Restricciones en Argentina: hoteleros y gastronómicos “no resisten más”
El país ya está nuevamente en confinamiento hasta el 31 de mayo y el sector vive un momento “dramático”
Publicada 22/05/21 00:57hPor la aceleración de la segunda ola de COVID-19, Argentina estará nueve días en confinamiento estricto. Aunque no se paralizarán los vuelos, sólo podrán ser abordados por personas registradas como esenciales, lo que asesta un nuevo golpe al turismo, una de las actividades más afectadas por la pandemia. Las cámaras hotelero gastronómicas aseguran que “ya no resisten” y reclaman asistencia “urgente”.
Tal como lo contó HOSTELTUR este viernes 21 de mayo, Argentina atraviesa el peor momento en términos sanitarios desde el inicio de la pandemia. Cada día de la semana que pasó registró más de 35.000 nuevos casos positivos y los fallecimientos se incrementaron aceleradamente. Como consecuencia, el presidente Alberto Fernández decretó nueve días de confinamiento, que concluirán el lunes 31 de mayo.
(Ver: Argentina vuelve al confinamiento hasta el 31 de mayo)
Por primera vez desde septiembre/octubre de 2020 el turismo interno fue paralizado completamente. No expresamente, pero sí se prohibió la circulación de personas consideradas “no esenciales” por fuera de las zonas de sus domicilios (a menos que sea para abastecimiento o por cuestiones de salud), al tiempo que se cerraron todos los comercios “no esenciales”, lo cual incluye a hoteles que no estén cumpliendo un rol en el sistema de salud y a todo el espectro gastronómico, que sólo podrá operar bajo la modalidad de delivery.
Como se puede comprender, luego de más de un año de paralización y operaciones sumamente limitadas por los protocolos y la propia demanda, la situación es crítica. De acuerdo a la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (Fehgra), ya desaparecieron más de 8.000 establecimientos en todo el país y más de 170.000 puestos de trabajo, es decir, aproximadamente el 25% del empleo de la industria.
(Ver: Argentina perdió 8.000 empresas hotelero gastronómicas y habrá más ayudas)
“Nuestra actividad es la más afectada por la pandemia. Ya no resistimos más, sin trabajar no podemos seguir pagando salarios ni impuestos y servicios. Estamos absolutamente endeudados. Trabajar es un derecho y, si debemos cumplir nuevas restricciones, necesitamos apoyo concreto del Estado”, aseguró al respecto la presidenta de la entidad, Graciela Fresno.
A través de un comunicado, la Fehgra afirma que ante el regreso al confinamiento se vuelve imprescindible que el Gobierno nacional “implemente medidas urgentes para sostener a un sector estratégico para la matriz productiva del país y que está atravesando 14 meses de profunda crisis”.
Y es que el sector emplea a más de 650.000 personas de manera directa e indirecta, pero el programa Repro II, a través del cual el Ejecutivo ha intentado asistir a empresas y trabajadores desde enero, apenas alcanza a 45.000 empleados. El ATP abarcaba a 180.000.
(Ver: El Gobierno argentino refuerza las ayudas para el sector turístico)
Hasta hace poco, esta situación para el Gobierno tenía su lógica. Según lo afirmaba a finales de marzo el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, el sector había sido ayudado por el Estado en los momentos de mayor aislamiento con el programa ATP, de carácter universal, que cubría hasta el 50% del salario de los trabajadores y reducía en un 95% las cargas patronales. Pero una vez reabierta la actividad y con la alta de verano en marzo, se decidió implementar una ayuda más selectiva.
Pasado el verano, con la curva de contagios en alza y todavía sin vacunación masiva, las reservas se desplomaron y el sector quedó en condiciones de funcionar, pero con los establecimientos vacíos. La gastronomía era la única que lograba sostener un mínimo movimiento, pero no en las zonas céntricas de las grandes ciudades, donde las oficinas seguían cerradas y el corporativo era prácticamente inexistente. Llegó abril, explotó la segunda ola en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), y las restricciones nocturnas desplomaron las pocas perspectivas de recuperación.
Pero aún así el turismo interno seguía habilitado, incluso en la Semana Santa, cuando las cifras de contagios ya eran altas y se cerraban las clases presenciales en la Provincia de Buenos Aires. Con muchas limitaciones, cualquier residente podía circular por el territorio.
(Ver: Argentina sostiene y amplía restricciones, pero no toca el doméstico)
Hasta ahora. Las nuevas restricciones ponen otra vez al turismo argentino en una situación “dramática”, según las entidades del sector. Para Fehgra, el turismo receptivo cayó un 98% en los dos primeros meses de 2021 respecto de igual período del año anterior (los previos a la pandemia), mientras que los viajeros nacionales hospedados en enero de 2021 fueron un 44,7% menos que los de enero del año pasado. En consecuencia, la participación del turismo en el PIB cayó del 6,5% en 2019 al 3,1% en 2020.
Porteños sin ayuda
El AMBA es, en términos sanitarios, el epicentro de la segunda ola en Argentina. Pero en las últimas semanas la crisis se fue extendiendo al resto del país, y hoy casi todo el territorio se encuentra el estado de “Alarma epidemiológica” o de “Alto riesgo epidemiológico”, un gran manchón rojo y naranja sobre todo el mapa nacional.
Pero aún así, la decisión de volver al confinamiento causó una “gran sorpresa” entre hoteleros y gastronómicos de la Ciudad de Buenos Aires. En diálogo con HOSTELTUR, el presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (Ahrcc), Daniel Prieto, aseguró que no lo esperaban porque llevaban “un mes trabajando codo a codo con las autoridades”, a quienes les demostraron que los establecimientos funcionan como un “espacio de contención social”, que permite que la gente se reúna cumpliendo protocolos.
El empresario y directivo coincidió con el análisis de Fehgra y ofreció un ejemplo para entender la dimensión del impacto de las restricciones: “Cuando el 31 de mayo culmine el confinamiento, un 40% de los bares porteños van a permanecer cerrados; y es muy probable que muchos de ellos no vuelvan a abrir nunca”.
(Ver: Hotelería y gastronomía de Buenos Aires, más cerca de nuevas ayudas)
Claro está, a menos que consigan algo de oxígeno. Aunque admitió que el Gobierno nacional hizo un esfuerzo para ayudar a la actividad, señaló que es apenas un paliativo que no alcanza para sostener las empresas en pie. Por eso, afirmó que la gran expectativa está puesta en la asistencia que pueda anunciar próximamente el Gobierno de la Ciudad, que hasta la fecha no ha dado ningún tipo de aporte, y recién el mes pasado brindó el primer beneficio fiscal. “Necesitamos una ayuda financiera y también créditos blandos”, enfatizó.
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