Destinos de naturaleza también deben ser bioseguros y multisegmento
Argentina, referente en turismo de naturaleza, busca mejorar la calidad y la diversidad de su oferta
Publicada 15/06/21 11:02hQue un destino se encuentre en un entorno natural y tenga la preferencia de la demanda de la “nueva normalidad”, aunque disminuye el riesgo de contagio, no lo hace de por sí seguro en términos sanitarios. Ni tampoco garantiza el disfrute de todos los visitantes. Por eso, los destinos deben trabajar en la implementación de protocolos validados y en la diversificación de las propuestas. Y eso es lo que hizo Argentina, importante referente mundial en este segmento.
La “nueva normalidad” puso al turismo de naturaleza en el centro de la escena global. La demanda “pospandémica” busca espacios abiertos que garanticen el distanciamiento, y hacia allí se enfocan las reservas. Desde luego, muchos de estos destinos vienen trabajando en estas propuestas desde hace años, pero otros comienzan a hacerlo por necesidad ante la caída del corporativo y las limitaciones del turismo urbano. Esto da como resultado realidades muy dispares, incluso dentro de un mismo país.
En este trabajo de preparar la oferta para esta exigente y nueva demanda, en un contexto complejo en términos sanitarios, el sector ha aprendido dos importantes lecciones: que el entorno natural no garantiza de por sí no contagiarse de COVID-19 y también es preciso trabajar en protocolos certificados; y que a mayor cantidad de visitantes, más se necesita diversificar las propuestas.
Este es el proceso de upgrade en términos de calidad y desarrollo que está llevando a cabo la Argentina, referente en la región y el mundo en materia de naturaleza, y que en estos últimos días marcó dos importantes hitos.
El primero de ellos, en términos de bioseguridad, es que todos sus parques nacionales se adhirieron al sello Safe Travel, que otorga el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), que se complementará con los protocolos específicos implementados por el Ministerio de Turismo y Deportes.
En efecto, el secretario ejecutivo del Instituto Nacional de Promoción Turística (Inprotur), Ricardo Sosa, suscribió el acuerdo de adhesión con el presidente de la Administración de Parques Nacionales (APN), Lautaro Erratchú, quienes explicaron que para esto se debieron revisar los protocolos formulados por cada parque nacional, para adaptarlos a las exigencias nacionales e internacionales.
Pero, además, aseveraron que esto tendrá un impacto positivo en la promoción internacional, ya que, como se señalaba, los parques nacionales serán una pieza importante para la formulación de la Estrategia Internacional de Promoción en Áreas Protegidas de la República Argentina. Y, en ese trabajo, también desarrollarán informes de inteligencia turística en conjunto.
Renovando los clásicos
El segundo aspecto que se señalaba es la diversificación de la oferta para dar respuesta a un mayor volumen de visitantes, como se verifica en la Región de los Lagos, en la Patagonia cordillerana. Vale recordar que Bariloche y las localidades vecinas se encuentran a la cabeza de todos los informes de las OTA y los metabuscadores: fueron protagonistas durante el pasado verano y ya se muestran como destinos de referencia para el inminente invierno.
Pero, ¿cómo renovar un clásico? En este caso, el camino elegido fue la ampliación de la oferta de servicios en este ámbito natural protegido, algo que sólo se puede hacer luego de estrictas mediciones de impacto ambiental, comunitario y también sectorial, porque una apertura excesiva puede golpear mortalmente a la sustentabilidad de los prestadores locales, a manos de los oportunistas.
En ese marco, Argentina habilitó nuevos servicios en la famosa Isla Victoria, en el corazón del lago Nahuel Huapí, dentro del parque nacional homónimo. Se hizo a través de una concesión por un plazo de 20 años, que prevé una inversión en infraestructura por más de US$ 1,4 millones.
En detalle, informaron que se adjudicó la concesión para la explotación de servicios de excursiones de ecoturismo y turismo activo en la sección norte de la isla, con alojamiento en 10 estructuras desmontables y servicio gastronómico, en la zona de Puerto Radal, con una capacidad de entre 4 y 8 plazas para cada uno. Además allí se habilitó la práctica de senderismo y cicloturismo; la operación de embarcaciones sin motor; el avistaje de aves; la instalación de salón de usos múltiples; y la oferta de servicios gastronómicos y sanitarios.
En la Bahía de Piedras Blancas, se sumará un área de acampe con alojamiento y uso diurno; otros 6 módulos de alojamiento desmontables; y una proveeduría y servicio gastronómico.
Vale recordar que ambos polos de la isla son visitados cada año por miles de turistas y navegantes, los cuales podrían incrementarse en este nuevo contexto.
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