30%, es decir, un impuesto sobre otro impuesto?

Este nivel de desconcierto está generando una fuerte caída de las ventas. En diálogo con HOSTELTUR, un operador argentino top 20 del BSP contó que durante la mañana del jueves 26 de diciembre esperaba una mínima de 400 reservas y solo registraron 10. “Está todo parado. Muchas empresas, especialmente las más chicas, no lo van a poder resistir y van a terminar yendo a la informalidad para sobrevivir”, aseveró.

¿A qué se refiere? Ya ocurrió en 2013, año en que se implementó aquella famosa percepción del 35% al emisivo, que muchas empresas pequeñas decidieron correr el riesgo y no facturar un porcentaje importante de las ventas minoristas. ¿Cómo funcionaba? La agencia le ofrecía a su pasajero no cobrarle ese adicional a cambio de venderle el viaje sin factura en los terrestres (los aéreos son imposibles de no facturar y, además, lo hace la compañía). Otros ofrecían retenerles el 15% o 20% en vez del 35%, y se quedaban con la diferencia. “Esto va a volver a pasar, no tengas dudas”, anticipó el mayorista.

Pero para las OTA, dado que tiene sus procesos digitalizados, resultará imposible encontrar esta vía de escape por la informalidad. En cambio, muchas de ellas ya han empezado a emitir pasajes desde sus filiales en el exterior o a través de algún proveedor fuera del territorio, como Expedia. Esto, sostienen, es perfectamente legal y no parece haber manera de que pueda ser controlado.

El sector teme que estas medidas fuercen a las agencias más pequeñas a volcarse a la informalidad, tal como ya ocurrió en 2013

Como se ve, el temor del sector, además del obvio impacto comercial, es que una vez más se fortalezca el “bucle” de la informalidad y, en una línea de tiempo más extensa, la concentración del mercado. Según sostienen, los grandes ganadores serán los consolidadores y las operadoras top 20, que se quedarán con una parte del mercado que las pequeñas no puedan sostenerse y con otra que puedan perder las OTA por esa imposibilidad de ofrecer ventajas "non sanctas".

Pero todos estos detalles confirman una sola cosa: el sector está convencido de que la medida se tomó de manera inconsulta y con una gran ignorancia acerca de, no sólo las cuestiones técnicas de la actividad, sino también de la historia económica de la Argentina. “Todo esto ya se hizo y fracasó. Nosotros podríamos haberlos ayudado a que se aplicara de manera correcta y, de hecho, de lo ofrecimos al Gobierno, pero no nos escucharon”, se lamentan los directivos sectoriales.

¿Modelo en crisis?

Pero todo el modelo comercial actual está en crisis. ¿Es viable sostener planes de financiación en 12, 18 o hasta 24 cuotas si el primer pago incluye ese 30% de impuesto de una sola vez? Se está hablando nada menos que de un tercio del costo del viaje en la primera cuota.

¿Es viable la financiación si el pasajero debe abonar el 30% de impuesto en la primera cuota?

Quienes sostienen que no, afirman que ya no será conveniente ni para el cliente, ni para las intermediarias, justamente por esa razón: es oneroso sostener un sistema de pago en cuotas que no sea percibido como ventajoso. Quienes creen que sí, confían en el poder de creatividad del mercado y, por ejemplo, se animan a imaginar programas de marketing con una especie de cuota extra (por ejemplo, en vez de 12 pagos, que sean 13, y que el primero sea para el impuesto, y recién el segundo para el viaje en sí); o que la agencia pague el 30% y se lo financie al pasajero con algún interés extra (se está evaluando la legalidad de esta herramienta).

El mercado argentino acaba de sufrir un fuerte sacudón y sus estructuras están crujiendo. Habrá que esperar a después del Año Nuevo para ver qué de todo queda en pie, una vez que está escrita la letra chica. Lo cierto es que al momento, la medida parece tener un efecto contrario al deseado y que habrá una fuerte baja en la recaudación fiscal por parte del sector turístico, tanto por la caída del consumo como por el vuelco a los canales informales.