Un hotelero argentino venció al coronavirus y sigue luchando por el sector

Apenas la OMS declaró la pandemia y el Gobierno argentino decretó el aislamiento obligatorio, las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires acudieron a la Asociación de Hoteres, Restaurantes, Cafés y Confiterías (Ahrcc) de la capital federal para solicitar a los empresarios algunas de sus propiedades para ser utilizadas para alojar a trabajadores esenciales, a pasajeros repatriados desde el exterior para hacer cuarentenas obligatorias y también para recibir a pacientes leves de COVID-19, hasta que estuvieran completamente recuperados. Ricardo Boente, expresidente de esa institución, fue uno de los primeros en decir que sí. Y allí, en la llamada “línea de combate”, se contagió.

El titular de la cadena 525 Hoteles y de la operadora receptiva uruguaya DCOM Travel, quien también fuera candidato a presidente de la Cámara Argentina de Turismo (CAT) en las últimas elecciones, debió ser internado con un cuadro grave de neumonía y accedió a someterse a un tratamiento experimental con un retroviral que, afortunadamente, resultó efectivo. Pero aún así, Boente fue dado de alta con 15 kilogramos de peso menos y sus defensas todavía están en recuperación.

Así lo contó el propio empresario y directivo argentino en esta videoentrevista con HOSTELTUR, en la que contó cómo vivió toda esta experiencia y enfatizó el rol clave que cumple la hotelería en un destino, con o sin pandemia, pero que se exalta todavía más en un contexto como el actual.

Luego de más de 120 días sin facturación, explicó que los hoteles han resguardado las fuentes de trabajo y mantienen en pie sus estructuras, con una gran cantidad de costos fijos que no se han modificado. Y aunque reconoció que existen algunas ayudas por parte del Gobierno, sostuvo que estas son extremadamente escasas para un sector como la hotelería y que, inclusive, algunas ni siquiera alcanzan a los empresarios de la actividad.

Mientras el Poder Ejecutivo nacional y el Congreso siguen discutiendo proyectos para brindar algún tipo de asistencia a la industria y se debaten entre una “declaración de emergencia” o un plan de incentivo de la demanda para el “día después”, Boente afirmó que la historia del sector ha sido la de un “esfuerzo desigual” entre el empresariado y la política, y que lo que está ocurriendo en realidad es que los Gobiernos (incluyendo el actual) “no reconocen el aporte de la hotelería a la economía y a la sociedad”.

Finalmente, enfatizó que el sector hotelero “no está pidiendo una ayuda”, sino que está ofreciendo una solución a una gestión que no tiene muy en claro qué cosas necesita la actividad para sobrevivir en este contexto. En ese aspecto, recordó que tanto la CAT como las entidades hoteleras tienen en sus filas hombres y mujeres de amplia trayectoria y conocimiento específico para brindar asesoramiento y, en definitiva, generar medidas que sean eficaces en tiempos en los que los recursos no abundan.